Gloria López
SemMéxico/AmecoPress Madrid, 20 junio 2022.- Diez mujeres supervivientes de prostitución y trata participaron en una conferencia que pone el broche final a la semana de actividades realizadas por la Coalition Abolition Prostitution (CAP).
La elección de Madrid como punto de encuentro se debe al interés de apoyar la abolición de la prostitución en España, algo que parece estar un poco más cerca después de que el Congreso de los Diputados admitiera una proposición de ley sobre prostitución presentada el pasado día 19 de mayo por el PSOE.
La norma es una reforma del Código Penal para endurecer el castigo del proxenetismo no coactivo, multar a “clientes” e introducir la figura de la tercería locativa para perseguir a los dueños de los locales, sin necesidad de que exista explotación de la prostitución ajena e independientemente del consentimiento de las prostitutas.
Para las supervivientes activistas la prostitución, el proxenetismo y trata, son violencia sexual y no se pueden separar. Es una industria que arrasa con las vidas de mujeres y niñas en el planeta. “Es el momento de actuar”, aseguró Rachel Moran, para recordar que “el último lugar en el que una mujer puede tener el control sobre su cuerpo es un burdel”.
El debate que precedió a la votación en el Congreso ha vuelto a evidenciar la controversia que sigue generando la prostitución. “Una decepción, sobre todo viniendo de la izquierda”, para Amelia Tiganus, activista de origen rumano que fue traficada en España. “No hay libertad en situación de desigualdad”, enfatizó, “la propuesta que se está discutiendo en el Congreso tiene que ver con el modelo de sociedad que queremos”. Para la activista “hablar del cuerpo como si fuera ajeno a una misma es perverso”. Ante el peligro las personas tienen tres opciones: luchar, huir o someterse. “No hay que convertir el sometimiento en consentimiento”.
Según expusieron las supervivientes, llegadas desde Argentina, Colombia, Francia, Nueva Zelanda, Nigeria, México o Estados Unidos, en el sustrato de la prostitución está la pobreza. “Muchas explotadas y traficadas venimos de la pobreza”, dijo la argentina Alika Kinan “tenemos delante hombres con bolsillos llenos de dinero y nosotras estamos con la barriga vacía. Se hacen con las mujeres pobres y migrantes.»
Una ley abolicionista tiene que ser una norma completa, integral, que incluya itinerarios reales de salida de la prostitución y que tenga en cuenta que un porcentaje grande de las víctimas se encuentran en situación administrativa irregular.
Porque sabemos que hay modelos legislativos y normas que han conducido al cierre de prostíbulos –por ejemplo la ley contra la trata, en Argentina- pero las mujeres que eran rescatadas se veían abandonadas, sin recursos y sin saber a dónde ir. El porcentaje de víctimas que volvían a la prostitución era enorme. Las mujeres necesitan información, recursos y opciones.
Prevenir, proteger y reparar
Durante más de 30 años, el movimiento feminista ha definido propuestas que incluyen medidas destinadas a las supervivientes o a aquellas mujeres que se encuentran en situación de riesgo de caer en la prostitución. Amelia Tiganus las recordaba: prevenir, proteger y reparar. “¿Cómo no dar papeles a las mujeres que no los tienen y que han sufrido tanta violencia?”, dijo, “eso no es negociable».
Para Claudia Quintero Rolón, lo más importante es poner en marcha programas de salud mental. «Pudimos salir de la prostitución tras un proceso de atención psicosocial que reconoció una violencia. A partir de ahí pudimos empezar a sanar».
Además, es imprescindible que las mujeres conozcan sus derechos y cuenten con orientación a la hora de acceder a la justicia.
Sin embargo, la mirada no puede dirigirse siempre hacia las mujeres. Es fundamental cuestionar la percepción del proxeneta, de quienes pagan por sexo y de la misma concepción de la prostitución. “Un billete no te hace menos agresor sexual,” sentenció Tiganus.
En el encuentro, participaron también Susan Andrea Avella (Colombia), Lydia Osifo Festus (Nigeria/España), Cherie Jiménez (EE.UU), Ally-Marie Diamond (Nueva Zelanda), Rosen Hicher (Francia) y Karola de la Cuesta (México).