La oposición no mordíó el anzuelo
*Natalia Vidales Rodríguez
SemMéxico. Sonora. 15 de abril de 2020.- Fiel a su estilo, el mandatario López Obrador se “levanta al castigo” de la baja de su popularidad –millones que votaron por él el 2018 están arrepentidos; y quienes no, están aterrados al ver cómo conduce al país por el borde del precipicio–, y dobla la apuesta retando a los “conservadores” para que se adelante el referéndum sobre la Revocación de su mandato presidencial.
La reforma constitucional del año pasado, modificó más de una decena de sus artículos para, por primera vez en la historia, someter a una consulta ciudadana la permanencia o no del Presidente en su cargo, acordada para Marzo del 2022. Pero ahora AMLO quiere adelantar la fecha (modificando la Carta Magna de nuevo, aun sin haberse realizado siquiera una vez el experimento y como si fuese un juego) para Junio del 2021, al unísono con las elecciones de mitad del sexenio.
En esas elecciones intermedias, en que se renueva la Cámara de Diputados, a todos los Presidentes del México moderno les ha ido “mal”, bastándonos como muestra el caso de Fox, quien llegó al poder el año 2000, con una legitimidad nunca vista desde el triunfo de Madero a principios del siglo pasado, acompañado por 207 diputados del PAN, solo para bajar a 151 curules el 2003 sin lograr “quitarle el freno al cambio”. Y a Calderón le fue peor por la crisis económica del 2009 y la pandemia del AH1N1 ( los Presidentes cargan con los males… los hayan provocado o no): llegó con 206 legisladores de su partido el 2006, y tres años después bajó a 143. Y algo similar sucedió con Peña Nieto, y decenios antes con De la Madrid, con Salinas y con Zedillo.
AMLO espera romper con ese determinismo histórico manteniendo la mayoría absoluta en el Congreso, que obtuvo al llegar al poder el 2018, y para lograrlo, por lo visto, requiere estar él mismo otra vez en la boletas –esta vez con motivo del Referéndum de si se queda o se va– y remolcar a los candidatos de MORENA otra vez a un gran triunfo (aunque a estas alturas quien sabe si aun así lo lograría).
Sin embargo, para adelantar la fecha se requiere del apoyo de los partidos de oposición, quienes se negaron de inmediato –en una aparente paradoja– porque, como lo manifestaron desde el año pasado, si en el nombre del pueblo se pone y se quita anticipadamente al Presidente, también se alegará después que pueda continuar en el cargo “si el pueblo lo pide” ( como ocurrió en tres reelecciones de Evo Morales en Bolivia).
En realidad, el “juicio” de los mexicanos al Presidente López Obrador será en las elecciones intermedias del año próximo, como ha sucedido en el país a partir de que el PRI perdiera la mayoría absoluta en el Congreso en 1997. Pero, de conservar AMLO la mayoría en el Congreso no tendría caso someterlo, apenas unos meses después, a la Revocación el 2022 porque obviamente y como consecuencia, sería ratificado.
Empero, si la historia se repite y ahora MORENA pierde la mayoría en el Congreso –sobre todo si pierde a lo grande– las condiciones para la Revocación del Mandato de AMLO el 2022 estarían dadas, siendo posible trasmontar los requisitos para lograrlo, entre otros que lo pida al menos el 3% de los empadronados en el INE (casi 3 millones de mexicanos), y que participen en el Referéndum al menos el 40% de la lista nominal (36 millones de ciudadanos), de los cuales tendrían que votar al menos la mitad más uno, o sea 18.000 millones más uno, en contra de AMLO para retirarlo constitucionalmente del Palacio Nacional.
Esas son, hasta hoy, las jugadas de ambas partes.