¿Dónde están los hombres?

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Teresa Mollá Castells

SemMéxico, Ontinyent, España, 5 de diciembre, 2021.- Ésta es una de las preguntas para las que me gustaría encontrar respuesta cada vez que asesinan a una mujer para ser mujer. Sí, aparecen en las concentraciones convocadas en las puertas de las instituciones. Hacen declaraciones políticamente correctas, apuestan por la condena pública, faltaría más, pero eso no responde a mi pregunta: ¿Dónde están los hombres día a día cuando callan, o hacen chistes misóginos o cosas peores? ¿No se sienten interpelados cada vez que una mujer es asesinada por otro hombre?

Quizás son demasiados años de activismo feminista, pero empiezo a tener ganas de gritarles que ya es hora de que ellos también se mojen de otro modo ante los asesinatos machistas y las violencias machistas que sufrimos las mujeres. Empiezo a ver que, mientras no se sientan interpelados en sus privilegios patriarcales y reaccionen abiertamente, cuestionando el hecho de que estos privilegios han sido construidos sobre la base del sufrimiento de las mujeres, las condenas, o su presencia en las concentraciones, será sólo testimonial. O como dice mi madre, sólo para salir en la foto.

Quiero más voces masculinas como la de Miguel Lorente Acosta que lo pone todo patas arriba y cuestiona sus propios privilegios. Otras voces masculinas lo intentan, pero a poco que rascas, se les ve el plumero patriarcal con rapidez.

Bajo el paraguas de las llamadas “nuevas masculinidades” han aparecido algunas voces que quieren cambiar cosas. Pero me da la impresión de que quieren cambiarlas desde su posición preeminente o, dicho de otro modo, simplemente maquillarlas. No acaban de empatizar con las mujeres víctimas de todas las violencias machistas. No sienten compasión por ellas. Y hablo del término «compasión» en sentido humano. No saben entender su sufrimiento en manos de otros hombres. Y, por tanto, no pueden sentir el problema como propio.

Pero el problema existe y se llama patriarcado. Y se reproduce por todas partes, incluso en las aulas universitarias. O ¿acaso hemos olvidado que la semana pasada el asesino de Cristina, la mujer asesinada en el ensanche de la ciudad de Valencia, es un abogado experto en procesos de familia y profesor asociado en la Universidad de Valencia? Y con este comentario no quiero, ni de lejos criminalizar a la plantilla de docentes universitarios. De la misma manera que tampoco quiero señalar o criminalizar otros colectivos de hombres, pero si desmontar el mito de que los maltratadores y/o asesinos no transitan espacios fuera de las vulnerabilidades económicas y sociales. Vemos que sí.

Me gustaría leer a firmas de hombres reconocidos del periodismo, el derecho, la economía, etc. haciendo un llamamiento a otros hombres a abandonar la vía de los machismos. Porque cuando uno mata y los demás callan, son todos cómplices. Eso no lo podemos olvidar nunca. Y quiero pensar que todos no son agresores. Pero, precisamente por eso, deben desmarcarse y condenar las agresiones por pequeñas que sean. Y, sobre todo, creer a las víctimas y dejarlas contar su verdad. No imponerles verdades ajenas por muy profesional del derecho que seas. O de las carreras judicial o fiscal. Y esto va para quienes se dedican a atender o tratar con las víctimas en cualquiera de sus formas.

Vivimos tiempos muy complicados, pero quienes peor parte se llevan son las mujeres asesinadas y/o violentadas, maltratadas, prostituidas, tratadas como ganado o explotadas reproductivamente por ser mujeres. ¿Dónde están los hombres que les dan apoyo? ¿Para cuándo una condena abierta y honesta para los puteros por parte de los hombres? ¿Cuándo saldrán a la calle de forma espontánea sin ser cargos públicos, para condenar abiertamente los asesinatos de mujeres desmarcándose de ellos? ¿Cuándo rechazarán y condenarán la pornografía por ser violenta para con las mujeres? ¿Cuándo alzarán la voz para exigir relaciones sentimentales más igualitarias y simétricas? ¿Dónde están los hombres que condenan abiertamente a los asesinos de mujeres, a los puteros o a los violadores y no les encubren con mitos o excusas cada vez que son condenados por estas agresiones?

No sé dónde están, pero cada vez cuestan más de encontrar, cada vez parecen más escondidos. Y ellos también forman parte de la solución a las violencias machistas de toda índole. A ellos también les afecta, pese a que no lo quieran reconocer.

Seguiremos interpelándolos para que actúen y, a su vez, tomen consciencia de sus propias responsabilidades en la reproducción y perpetuación del patriarcado, incluso en sus formas más terribles.

tmolla@telefonica.net

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