Empieza la cuenta atrás para el próximo 8 de marzo
Por: Juana Gallego
SemMéxico/La Independent, 14 de febrero, 2022.- Ya se empiezan a calentar los motores y todo el mundo está calibrando cómo será esta efeméride tras las últimas y espectaculares manifestaciones antes del parón de la pandemia.
Hay varias interpretaciones del origen del 8 de marzo, todas relacionadas con hechos protagonizados por mujeres en diferentes épocas, aunque las más recurrentes son las que hacen referencia a la conmemoración de la huelga de 1857 en Nueva York, que exigían mejores condiciones de vida, o la que se celebró en 1908 por los mismos motivos; también se considera origen de esta fecha el incendio habido en una fábrica textil en 1911, pero antes de eso las socialistas alemanas, con Clara Zetkin a la cabeza, ya habían determinado que el 8 de marzo sería el día de la mujer trabajadora, que finalmente fue propuesto por la ONU en 1975, año desde el que se celebra ininterrumpidamente.
En fin, lo importante no es el origen de la fecha, sino lo que representa, y en todas las posibles interpretaciones que se dan destaca inequívocamente que el 8 de marzo se dedica a reclamar los derechos de las mujeres.
Durante muchos años las manifestaciones del 8 de marzo reunían en todas las ciudades a unos cuantos miles de mujeres, de 3.000 a 6.000, según las fechas y fuentes consultadas, y siempre las pancartas de cabecera hacían alusión a reivindicaciones de la agenda feminista, ya fuesen la reclamación del aborto, la igualdad salarial, contra la violencia sexual o de género etc. Pero siempre las mujeres y sus demandas eran las protagonistas y jamás se vio violencia de unos grupos contra otros. También asistían muchos hombres que se solidarizaban con la lucha de sus compañeras. Basta con ver las fotos de los años 70 y 80.
Todo esto cambió cuando se vislumbró la potencia y capacidad de movilización del feminismo, con asistencia de más de 100.000 personas en las manifestaciones de 2017, 2018 y 2019 en las principales ciudades. Un jugoso bocado del que todo el mundo ha pretendido apropiarse. Ahora todos los partidos, los sindicatos, los grupos políticos y hasta la iglesia, las multinacionales y los bancos, todo el mundo se reclama feminista.
¿Qué precio ha pagado el feminismo por esta excepcional capacidad de aparente extensión? Pues el precio de desplazar la Agenda Feminista y diluir las reivindicaciones y problemas de las mujeres en una miríada de causas ajenas. Hay hasta carteles que anuncian próximas manifestaciones sin ni siquiera nombrar que el 8 de marzo es el día internacional de las mujeres. Es más, sin incluir la palabra mujer. Por lo visto el 8M (ya sin ningún tipo de referencia histórica) incluye la lucha contra el fascismo, contra la LGTBfobia, contra la violencia machista, pero oye, ni una palabra que haga referencia a las mujeres, como si no existieran.
Es el precio de querer congraciarse con los varones, de ser súper inclusivas, de no excluir a nadie en el feminismo porque por lo que parece el feminismo ya no tiene nada que ver con las reivindicaciones de las mujeres. En realidad, el 8M es de todo el mundo menos de las mujeres, pues tras las extrañas mutaciones ocurridas en los últimos años ya se sabe que somos unas privilegiadas que no merecemos ser el sujeto político del movimiento,
Así que ahí estamos otra vez, las 3 mil o 6 mil feministas que nos vamos a manifestar el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, para reclamar con más fuerza que nunca todos los asuntos que tenemos pendientes y que han sido arrinconados bajo otras banderas. Habrá que decidir si es mejor quedar sepultadas en una turba que vocifere de todo menos de nuestros problemas, o es preferible asistir a una concentración genuina sin que nadie nos estorbe o nos amenace.