19 años después…la Marcha de las Cacerolas y la toma del Canal 9

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  • Mujeres rememoran aquel 1 de agosto, un parteaguas en la lucha contra URO
  • Su historia, su vida, sus transformaciones, hoy las oaxaqueñas son otras

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, Oaxaca, 1 de agosto, 2025.- El 22 de mayo de 2006 el magisterio oaxaqueño inició un paro indefinido. 24 días después alrededor de las 4 de la mañana, policías del estado arremetieron en su contra cuando dormían en casas de campaña instaladas en varias cuadras del centro histórico. Fue un despertar agitado, no solo para las y los maestros sindicalizados, también despertó la rabia y la solidaridad de un pueblo que salió a defenderlos.

A las cinco de la mañana de ese 14 de junio desde vehículos con altavoces se anunciaba, a manera de auxilio, en las colonias populares lo que había sucedido. Muchas personas sin pensarlo se fueron de inmediato al centro, ¿quién no tiene un familiar en el magisterio? Aquello era una batalla campal que pasó de los garrotazos, al incendio de las cosas, los empujones, golpes con garrotes, a las piedras que volaban de un lado a otro y el lanzamiento excesivo de gases lacrimógenos.

Ese fue el día uno de la resistencia, el nacimiento de la comuna de Oaxaca, de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, integrada por colectivos de derechos humanos, los grupos de mujeres preocupados por las mujeres, colonos, líderes vecinales, organizaciones políticas y por supuesto por la Sección 22, porque el agravio ya no era solo contra el magisterio sino contra el pueblo y la exigencia era una: la destitución del entonces “autoritario” gobernador Ulises Ruiz Ortiz, el aborto del diablo como se leía en una pared del gimnasio universitario sobre la calle de Morelos. Tres días después se conformó la Asamblea Popular de los Pueblos Indígenas (APPO).

Un mes y medio después, el 1 de agosto, cuando el movimiento social era un pesado mastodonte las mujeres -maestras y una gran diversidad de profesionistas, estudiantes, dirigentes de colonias y vecinas, comerciantes y empleadas, de todas las edades- tomaron su turno y oxigenaron el movimiento con una decisión de dos pasos, la segunda de ellas que tomó un tanto al vuelo.

Una integrante de un convive, una maestra de base pero desdoblada como una ciudadana, una activista y abogada, y una defensora cuentan por separado sobre aquel martes 1 de agosto, el día en que las mujeres tomaron la calle, salieron a la superficie, aumentaron su voz y su dimensión personal: la multitudinaria marcha de Las Cacerolas y el más importante golpe de muerte asestado al régimen que ufano contaba los días para terminar con el levantamiento popular, pero no imaginó la toma del medio público más importante: la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión, desde donde se producían dos estaciones radiofónicas y el canal oficial de televisión.

Los días de lucha se volvieron difíciles, aparecieron las caravanas de la muerte, la persecución, el hostigamiento policial, las amenazas veladas y otras no tanto, el allanamiento de sus viviendas, un auto exilio…por eso 19 años después dicen: la lucha sigue.

El plantón donde todo empezó

Egresada de la Escuela Nacional de Antropología, Itandehui Santiago Galicia, a pesar de ser parte del magisterio entró al movimiento social porque era parte del comité ampliado del convive del barrio de Jalatlaco, que se oponía a la decisión de Ruiz Ortiz de ceder una manzana de ese que a la postre se convertiría en un “barrio mágico” a la empresa ADO que amplió su terminal de autobuses, así que se sumó como colona a la APPO junto con Etelvina, otra maestra que era su vecina.

Una tarea que les fue asignada fue sumarse al plantón de la Secretaría de Finanzas, ubicada muy cerca de su casa. Eran más mujeres que hombres. Pero tampoco eran muchas. No se conocían entre ellas, alguna eran maestras, otras integrantes del Consejo de Defensa de los Derechos del Pueblo y unas más del Frente Popular Revolucionario.

El pesado mastodonte las preocupaba porque todo estaba pasando muy rápido. Discutieron que tenían que hacer algo. La idea surgió de pronto, ¡hagamos una marcha de cacerolas”, sí dijeron todas. Itandehui Santiago recuerda que empezaron a planear y anunciaron la marcha a través de Radio Plantón y con volantes de plantón en plantón, avísenles a sus esposas, a sus madres, a sus hijas… recomendaban.

