Elvira Hernández Carballido
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 3 de marzo, 2022.- “Fue en 1986 cuando me asumí como feminista, era una joven pachuqueña que cuando estudiaba la preparatoria gracias a mis profesores empecé a aproximarme al tema. El maestro Arturo Herrera Cabañas, una vez invitó a un grupo de feministas para que nos hablaran sobre literatura y feminismo. Otro catedrático más bien debatía sobre el aborto o la reivindicación de los derechos de las mujeres desde una postura muy conservadora y algo provocaba que discutiera sus puntos de vista. Después empecé a conocer la revista Fem, mi primera formadora en el tema”, evoca Otilia Gonzala Sánchez Castillo, pionera hidalguense del movimiento de mujeres en Hidalgo.
Ingeniera con título profesional, nacida en la ciudad de Pachuca, se casó a los 19 años y a los 22 ya era madre de un hijo y una hija. No encontró un trabajo dentro de su carrera que le permitiera cumplir con sus labores del hogar y su formación universitaria. Algo que no le exigiera trabajar con horarios tan rigurosos, que no tuviera que viajar, que le permitiera conciliar lo privado y lo público. Por ello, concursó para dos plazas en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en Hidalgo y, aunque ganó los dos espacios, decidió quedarse con el puesto de bibliotecaria, donde trabajó durante 32 años.
“Fue precisamente ahí donde también surgieron más aproximaciones al feminismo, pero también al activismo. Participé en círculos de lecturas sobre el rol tradicional de las mujeres y donde se cuestionaba su deber ser. Luego fui representante sindical, de esta manera conocí a algunas mujeres, entre ellas las que daban cursos en el Chopo. Me sensibilicé como nunca en el tema. Por eso, cuando en 1988 se acercó a mí un famoso dirigente del movimiento magisterial, Roberto Meza García, no dudé en aceptar firmar un desplegado para apoyar el caso de una mujer llamada Carmen Rincón que había sido víctima de un servicio de salud, La habían atendido mal en su parto, su bebé murió y ella quedó estéril. Se pedía justicia y castigo al médico que la atendió.
Después se convocó a una marcha para apoyarla y fui. Ahí conocí a Carmen. Creo que fue la primera vez que en Pachuca se realizaba una marcha de mujeres. Además de esa actividad se realizaron muchas más. Fue así como Carmen y yo empezamos a descubrir nuestras coincidencias, nuestro compromiso para ayudar a las mujeres, así organizamos charlas o talleres.
No se trataba de un trabajo formal o que ya pensáramos en hacer una asociación, lo importante era la realización del juicio y que lo que ella había vivido ninguna mujer lo enfrentara. Su caso salió del contexto estatal y no solamente se hizo nacional sino mundial, así la invitaron a la Conferencia Internacional sobre la Población y e desarrollo celebrado en ese tiempo en El Cairo, para que hablara sobre los derechos reproductivos de las mujeres. Ahí conoció a gente que la motivó para que creara una asociación civil de mujeres.
Al regresar seguimos haciendo muchas actividades, recuerdo mucho la primera que llevamos a cabo en el Teatro Hidalgo, un 25 de noviembre, yo misma pinté la manta que anunciaba el evento, las dos invitábamos a la gente a acercarse, a escucharnos e incluso a quienes nos vigilaban –orejas de Gobernación- y hasta posábamos para las fotos que trataban de tomarnos a hurtadillas. No había surgido un movimiento igual en nuestra ciudad.
Por eso, al concluir el juicio que se ganó de su caso, ella quiso formalizar su grupo al que llamó Cihuatl y me invitó a formar parte de ese espacio. Fue así como nos presentamos al foro organizado por el Consejo Estatal de Población, con Ligia Méndez Tinajero, para firmar el Programa Nacional de la Mujer, de acuerdo a lo acordado en la Conferencia Internacional de la Mujer celebrado en Beijing”.
