Redacción
SemMéxico/Editorial de Mujeres y Poder, Hermosillo, Sonora, 12 de junio del 2023.- Si en los cuatro años y pico con AMLO en el Palacio Nacional hubo más política que administración cabal de la República, menos aún veremos algo de buen gobierno en lo que resta del sexenio.
En efecto, desde un principio quedó claro que la propaganda y la exaltación mediática de la figura del tlatoani serían el sello del régimen, y que las tareas oficiales se orientarían en ese sentido y no al revés, como lo dictaría la lógica del gobierno: de atender primero los problemas y luego presumir legítimamente los logros.
Ciertamente que los mandatarios de más o menos todos los países del mundo actúan en función de conservar -y de acrecentar- el poder en aras de realizar su proyecto ideológico y pragmático –o de simplemente instalarse en el mando- pero se trata de que, a partir de los resultados en beneficio de la ciudadanía se pida el voto para seguir adelante -y no como está ocurriendo ahora en México de más a mucho más, a base del adoctrinamiento sobre la llegada de una transformación -del cambio verdadero- aunque la realidad demuestre una y otra vez que todo lo que iba a superarse: la inseguridad, la violencia, la corrupción, las deficiencias en salud, educación, deporte, cultura, crecimiento, inversión, empleo estado de derecho, etcétera, lucen por su ausencia.
¡Vaya!, ni siquiera el dicho del fin de los privilegios, cuando el capitalismo de cuates solo cambió de nombres y de apellidos -incluso Germán Larrea, el disque malquerido empresario de AMLO, multiplicó su fortuna siete veces en lo que va de la 4T, así que retirarle la concesión de unos kilómetros de ferrocarril, sobre los que de todas maneras tendrá derecho de paso, fue menos que quitarle un pelo a un gato.
Prácticamente todo está -siempre estuvo- dirigido al objetivo de ganar las siguientes elecciones por sobre atender las necesidades del país, por urgentes que fueran. Por ejemplo, con propaganda -al estilo de Goebbels, el publicista de Hitler- se ha intentado, y logrado en suficiente medida, que las mentiras, Usted sabe, las “fakes” y los “otros datos”, repetidos hasta que se conviertan en una verdad alternativa, y se normalice la percepción de la violencia, aunque esta vaya en aumento y que sus manifestaciones sean cada vez más atroces: familias completas asesinadas en la guerra del narco, y ejecuciones de detenidos por parte del ejército, por citar solo dos ejemplos.
Las y los adultos mayores fueron “conformados/as” con la pensión, pero carecen de la debida atención en sus necesidades de salud, buena parte de ese ingreso lo gastan en consultas y medicamentos que no hay en los hospitales públicos y el IMSS acaba de desaparecer el programa de atención en sus hogares, el ADEC, dejándolos a su suerte, de seguridad, de justicia, de vivienda, de empleo. Y ni siquiera en las oficias públicas se les atiende preferentemente.
Las madres trabajadoras se quedaron sin guarderías para sus hijas e hijos y las mujeres agredidas sin refugios y protección; las y los niños sin escuelas de tiempo completo, donde las y los más pobres recibían desayunos y almuerzos; cada vez más pobreza y más pobres en prisión. Y un largo etcétera que ya sabemos…pero que se ha encontrado la fórmula persuasiva para que millones de mexicanas y mexicanos no vean esa realidad o supongan que se va remediando, al ritmo de que “ya basta de realidades -neoliberales- que vivan las promesas” similar a cuando los españoles gritaban “¡que vivan las cadenas”!, implorando el regreso militarizado de Fernando VII de España y ponerle fin al incipiente régimen de libertades. O cuando, todavía más, una vez instalada la autocracia, concentrado el poder y vulneradas las instituciones recordar cuando Luis Cornelio Sila logró regresar triunfante para devolverle a Roma su libertad, pero ésta -decadente y hundida en la opresión- ya no pudo recibirla.
Dramatismos aparte, este domingo arrancó –al menos con seis meses de anticipación y en contra de la ley- la carrera de la y los aspirantes de Morena por la candidatura presidencial. Aunque, en realidad, desde hace ya un año que el presidente la adelantó, como un distractor más que sirva de “tapadera” a los males que afligen al país y que, ya de plano, no serán atendidos, ¿cómo ya para qué? Porque lo importante y urgente ahora -como de hecho lo fue desde un principio- es asegurar mantener el poder ganando las próximas elecciones. Con mayor ahínco ahora para cuidarse de que el despertar de algunos millones de ciudadanos y ciudadanas no vaya a impedirlo.