El martes 1 de agosto, muy desveladas preparando las consignas, los materiales y una canasta de huevos pintados que lanzarían a los integrantes del congreso si los encontraban, llegaron a la fuente de la “siete regiones” sin tener idea de lo que iba a suceder. Crían que llegarían unas tres mil mujeres, todo indica que llegaron cerca de 40 mil.

En menos de una hora había tantas mujeres con cacerolas en mano y haciendo ruido que los dueños de los comercios aledaños empezaron a discutir y reprocharles su conducta, pero ellas no se dejaban, por lo decidieron empezar caminar sobre la calzada Porfirio Díaz.

Al grito de ¡Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó! La más grande marcha de mujeres que ha registrado la historia local avanzó detrás de una manta que decía: Cuando una mujer avanza no hay hombre que retroceda. Delante un Tsuru que alguien prestó llevaba montado un aparato de sonido.

Ita como conocen a Itandehui Santiago, es una mujer tranquila y conciliadora, su voz apenas se altera, mantiene el tono. Dice que al llegar a hotel Misión de los Ángeles, uno de los cuatro que empleaba Ulises Ruiz para “gobernar”, le entregó a una muchacha su canasta de huevos, porque junto con otras iban a colocar un listón para clausurar simbólicamente el lugar, sin embargo, no hubo tiempo, empezamos a escuchar el traca-traca de los huevos estrellándose en los cristales de la recepción del hotel y uno que otro sombrillazo. Así que desecharon la idea de ir a los otros tres hoteles, para lo cual ya tenían listos 18 camiones que las estudiantes normalistas habían tomado esa misma madrugada.

Como gente del pueblo

Beatriz Picazo Pérez es maestra de preescolar y pertenece a la Sección 22, ella recuerda que el desalojo del plantón, la llevó a remirar su postura y decidió entonces separarse y sumarse a la lucha como gente del pueblo.

Tras enterarse de la marcha llegó solo aquella mañana de martes y se sorprendió de ver a tantas mujeres y encontrarse con algunas otras que ya conocía, eran colonas, amas de casa, maestras, mujeres diversas, que estaban ahí para exigir una sola cosa que Ulises se fuera, había indignación por la política del gobierno y había mujeres exigiendo sus derechos y yo dije: de aquí soy.

Se fue hasta adelante y se empeñó en aprenderse las consignas. También recuerda la parada en el hotel, el coraje de las mujeres lanzando huevos. Yo venía del magisterio, donde la participación es mixta, pero me emocioné mucho al ver puras mujeres y pensé ¡aquí me quedo! Por más que trataba de mirar hasta donde venía la marcha, no podía, no alcanzaba a ver, éramos muchas.

Sacar la casa a la calle

Aline Castellanos Jurado, abogada de profesión y activista y entonces colaboradora de Consorcio Oaxaca, vio lógico que tenían que hacer algo después del desalojo brutal, junto con otras organizaciones formaron el Espacio de Organizaciones Civiles de Oaxaca y después como parte de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, donde se enteró que habría una marcha que convocaban compañeras de base de colonias.

Hombro con hombro, codo con codo, la APPO somos todos, era una de las consignas, pero había un cuestionamiento interno por parte de las mujeres porque las compañeras decían que en realidad a ellas no las dejaban participar en ciertas reuniones y espacios de toma de decisión, nosotras lo documentamos cuando hicimos La Rebelión de las Oaxaqueñas (documental), ellas decían: si hay que estar en la resistencia, es hombro con hombro; si hay que tomar decisiones, las sacaban o les decían que se quedaran a barrer cuando ellos hacían algo en la calle, era como sacar la casa a la calle.

Aline Castellanos, una abogada que también fue periodista, sostiene que salir con las cacerolas y hacer ruido es politizar objetos históricamente feminizados y que históricamente han sido utilizados en otros actos de resistencia como las dictaduras chilena y argentina.

La macha de las cacerolas visibilizó a las mujeres dentro del movimiento a partir de elementos que han sido parte de esos trabajos de destino, tú eres mujer, te toca, y al salir a la calle se convierten en elementos de resistencia, de denuncia y de demanda política.

