Macromachismos| Ensayo sobre el miedo

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Lorena Piedad

SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 15 de diciembre, 2021.- ¿A qué tenemos miedo? Existen quienes afirman que las religiones utilizan el miedo para someternos bajo sus preceptos de moralidad, salvación y entrada al paraíso, a la felicidad eterna; por otro lado aseguran que la política hace uso de él para reprimirnos en la ignorancia.

Nuestro primer núcleo social, es decir, la familia, se beneficia de él para reprendernos e infiltrar en nuestras mentes infinidad de miedos: “No mientas porque diosito te va a castigar. No llores porque te va a llevar aquel señor, ¿verdad, señor que si sigue llorando se lo va llevar?” Y el señor elegido decía que sí con la cabeza. “Duérmete temprano porque si no el fantasma (con elección personal de cada padre o madre) te va a salir. No digas eso porque te van a rechazar en la escuela, las amistades, los niños”.

Dicen que cuando morimos vemos una luz al final del túnel y que al seguirla resulta ser nuestro nacimiento, de ahí la belleza de la reencarnación que supondría que la vida es un ciclo vicioso del que jamás vamos a escapar, lo cual justificaría el miedo a vivir, pero ¿qué es el miedo? Miedo a morir, miedo a no ser feliz, miedo al fracaso, miedo a lo desconocido, miedo a lo sobrenatural, miedo a enfermar, miedo al amor, miedo a la soledad, miedo al rechazo, miedo a Dios, miedo al diablo, miedo al miedo.

¿A qué tenemos miedo?

En el transcurso de nuestras vidas nos enseñan que es un sentimiento que nos acompañará hasta el fin de nuestros días. La primera vez que tuve miedo posiblemente fue el día que nací entre las convulsiones de mi madre y el esfuerzo de los médicos por sacarme con vida de su vientre. Cuando era niña el miedo me cobijaba cada noche con una pesadilla recurrente, todo lo veía gigante, los muebles, a las personas, el entorno me aplastaba si tan solo me atrevía a respirar, tal cual hoy me aplasta la presión social y familiar, pero en aquellos ayeres dormir significaba angustia para mí. En la adolescencia el miedo aparecía en cada película de terror, imaginar un mundo sobrenatural, presencias de otra dimensión cerca de nosotros, seres del infierno que podrían robarnos el alma. ¿No es acaso eso el mundo real?

En México el miedo no es una ficción sino la vida cotidiana. Entre una víctima y un victimario, ¿no es el miedo la mejor carta? ¿Quién en el transcurso de su vida no se ha sentido alguna vez poseída y despojada de sus facultades mentales y de toda voluntad por un ser humano que dice o decimos amar? ¿No son los feminicidios un infierno en el que despertamos una y otra vez? ¿No son la violencia, la indiferencia y la injusticia escenas impactantes que nos ocasionan taquicardia cual película de terror?

El miedo nos ha deshumanizado. Observa a tu alrededor y pregunta a alguien a qué tiene miedo, la mayoría tratará de verse fuerte y responderá “a nada”. Cuanto escozor nos produce charlar sobre nuestros miedos porque pensamos que es muestra de debilidad y no existe tiempo para ello. Aquel dicho popular “lo que no te mata te hace más fuerte” nos incita a la valentía, pero ¿por qué tenemos que ser fuertes? Por miedo. Y si existe el miedo bueno, aquel que te impide cometer actos de mal juicio, ¿quién sería el juez? De cualquier forma sería miedo y nos consumiría porque nos reprime.

Como mujer he sentido el miedo como un fiel compañero en el transcurso de mi vida, me ha paralizado y en algún momento me sumergió en la desesperación, en la angustia, en la frustración para finalmente entender que el miedo me consumió y reprimió para después aventarme hacia la superficie.

Hace poco alguien me preguntó por qué creía en el movimiento feminista cuando significa enfrentarte a burlas, cuestionamientos, juzga, rechazo y respondí: por miedo. Sí, creí en él porque tenía miedo de ser mujer en este país, el miedo se convirtió en nuestro aliado, pero firmamos el pliego de la justicia sin él.

Este 2021 Sara Lovera me brindó la oportunidad de escribir en este espacio con el objetivo de visibilizar los actos de esta sociedad machista. Quiero escribir, como dijo la educadora social Marina Marroquí, “sobre el machismo cotidiano, el que impregna todo, el que nos educa, el de las “buenas personas”, el de los conservadores que tienen esposa y amante, el de los pro vida que son padres que abandonaron a sus hijos o hijas o llevan a su esposa, novia, amante a abortar, el de los religiosos que aseguran que en la biblia dice que la mujer le debe sumisión al hombre.

A veces sí tengo miedo de escribir sobre ello porque soy juzgada o desaprobada por algunos (y también algunas), pero estoy cansada y me pregunto: ¿Cuántas veces hemos aceptado ser la marioneta de un círculo social, familiar o sentimental por miedo al rechazo? ¿Cuántas veces hemos negado nuestros deseos, nuestros anhelos por miedo a enfrentarnos al cambio? ¿Cuántas veces hemos reprimido nuestros pensamientos porque tenemos miedo de nosotras mismas?

Extra. Como regalo navideño les dejo el link de la página Diario Digital Femenino donde pueden descargar de forma gratuita 127 libros en PDF sobre historia del feminismo y estudios de género: https://diariofemenino.com.ar/df/127-libros-en-pdf/?fbclid=IwAR3jEwiZhhWltKuH4HOmK85xT4QxBy0vyov5G09MGJvS3ExbpUnGr89EzA0

Y uno más de una Biblioteca Feminista Digital: https://www.necias.org/biblioteca?fbclid=IwAR0Wl24OhDr6ABehRMKdFYb6X2TndTtq_1UmXLLZ7jaAqIwDC5zr-tzjPWk

¡Nos leemos en 2022! ¡Gracias!

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