Bellas y Airosas
Por: Elvira Hernández Carballido
SemMéxico. 02 de febrero 2021.- Ese intercambio de miradas justo cuando se coincide en algo, de la complicidad eterna, del corazón que sabe latir a ritmo de la sororidad.
La llamada en el momento preciso, el mensaje cariñoso cuando más lo necesitas, el correo oportuno, un simple “me gusta” en el Facebook.
La confidencia que no necesita advertir ese “no se lo cuentes a nadie”. El silencio oportuno al enfrentar una traición, un desamor, la historia que va y viene de ese amor romántico contra el que luchamos incansablemente.
Canciones para escuchar con un buen tequila, ritmos para bailar toda la noche, libros que nos delatan, poemas que nos definen.
Tiempos buenos para recordar. Tiempos difíciles -como hoy- para el apapacho necesario, las bendiciones pese al ateísmo natural, las maldiciones para no caer en la tentación.
Imaginarnos en mil playas para danzar descalzas en la arena. Regalarnos la luna en esas noches de insomnio. Inundar el mar cuando nuestras lágrimas son necesarias. Que el sol nos ilumine en cualquier escenario y derrita absurdas envidias.
Soportar encierros resignadas, vencer sanas distancias, sonreír pese al cubrebocas, soñar con ese abrazo eterno.
Apretar los puños ante la impotencia cuando alguna se queja con justa razón. Blasfemar muy alto si alguien nos lastima o violenta. Llorar por las muertas que no conocimos, orar porque ninguna se vaya entre silencios ni olvidos.
Comprender el apoyo y la solidaridad, la reciprocidad y la esplendidez. Atreverse a cantar como sirenas pese a ser desafinadas. A montar caballitos de mar cuando nos amenazan profundidades negativas. Curar nuestro talón de Aquiles en femenino. Ensordecer al mundo con nuestras risas de brujas y nuestros coros de nereidas.
Que este escrito, mi amiga, hermana y compañera, hija y novia, amante y colega, ter arrulle en mil certezas de que aquí sigo, te levante si tropezaste, te sane si estás enferma o herida.
Que estas palabras, amigas, nos den fuerza en estos tiempos tan difíciles. Convierten la palabra amiga en nuestra bendición, el buen augurio, el puño en alto, la diamantina violeta, los soplos de nuestra esperanza, el escándalo de nuestros suspiros.
Una pandemia parece habernos paralizado, ganas de no escribir, pereza de sonreír, miedo de volver a querer. Descansemos un rato, espiemos en el espejo por un rato quiénes somos y al descubrir nuestra propia mirada, regresaremos a todos los cielos, a todos los mares, a las manos solidarias, a la inspiración constante, a todas las palabras, a los espacios compartidos y musitaremos esa palabra mágica, ese jeroglífico que solamente nosotras comprendemos, ese hechizo que nos musitamos al oído, esa certeza de que no hay nada imposible, esa palabra que motivó este escrito: AMIGA.