Fue el momento en que la APO tomó oxigeno

Yesica Sánchez Maya era en 2006 la presidenta de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH), el 14 de junio no estaba en Oaxaca, por lo que volvió pronto y muy indignada, como otras organizaciones se integró al Espacio de Organizaciones Civiles de Oaxaca y más tarde a la APPO, donde se enteró de la marcha del 1 de agosto, acudió y caminó entre ese mar de mujeres diversas, aunque si logró encontrarse con otras feministas, como Guadalupe Carmona y Martha Castañeda.

La marcha de Las Cacerolas y lo que sucedió después sin duda fue el momento en que la APPO se oxigenó, se volvió a recolocar con mucha fuerza política, ya no era la fuerza basada en el magisterio sino de mujeres.

Recuerda que además de las consignas como el ¡ya cayó, ya cayó! Aparecen los usos festivos de Oaxaca, como las marmotas y la caracterización que viste a la marcha de símbolos de Oaxaca.

Del zócalo al Canal 9

La mirada internacional volvió a Oaxaca, no sólo por la multitudinaria marcha de mujeres sino por la toma de las instalaciones de la CORTV, una decisión que de acuerdo con la maestra Itandehui Santiago Galicia se tomó en el zócalo mientras la multitud escuchaba los posicionamientos de cada sector de mujeres. Nosotras le dijimos a quien lo propuso: toma el micrófono y pregunta. La respuesta fue unánime.

Fue todo muy rápido, estábamos en el quiosco quitando y doblando las lonas, cuando alguien había dado la indicación que se subieran a los camiones que estaban en Morelos. Cuando finalmente llegué a la calle de Porfirio Díaz ya no había camiones, algunas pidieron aventón, así que cada quien llegó como pudo, incluso algunas caminando.

En el Canal pidieron un espacio, no íbamos a tomar el canal, pero ante la negativa, se metieron por una puertecita, una por una. Otras se quedaron afuera, cuenta Itandehui Santiago.

Una de las que se quedó afuera fue Beatriz Picazo Pérez que asegura que no se acuerda cómo llegó al Canal, solo que lo hizo sola y que ya habían cerrado las puertas. Alguien gritó, busquen la señal, para escuchar a las compañeras. Al rato aparecieron en la televisión, yo seguía afuera, esperaba que ellas salieran, pero no ya no salieron.

Aline Castellanos que llegó hasta el zócalo con la marcha de Las Cacerolas, pero ni se enteró que habían decidido ir al Canal 9, porque se encontró con Pedro Matías, corresponsal de Proceso, y se sentaron para una entrevista en un conocido lugar del portal de Flores. Cuando terminó la entrevista ya solo había unas cuantas mujeres en el zócalo por lo que se retiró del lugar, sin embargo, poco tiempo después tenía una orden de aprehensión me acusan de la toma del Canal 9 y porque le jalé los cabellos a una trabajadora, lo que enfrenté con mucho coraje por la injusticia, fueron meses de desgaste emocional y psicológico.

A la acusación se sumaron tres allanamientos a tres casas distintas durante el periodo de gobierno de Ulises Ruiz, porque cada vez que ocurría un allanamiento se tenía que cambiar de casa por ya no se sentía segura. Durante esas intromisiones (del Estado) le robaron documentos personales y dinero. Ese primer allanamiento ocurrió antes del 14 de junio cuando volvía de México a donde junto con otras organizaciones había acudido a denunciar ante el gobierno federal las arbitrariedades del gobierno de Ulises y sus colaboradores. Aline Castellanos había sufrido un primer allanamiento en tiempos del exgobernador José Murat Casab, cuando ella estaba al frente de la LIMEDDH.

Yésica Sánchez Maya llegó como todas al zócalo, minutos más tarde se retira para atender otros asuntos, de pronto la llaman para decirle que la marcha se había traslado al Canal 9 y que requerían de su presencia. Llegó, pero no podía pasar, alguien grito ¡es de la LIMEDDH, dejen que pase! Tras uno y otro filtro logró entrar hasta el estudio justo en el momento en que colonas, académicas y maestras estaban ya frente a las cámaras fijando su postura. Esa tarde noche, Sánchez Maya actuó como mediadora entre las activistas de la marcha, las trabajadoras del canal y la Cruz Roja.