Estos nuevos escenarios, así como lo vivido durante el Carmen les permitieron
acercarse a gente y asociaciones de la Ciudad de México como Salud Integral para la Mujer (SIPAM) y a mujeres de gran trayectoria en el feminismo nacional como la periodista Sara Lovera con quien organizaron talleres para sensibilizar a periodistas sobre la importancia de informar sobre las mujeres.
“Poco después a Carmen le asignaron estar al frente del DIF de la entidad y yo no estuve de acuerdo porque siendo funcionarias públicas íbamos a debilitar a Cihuatl o a descuidarlo. Sin embargo, la apoyé y fui su asesora. Aunque llegó la oportunidad de tener una candidatura para diputada con el PRD (Partido de la Revolución Democrática), me fui con ellos nada más para decepcionarme porque un día antes de dar a conocer a quienes figurarían en la plantilla, me dejaron fuera. Fue así como aprendí que es mejor trabajar desde la sociedad civil. Entonces, en 2006 me integré a la Academia Hidalguense de Derechos Humanos y gracias a este trabajo conocí a Aidée García, del grupo Católicas por el Derecho a Decidir, que se encontraba trabajando sobre la despenalización del aborto y otras acciones que me interesaron, así que empecé a participar y a abordar estos temas pensando en Hidalgo. Ella y otras mujeres como Rosario Ortiz crearon lo que se llamó La Nueva Constituyente y fue así como se me ocurrió formar en el estado la asociación Constituyente Feminista de Hidalgo”.
Diversas acciones a favor de las mujeres empezaron a desarrollarse en Pachuca principalmente, pero un suceso sacude a estas organizaciones cuando en 2013 la ola de feminicidios alcanza al estado y en Tula los casos preocupan e indignan.
“Yo no quise ir a marchar o a manifestarme frente al palacio municipal, porque quise crear acciones, fue así como se me ocurrió presentar la posibilidad de crear una Alerta de Genero en esa región. Me metí de lleno para comprender cómo se podía implementar este mecanismo, a nombre de la Constituyente Feminista de Hidalgo, pero como no era una asociación formalmente formado, no fue aprobada la propuesta. Entonces, buscamos a Seiinac (Servicios de Inclusión Integral y Derechos Humanos A. C.) y Rafael Castelán Martínez nos apoyó para que la presentara a nombre de su asociación. Nuevamente se vota en contra. Pese a ello, esta iniciativa o atrevimiento provocó que Francisco Olvera, que fue gobernador en esa época, nos llamará y nos abriera espacios para abordar el tema de violencia.
“Este acercamiento con las instituciones de gobierno trajo algunas cosas buenas, aunque también ciertos desacuerdos o decepciones. En ese entonces, quien estaba al frente de la Secretaría de la Mujer se había comprometido a muchas cosas y no cumplió la mayoría de ellas. Luego fue nombrada para una candidatura como diputada y su lugar fue asignado a otra persona. Justo en esos días, se hizo una comida con gente del gobierno, yo no quise ir, si quieren abordar temas políticos que me inviten a una mesa de discusión, pero Carmen Rincón sí fue y aprovechó para cuestionar la forma en
que nombraban a quien quedaría al frente del Instituto Hidalguense de las Mujeres, que lo justo era hacer ternas y se votara por el mejor perfil. No se cuestionaba a quien acababa de ser nombrada, Conchita Hernández Aragón, sino el procedimiento.
Días después se hizo una manifestación y para calmar los ánimos se convocó a una reunión donde estaría Lupita Romero –esposa del gobernador, una mujer que siempre mostró sensibilidad por el tema- y representantes de la sociedad civil: Adriana Patlán, Tania Meza, Carmen Rincón y yo. Las dos primeras prefirieron salirse por razones muy personales, así que quienes seguimos en esas negociaciones logramos crear la Ley del Instituto Hidalguense de las Mujeres, para que fuera considerado un mecanismo de avance no un espacio asistencialista, y que se asignara por terna para elegir a la mejor candidata para que quedara al frente de la institución, entre otras cosas. Trabajamos muy duro, pero también es cierto que hubo voluntad política.
