Susana Báez. Voz de sororidad desde la frontera

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Bellas y Airosas

Elvira Hernández Carballido


SemMéxico. Pachuca, Hidalgo. 17 de febrero 2021.- La conocí en 1991, en la Especialidad de Estudios de la Mujer, en El Colegio de México. Por primera vez se abría un espacio para leer y discutir desde una postura feminista. Recuerdo que el día de la entrevista, esperaba mi turno y escucha perfectamente a la compañera que estaba siendo interrogada. Hablaba con pasión, muy entusiasmada. Al salir, sonrío amigable. Me gustó su andar de mujer embarazada, con ese vientre enorme y ese andar cansado, pero altivo.
El primer día de clases, al presentarnos una por una las nuevas alumnas, de inmediato hizo referencia a su parto y a esa nueva experiencia de saberse madre. Me dio gusto reconocerla y saber que igual que yo también había entrado a ese programa encabezado por la inolvidable Elena Urrutia y donde tuvimos el gozo de tener brillas profesoras como Alicia Elena Pérez Duarte, Graciela Hierro, Marcela Lagarde y Esperanza Tuñón, entre muchas más.  Además, el grupo fue muy unido, así como de plural y diverso. 

Cada una con su especialidad y con sus temas, fiel a sus pasiones y respetuosa de nuestras diferencias. Desde entonces Susana era una apasionada de la literatura, sobre todo de las obras de las escritoras mexicanas y extranjeras. Desde ese tiempo fue definitiva en su vida nuestra maestra Aralia López.

Durante un años y medio coincidíamos en muchas cosas, a veces comíamos al salir de clase, siempre admiré esa pasión al exponer o al compartir alguna lectura. Y fue muy gracioso que ella entró embrazada al curso y al concluirlo ahora yo esperaba a mi primer hijo.

Hoy Susana Báez Ayala es profesora investigadora en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez donde ha desbordado generosamente todo lo aprendido en esa especialidad. Una hermosa herencia que nos dejó Elena Urrutia y cada una de las profesoras que nos formaron. Por eso, siempre que veo un evento sobre mujeres, feminismo y género organizado en ese territorio al norte de nuestro país, sé que Susana tiene mucho que ver. Así, admiré su alianza con Patricia Ravelo en las “Acciones colectivas en contra de la violencia hacia las mujeres en Ciudad Juárez”. Nunca olvido cuando fui a esa ciudad de Chihuahua tan marcada por el dolor y la impotencia. Iba en su coche, una noche sin estrellas ni luna y me decía: “Mira, Elvira, mira mi ciudad, es una ciudad muerta, sin luz, sin gente, sin nosotras”. Pero su fuerza siempre ha sido más fuerte que ese dolor, no deja de investigar, de escribir, de dar voz a las mujeres, de abrir espacios para reflexionar, para denunciar.

Gracias a ella, aseguró con todo orgullo, aunque también de otras aliadas, existe una Maestría en Estudios Interdisciplinarios de Género, la cual coordinó de 2013 a 2018. En cada actividad o espacio donde se haga referencia a las mujeres, Susana está presente, como responsable, como creadora, como aliada.

De todas las actividades que realiza, me acabo de unir a una que organizó este 2021 con Selfa Chew. Empezaron con mesas redondas con escritoras de la entidad y ahora tienen un coloquio internacional llamado “Poder, Género y Literatura”. Susana aseguró que organizarlo es un ejemplo de la certeza de que “los códigos culturales articulados por los sistemas de poder patriarcales han afectado los procesos de creación, publicación y crítica de obras literarias, subordinándolos a lógicas y economías sexistas a las que con frecuencia responden contestatariamente los quehaceres feministas literarios”. Fue así como durante los días 11 y 12 de febrero se llevó a cabo y fue organizado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y la Universidad del Paso Texas.

Cuando tocó mi turno dentro de ese evento -realizado de lejos como nos obligan estas medidas sanitarias- fue muy grato verla de cerca a través de la computadora porque pese a todo se siente siempre la verdadera sororidad. Ahí estaba ella, la misma voz apasionada, la misma entrega, el mismo cariño de siempre. Cuánto trabajo y qué grandes resultados ha logrado en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Libros donde no solamente aborda cuestiones teóricas, también ha mostrado su lado literario, su sensibilidad para empezar a escribir teatro. Fue así como apareció “Voces femeninas de la dramaturgia de fronteras”, textos que
representan el resultado de otra lucha, tener un taller exclusivo para escritoras de la región, donde ellas pudieran sentirse a gusto, en confianza, libres.

Sin duda, Susana Báez representa esa herencia maravillosa que cada profesora nos dio generosamente en cada clase del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer. En todo espacio, se deben abrir ventanas y puertas para todas las mujeres, debe latir el feminismo, usar esos lentes con perspectiva de género.  Ella lo ha llevado a cabo con todo compromiso.  Me veo en su espejo y evoco cada enseñanza, cada pasión y cada reflexión, que nunca se queden en
nosotras, se deben compartir, tejer redes, demostrar con hechos esa gozosa sororidad. Susana Báez, lo hace cada día en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Solidaria como ella sola, este evento celebrado en su institución fue también un homenaje en honor a la poeta, su tocaya, Susana Chávez Castillo. Cuando me prestó textos de ella, lo primero que me comentó fue la manera en que esta sensible y fuerte mujer tatuó en nuestras almas esa frase de “ni una menos, ni una muerta más. Chávez fue asesinada en 2011, una mujer sensible que siempre expresó su dolor, pero también su coraje y lucha ante los feminicidios en México, pero principalmente en la tierra donde nació, pero donde también le arrebataron la vida, pero jamás la voz:

Sangre mía, de alba, de luna partida, del silencio.

De roca muerta, de mujer en cama, saltando al vacío,

Abierta a la locura.

Sangre clara y definida, fértil y semilla. Sangre incomprensible gira,

Sangre liberación de sí misma. Sangre río de mis cantos,

Mar de mis abismos.

Sangre instante donde nazco adolorida.

Nutrida de mi última presencia.

Por eso, es importante que una investigadora, maestra, feminista y amiga como Susana Báez siga trabajando con tanto compromiso para dar voz a las mujeres que están en la frontera, tan cerca de Estados Unidos y tan lejos todavía de una vida sin violencia.  Pero cuando palpas la fuerza de una voz y la pasión de una convicción, no queda duda que el norte tendrá que colindar con la justicia.

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