Letra Clara

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• Solo un poquito de amor

“No quiero ir más a esa escuela”

Teresa Valdés

SemMéxico, 21 enero 2019.- Se trata de protagonistas infantiles, niñas y niños. Se desarrolla en los centros educativos, por lo cual, a madres, padres y al profesorado le será difícil de tener conocimiento, hasta que la víctima se llena de valor y pide a sus seres queridos en la casa: “No quiero ir más a esa escuela”.

Comienza un proceso complejo, las víctimas no dicen nada por miedo y la familia quiere más detalles. Un asunto donde también quienes agreden también son víctimas de su familia, de sus problemas sociales y en ocasiones del excesos en el consentimiento familiar.

Los estudios de pedagogía sobre el bullying, señalan que tanto niñas como niños son agresores que acosan a sus víctimas a escondida de los adultos, en los baños, en los pasillos, en el comedor, en el patio. Ojo, ya se aprecian manifestaciones de acoso fuera del centro escolar a través del teléfono, los por correo electrónico y los medios digitales. Precisamente sobre quienes agreden existente perfiles muy característicos que pueden contribuir a que sus familias identifiquen que su hija o hijo puede ser agresor y por qué.  Existen estudios que identifican determinados rasgos que responden a las siguientes características: Manifiesta personalidad irritable y agresiva;

Bajo autocontrol; ausencia de empatía; tendencia a las conductas violentas y amenazantes. Presenta rendimiento académico irregular y manifestaciones determinadas de indisciplinas. En ocasiones  pertenecen a familia desestructurada y hasta con antecedentes de violencia doméstica.  https://www.universidadviu.com/ 

El doctor en Psicología José María Avilés Martínez de la Universidad de Valladolid, España, experto en proyectos de investigación sobre convivencia escolar, violencia interpersonal, bullying, cyberbullying explica que, quienes desarrollan el rol de agresor/a de bullying, normalmente, tiene un comportamiento provocador y de intimidación permanente. Posee un modelo agresivo en la resolución de conflictos, presenta dificultad para ponerse en el lugar del otro, vive una relación familiar poco afectiva, y tiene muy poca empatía.

Argumenta que según los expertos criminalistas y psicólogos, un niño o niña puede ser autor/a de bullying cuando solo espera y quiere que hagan siempre su voluntad, cuando le gusta probar la sensación de poder, cuando no se siente bien o no disfruta con otros niños. Ojo con los super consentidos.

Aporta elementos que permiten comprender y elaborar prevención para trabajar intensamente con esas conductas infantiles. Observar cuando por alguna causa sufre intimidaciones o algún tipo de abuso en casa, en la escuela o en la familia, o cuando es frecuentemente humillado por las y los adultos, o cuando vive bajo constante presión para que tenga éxito en sus actividades.

Niñas y niños agresores ejercen su acción contra su víctima en diversas formas: les golpean, molestan, provocan, acosan con empujones y golpes, les nombran de una forma desagradable o despectiva, les generan rumores, mentiras o bulos, les aíslan del grupo, les ofenden y les anulan.

El psicólogo José Maria Avilés advierte que, es preciso tratar el bullying con prudencia y no ver fantasmas donde no los hay. El acoso escolar no es un problema nuevo ni aislado, y lo que primero que hay que hacer en estos casos es identificar a la víctima y al agresor o agresora. Y tener la consciencia de que ambos sufren, y por lo tanto, necesitan ser atendidos y tratados.

Estas identificados ciertos tipos de bullying, sexual, cuando existe un asedio, inducción y abuso sexual; de una exclusión social cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro u otra; psicológico, cuando existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas y puede ser físico, cuando se golpea, empuja o se organiza una paliza al acosado/a. https://www.edesclee.com/

Para madres y padres esa invisibilidad del bullying les impide conocer detalles. Se requiere identificar sin excesos los perfiles de conductas de sus hijos o hijas. Se trata de conductas infantiles que comprometen el futuro también para las y los agresores, y también se puede prevenir la violencia que hoy se padece. Sólo necesitan observación y un poquito más de amor para cambiar sus conductas.

@Letra Clara

Maestra en Ciencias de la Comunicación

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