Siempre con absoluta humildad, Otilia Gonzala menciona estas acciones sin darse el crédito o querer ser protagonista, habla siempre en plural, conjuga todo verbo con el nosotras, pero también demuestra en su discurso lo importante que ha sido su participación el feminismo hidalguense.
“Otro punto representativo para mí fue la Reforma Constitucional de Paridad de Género, pues me invitaron desde México a participar y lo hice como Constituyente Feminista de Hidalgo. Luego de analizarla se observó que era posible aplicarla en tres estados que estaban en un contexto de elecciones, entre ellos Hidalgo, así que se empezó a trabajar en ello, participaron Imelda Cuéllar, Irma Chávez, Elsa Ángeles y otras asociaciones como Ddeser, y Seiinac.
Logramos hacerla realidad, repartimos nuestra iniciativa casi de mano en mano para que la suscribieran más personas, los partidos políticos, más asociaciones. Así que con orgullo puedo decirte que fuimos el primer estado en tener paridad. Pero nunca nos quedamos en la celebración o el orgullo, organizamos muchos foros, formamos parte del Observatorio de la participación política de las Mujeres en Hidalgo. Este resultado fue la suma de las instancias de gobierno, las asociaciones civiles, la coyuntura y la buena voluntad de quienes tomaban las decisiones.”
Y Otilia no para en sus acciones, durante los más de 30 años de participar como feminista en el escenario hidalguense no ha dejado de trabajar, ahora en la Ruta de Atención para Mujeres en situación de Violencia y la interrupción legal del embarazo. Reconoce que el tema de violencia es muy difícil para ella abordarlo y se ha mantenido al margen, pero apoyando para erradicarla.
Lamenta haber sufrido violencia política y también actitudes complicadas con otras feministas de la entidad que se han mostrado violenta contra ella. Por lo que ha tratado de alejarse de ellas, pero pese a ese distanciamiento reconocer que lo importante es el fondo, la lucha y las cuestiones donde se coincida. Tiene la ventaja de siempre ser autónoma e independiente, ya jubilada nunca ha dependido de financiamientos o de recursos del gobierno ni tampoco de becas, el activismo ha sido siempre otra parte significativa de su vida donde siempre tuvo un trabajo para vivir con dignidad y tomar sus decisiones con más convicción propia. Considera que su activismo existe, pero ahora más tranquilo, ya no va a marchas ni encabeza movilizaciones, pero sabe que su trabajo importante ahora es haciendo incidencia legislativa.
Como reflexión final, Otilia Gonzala Sánchez Castillo comparte que a su juicio “en Hidalgo las movilizaciones juveniles empezaron en general con el movimiento de “Soy 132” y el caso Ayotzinapa, fue lo que provocó más participación de la gente joven. Después las movilizaciones de mujeres, que han provocado un empuje más visible del feminismo en la entidad. A veces no coincido con sus formas, soy sincera, pero reconozco su fuerza para hacer visibles sus demandas. Aunque yo estoy convencida que la negociación debe mantenerse para lograr avances, las de mi generación lo hicieron, lo hicimos, aunque lo que se ha logrado no lleva nombre, sabemos que sin importar quiénes estaban ahí, se avanzó, se lograron cambios, reformas, poner temas sobre la mesa de quienes toman las decisiones en nuestro estado. La interlocución es lo importante, si bien depende de la voluntad política, se busca la forma, se debe tener una estrategia de lucha para crear un cambio efectivo.
No hay un movimiento feminista único, hay muchos, pero me decepciona cuando observo que en la práctica existe misoginia, no son ni quieren ser sorolales, se convierten en aliadas del patriarcado con careta feminista. No negaré nuestras diferencias, que hemos tenidos problemas entre nosotras, pero debe ganar en cada momento el respeto. Hay compañeras que me han violentado, yo he preferido alejarme de ellas, pero jamás olvidar que la lucha es lo que importa y que pese a nuestras diferencias, podemos avanzar con la certeza de sumar a favor de las mujeres de Hidalgo”.