- Más de 200 años de lucha diaria de las mujeres del mundo
- Un poco de historia de la ciudadanía y los déficits pendientes
Redacción
SemMéxico, Ciudad de México, 8 de septiembre, 2023.- En 1789 durante la Revolución Francesa, cuando se declaran los derechos del hombre y del ciudadano, proclamando por la libertad, igualdad y fraternidad, lo cual significo un cambio político, económico y social en la vida de los hombres, pero no así para las mujeres.
Al no estar incluidos los derechos de las Mujeres en esa declaración, Olympe de Gouges, elaboró un Manifiesto que reivindica los mismos derechos para las mujeres, que se conoce como «La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, este manifiesto significo la muerte para esta heroína de los derechos.
Olympe de Gouges, declaró “Los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, adaptada por el principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la Mujer y el Hombre” ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.
“Todas las Ciudadanas y Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes, debe ser la misma para todas las ciudadanas y ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos”
A partir de ese momento, inició una lucha incansable de las mujeres durante mucho tiempo, para que sean reconocidas como ciudadanas y sujetas de derecho. Su principal pronunciamiento era el derecho al voto, por eso, a ese movimiento se le conoce como “Sufragismo” o “Las Sufragistas. Gracias a ese movimiento, el derecho al voto fue ganando espacio paulatinamente en el mundo.
En ese contexto, se designa el 8 de septiembre como el Dia Internacional de la Ciudadanía de las Mujeres, en el año 1996 en la ciudad de México en seguimiento a la IV Conferencia Mundial de la Mujer Beijing.
Los Acuerdos de Paz en 1996, que marca un momento histórico importante en la vida de las mujeres, principalmente las mujeres indígenas que mantienen recrean los elementos identitarios desde la ancestralidad, y fortalecen la relación intrínseca con los bienes de la diversidad biológica.
El Balance
El estado del ejercicio de la ciudadanía de las mujeres de las Américas es un termómetro de la calidad y efectividad de la democracia y la gobernabilidad en el hemisferio.
De acuerdo a la OECD, en el mundo en vías de desarrollo, América Latina y el Caribe es la región que ha alcanzado más progreso en términos del reconocimiento formal de los derechos de las mujeres – desde la adaptación de su legislación nacional al marco jurídico internacional e interamericano, dentro del cual se hace particular referencia a la Convención para la Eliminación de todas Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará), hasta la implementación de políticas y programas orientadas a cerrar las brechas de género y ampliar el acceso de las mujeres a la justicia, la toma de decisiones y los recursos.
En términos de la ciudadanía política, se han producido los siguientes avances:
− Tal como lo señala la Unión Interparlamentaria (UIP), al concluir el año 2022, las mujeres representaban el 23.8% en los congresos de las Américas, siendo la región con mayor porcentaje de mujeres en este ámbito, después de los países nórdicos;
− Los países con mayor representación de mujeres en los Congresos eran México (50%) Cuba (45.2%), Costa Rica (38.6%), Argentina (37.4% en la Cámara Baja y 38.9% en el Senado), y Ecuador (32.3%) – los que a la vez se encuentran entre las tasas más altas del mundo;
− Los países de las Américas con menor representación de mujeres en los Congresos eran Brasil (8.6%), Panamá (8.5%), San Kits y Nevis (6.7%), Haití (4.2%) y Belice (3.1%) 4
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− En las Américas, 14 países cuentan con leyes de cuota que exigen que un cierto porcentaje de candidatos/as electorales sean mujeres (generalmente entre 30% y 40%); 5 países han decretado la paridad.
− La variación significativa en la rigurosidad de su aplicación significa que estas cuotas han tenido un impacto bastante desequilibrado en la región. Por ejemplo, Brasil ha contado con una ley de cuota desde 1997, pero las mujeres conforman solamente un 8.6% de su parlamento (20 21), mientras en Costa Rica, que adoptó su ley de cuota en 1999, las mujeres han alcanzado un 38.6% de representación en el parlamento (2021)
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− Canadá, Chile, El Salvador y Nicaragua cuentan también con medidas de cuota en sus partidos políticos, pero estas son voluntarias y de nuevo han tenido un impacto bastante desequilibrado en función de su aplicación.
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No obstante, estos avances, es necesario reconocer que la democracia en este hemisferio no tiene en la práctica el mismo significado para los hombres que para las mujeres. Basta con mirar dónde están las mujeres y quienes toman las decisiones en las instituciones políticas y del Estado hoy día en la región.
La ausencia de las mujeres de las instancias con poder de decisión significa una falta de atención a sus intereses específicos, que devienen en parte de las desigualdades de género.
Para la OEA este ha sido, y continúa siendo, un gran desafío como factor de consolidación de la democracia. Un desafío que atañe a la vida y las aspiraciones de más de la mitad de la población de la región, lo que lo convierte en un elemento crítico para asegurar la representatividad y la legitimidad del sistema democrático y de sus instituciones.