Beatriz Picazo regresó al día siguiente al Canal. Fidela, una de las mujeres que estaba en la puerta, le preguntó ¿tú quién eres? Ella le dio su nombre y le dijo que era maestra y que quería colaborar. Me pasó y me dijo que me pusiera a barrer. Uno filtro tras otro, seguí subiendo escaleras y terminé en medio de un debate político sobre la funcionalidad de los espacios, los programas, la seguridad, pero sobre todo lo político: había muchos problemas porque había muchas líderesas.

Fueron mediadoras, locutoras, otras tomaron las cámaras, las consolas…aprendieron sobre la marcha, superaron el desorden del inicio, pero aquel primer día todas querían hablar, cuando vi, había una fila de mujeres esperando su turno.

Itandehui dice que lo principal era meter orden y paz, porque era un caos allá adentro, pero al paso de los días se fueron ordenando las cosas, hubo una programación y hasta música pudieron poder, aunque siempre estuvo el miedo de que llegaran a desalojarlas, por las noches era difícil dormir.

Incluso Beatriz Picazo señala que las mujeres enfrentaron otra lucha, en lo personal, pero que se vivía colectivamente. Había muchas presiones para ellas no sólo por el clima de inseguridad sino porque sus parejas les decían que dejaran todo, piensa en tus hijos, que haces ahí en funciones que no te corresponden, además de los calificativos, expresados y demostrados, como desobligada, irresponsable…

Yo aquí me quedo

La maestra Ita sostiene que la marcha como la toma del canal de televisión fueron fundamentales para el movimiento, pero especialmente para las mujeres que tomaron conciencia de ellas mismas.Cuando anduve volanteando para convocar a la marcha, les decía a los compañeros maestros inviten a sus esposas, sus hijas, sus madres. La primera noche en el Canal muchas se quedaron ahí, entonces sus maridos les hablaban y les decían ¿oye, te estoy esperando, por qué no vienes? Y ellas respondían:

–  Ah, no sé, tú me mandaste ahora te aguantas, yo aquí me quedo.

Beatriz Picazo ve a la distancia el cambio para las mujeres. El resultado de esta toma de conciencia fue la creación de organizaciones como la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas, pero yo decidí no formar parte, pensé que era mejor esperarme, algunas compañeras se salieron unas semanas después y con el tiempo formamos Mujer Nueva donde construimos lazos muy fuertes de amistad, una amistad que perdura, hace dos años, en 2023 presentamos un libro que habla de lo que hemos construido: Aquí seguimos juntas. Porque aprendimos, reivindicamos nuestra convicción política, en la calle, en el mitin, pero también aprendimos la construcción de un proceso en comunidad.

El 20 de agosto, por la madrugada un comando armado dispara contra las antenas del Canal ubicadas en el Cerro del Fortín, lo que hizo imposible seguir transmitiendo la señal, muchas se fueron, otras se quedaron hasta el final de octubre cuando entró la PFP. En 20 días se había revertido la campaña mediática local, nacional e internacional emprendida por Ulises Ruiz en contra del movimiento, explica Yésica Sánchez Maya, hoy integrante de la directiva colectiva de Consorcio Oaxaca.

Al salir de Canal 9, las mujeres se organizaron y fueron fundamentales en la toma de otras estaciones concesionadas, una de ella la Ley 710, que se convirtió en La Ley del Pueblo, así como Radio Oro, denominada Radio APPO. Y ellas, que habían adquirido conocimiento estuvieron ahí.

Tras el tercer allanamiento con Ulises Ruiz, Aline Castellanos es aconsejada de dejar Oaxaca, como lo habían hecho otras personas, y con el apoyo de las organizaciones viaja a Venezuela y más tarde a Argentina donde realiza una maestría en Estudios de Género, volvió tres años después. Para ello, Aline recuerda a Ana María Hernández y otras que hicieron tangible la solidaridad entre mujeres. En Venezuela vio las pintas callejeras ¡Viva la comuna de Oaxaca! en apoyo a la comuna oaxaqueña.

Un parteaguas para Oaxaca

Aline Castellanos, hoy integrante de Mujeres Oaxaqueñas Tejiendo Comunidad, un entramado de organizaciones y mujeres, sostiene que el 2006 fue un parteaguas para la historia política de Oaxaca con alcance hasta nuestros días. Como ejemplo recuerda cuando se formó la organización 1 de agosto, estábamos organizando un encuentro de mujeres en la escuela de Derecho, una tomó el micrófono y les dijo las compañeras que quieran decir lo que están viviendo pueden pasar…y una de ellas se apresuró a decir: compañeras, pero no hay que hacer el foro muy feminista. Tuvimos que explicar que no era lo mismo militar como mujeres que como hombres, después ya se asumían y decían como feministas tenemos que hacer esto…hay sin duda una construcción feminista y al mismo tiempo una construcción colectiva.

