Psicoanálisis por la pantalla
* Contrapunto con Carmen
Olimpia Flores
SemMéxico, 15 de junio, 2020.- Creo que el psicoanálisis es político y actúa sobre la esfera de la subjetividad, que también es política. Lo es porque subyace operando activamente en la subjetividad del sujeto, que a su vez alimentada por el devenir de la experiencia se sintetiza en cada conjetura, decisión y acción que emprenda y lo sitúe en el mundo frente a sí frente a otros.
No entiendo al psicoanálisis como una terapia, no tiene propósito sanador, porque no gira en torno al discurso de la enfermedad ni respecto de un parámetro de normalidad.
Pensar el Psicoanálisis para este nuevo tiempo es pues un pensar político, toda vez que la experiencia será reconfigurada en todos sus mecanismos de articulación, para quedar atrapada entre las redes virtuales que se resuelven en la pantalla que hoy por hoy es el sucedáneo vinculante en tanto personas relacionales que somos. Todes por la bendita interfaz.
Me va en este pensar una visión del mundo y cierto conocimiento de mí. La perspectiva del psicoanálisis acontece en el imperio de la subjetividad, que hace síntesis entre lo que se desentraña del inconsciente, conocimiento original y sin contradicciones y la experiencia interiorizada. Este rejuego al cabo termina por constituirnos y sobredeterminar nuestros impulsos.
Mi sitial es como analizante por largo tiempo en un proceso, y que inevitablemente lleva consigo el pensamiento psicoanalítico, que se manifiesta en ciertos reflejos ante mis impulsos, o ciertas revelaciones en los bucles de ms pensamientos –me da risa sorprenderme en trampa. También como un plus para comprender los acontecimientos y los contextos en donde concurren las humanidades de la especie humana a la que pertenezco. Pero para perdonarme la vida y perdonársela a los demás.
Escribo este testimonio como deuda y reconocimiento con el psicoanálisis y como un ejercicio de contrapunto en el que mi amiga la doctora Carmen Franco Chávez se pregunta por el devenir del psicoanálisis ante la inminencia tecnológica. Contrapunto digo, porque en este caso ella tiene la posición de analista y yo he practicado la del analizante.
Dice Carmen en su artículo “En la Aletósfera”
https://www.psicoanalisisfranco.com/single-post/2020/06/11/En-la-Alet%C3%B3sfera ,refiriéndose al espacio en donde se suscita la revelación, aleteia en griego y en términos de Lacan.
“Podemos pensar que según lo anterior, el dispositivo analítico se activa en una sesión de análisis, no se trata de convenciones rituales, el dispositivo no es necesariamente el consultorio, sino de un cierto tratamiento del poder que en el caso del psicoanálisis se desestima para producir en todo caso, un nuevo posicionamiento frente a la falta. Es decir si bien todo puede ser un dispositivo que subjetiva y desubjetiva, el dispositivo analítico se pone en marcha en esa complicada red de relaciones que favorecen la producción de un nuevo algo: un nuevo punto de vista, una duda sobre las certezas, otra forma de entender lo que se dice, sorpresas de escucharse decir algo, etcétera. Es decir, cubre la función de dispositivo en tanto confronta al sujeto mismo con los dispositivos que lo conforman y tome una posición. El analista no desconoce que se trata de relaciones de poder y saber sino que al saberlo dimite de ejercer esa posición y está escuchando lo que se teja en esa complicada red citada. Si esto es así, el dispositivo analítico puede darse en esas condiciones cuidadas del consultorio, pero también puede darse en diversas circunstancias.”
Este tiempo de pandemia, ha puesto sobre la mesa la cuestión de “la escucha” en el psicoanálisis y el uso de tecnologías. ¿Es factible esta combinación? ¿Se produce la atmósfera propicia para que el analizante pueda escucharse a sí? ¿La disposición sensorial se produce frente a la pantalla? ¿No obra la falta de la presencia del/la analista? El/la analista que me escucha detrás de la pantalla, puede devolverme a mi propia escucha? ¿Catalizar el desplazamiento que estoy produciendo, traer a la evidencia los quiebres y las aperturas? Porque aunque la/el analista sea la intermediaria en esta escucha, las revelaciones me sorprenden a mí, la analizante, soy yo que estoy a la escucha de mi alteridad. De lo que tengo que decirme traído de allá del inconsciente y que a fuerza de enunciar y enunciar y enunciar, en algún momento sucede que el enunciado ha girado y significa otra cosa. El enunciado que varía implica un movimiento.
“Lacan –cita Jean Luc Nancy en su libro A la Escucha, dice de la voz que se dice”: aquello que, en lo dicho es otra cosa que lo dicho, en algún sentido lo no dicho o el silencio, pero en igual medida el decir mismo y, además, ese silencio dicente como el del espacio en el cual “me escucho a mí mismo” cuando capto significaciones cuando las oigo venir de otro o de mi pensamiento (es lo mismo).Sólo puedo oírlas, efectivamente si las escucho resonar “en mí”.”
Por el psicoanálisis logro reconocer mis esquemas viciados, tras los que me oculto y me justifico, yo negada a cualquier otra posibilidad escondida tras de mis soliloquios. ¿Se producirá el momento mágico en el que un “¿si?” oportunamente inquisitivo de la analista con su indubitable inflexión, me devuelva a la actitud de sospecha y me abra nuevas posibilidades, cada giro como una puerta abierta hacia lo indeterminado? ¿Ese suceso se producirá por la pantalla?
El momento del destello de claridad luminosa. “A la escucha de la luz”, dice Jean Luc Nancy.
¿Cuál escucha? La sesión psicoanalítica en el recinto del analista, obra como el ámbito que produce el eco de los dichos del analizante en su tanto repetirse, hasta que se escucha a si mismo misma enunciando de otro modo, porque por fin se ha escuchado. Reorganiza así el código de sus valoraciones y de su inscribirse y proyectarse.
Si está en cuestión la efectividad de la escucha, como la reverberación en la que me escucho al fin, está en entredicho el proceso mismo. ¿Dónde se realiza? No opera el dispositivo analítico, ¿cómo se manifiesta el aura singularísima del acontecimiento? Me pregunto con W. Benjamin refiriéndose al arte y su reproductibilidad técnica, es decir, que si en modalidad virtual se cumple la promesa infalible del psicoanálisis de hallar respuestas.
Oaxaca en etapa de semáforo multidireccional, a discreción. 15 de junio de 2020.
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