Hoy, revela la condición ha cambiado. Tenemos una presidenta de la República, significa que hay avances, es una enseñanza para muchas generaciones y al mismo tiempo a nivel local estamos viviendo algo a lo que no aspirábamos ni las mujeres ni los pueblos en términos de la consolidación de los derechos humanos, derechos de las mujeres, por eso denunciamos con más claridad y firmeza la violencia, pero también la reacción machista-patriarcal que se da desde nuestros pares de a pie y desde el poder político.

Curioso, tanto Itandehui Santiago como Aline Castellanos citan, por separado a Rita Segato, cuando cita que hay una guerra contra los cuerpos de las mujeres como nunca se había visto en la humanidad, de una manera tan brutal que se materializa en las desapariciones y en los asesinatos. Si no se nos garantiza a las mujeres eso tan básico que es la vida, cómo avanzamos hacia un buen vivir, hacia un ejercicio de más derechos si tenemos que cuidándonos de no ser desaparecidas o de seguir vivas.

2006, concluye, fue un faro para las mujeres en Oaxaca.

Un contrapeso a todo el dinero que URO

Tras el fallido desalojo del zócalo capitalino, Ulises Ruiz emprendió una campaña mediática para desprestigiar al movimiento, había mucha tensión en el ambiente, aparecieron las caravanas de la muerte, la gente se atrincheraba en las barricadas en colonias, en el centro, en las agencias municipales, había un ambiente polarizado, señala Sánchez Maya.

Las mujeres sobre la marcha pensaron en una acción novedosa, estamos hablando de mujeres que habían leído a las izquierdas históricas, tenían referencias de las luchas en Cuba, Nicaragua o Guatemala, mujeres que fueron formadas a la luz de la izquierda, marcharon y pensó sobre la marcha ir al canal, porque se necesitaba hacer una corriente de opinión favorable al movimiento.

Al tomar el canal 9, las mujeres nos convertimos en un contrapeso al dinero de Ulises Ruiz Ortiz estaba invirtiendo a nivel local, nacional e internacional, lo único que teníamos era el micrófono de la marcha, algunas notas que la prensa que sacaba. La toma de los medios públicos que favorecían al Estado también abren una etapa de visibilizarían internacional.

19 años después…

Yesica Sánchez Maya era de esas 28 personas de la sección 22 y de la sociedad civil que entablaron un diálogo con el entonces secretario de gobernación Carlos Abascal, incluso era una de esas 14 personas con voz y voto. Abascal proponía otra solución, pídanme lo que quieran –decía-, pero decíamos es imposible, el pueblo de Oaxaca está en las calles esperando la salida de Ulises. El funcionario que murió años después reconocía que el gobernador era un nefasto, no supo gobernar, es un autoritario, pero no podemos mover.

La defensora refiere que el gobierno federal hizo su valoración, si URO caía, también caerían otros y no podían permitirse eso, no permitirían que el pueblo los interpelara, a la clase política le temblaron las patas.

Mientras tanto Ulises seguía aparentando gobernar, desde casas particulares, jardines de amistades o desde hoteles. El movimiento hizo todo, incluso a nivel organismos internacionales, no fue falta de fuerza que finalmente Ulises Ruiz no cayera, sino que el monstruo, el sistema político, corrupto permitió solapar la impunidad.

Sin embargo, 19 años después sentada en una sala de Consorcio Oaxaca, lejos de los días difíciles del 2006, Yésica Sánchez Maya sostiene aquellas batallas urbanas dejaron sembradas muchas semillas de rebeldía, ese es el tipo de batallas que el pueblo de Oaxaca puede dar, un hito para la historia y tener historia es importante, porque el pueblo aguanta, pero cuando se encabrona es capaz de voltear al país.

SEM/sj

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A partir de este domingo 2 de marzo ofrecemos: una retrospectiva, a 50 años de la primera conferencia mundial de la mujer que se celebró en México, de los 30 años de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, Beijing 1995 y todo lo que sucede y está sucediendo alrededor del 8M.


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