Mujer y Poder| Adopciones en B.C.: El Bien Mayor del Menor Debe Prevalecer

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Natalia Vidales de Bitterlin*

SemMéxico, Hermosillo, Sonora, 11 de enero, 2024.- El artículo primero de la Ley de Adopciones de Baja California  -que es de orden público e interés social-  tiene como objetivo garantizar el respeto de los derechos humanos de las niñas, niños, adolescentes y personas con discapacidad susceptibles de ser adoptados, con el objeto de restituir su derecho a vivir en familia.

Vivir en familia significa tener un papá, una mamá y un entorno tradicional para que la situación del menor mejore sus condiciones, sacarlo adelante, amarlo, formarlo.

Por ello, extraña que el interés superior de los niños no se tome en cuenta a la hora de aplicar la Ley de Adopciones -que entró en vigencia apenas el tres de marzo del año pasado (2023)- y se hayan antepuesto otras motivaciones  -como pudiera ser el mostrar “modernidad”  a favor de grupos minoritarios que buscan fomentar las familias monoparentales, sin ser necesario y menos indispensable.  

¿A que nos referimos? A que antes de terminar el año, un bebé de escasos meses de edad fue dado en adopción a un hombre soltero que se convirtió,  por cierto, en el primer caso en todo México – como seguramente en la mayoría de los países del mundo donde se respetan las formas tradicionales de la familia. 

Se puede entender fácilmente si un hombre desea ser padre y tiene sentimientos nobles al decidirse por adoptar un bebé que por un motivo o por otro se encuentra bajo resguardo del Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en este caso, de Baja California.

No se critica ese sentimiento; pero sí  el hecho de que la institución ponga por encima del interés superior del niño -como lo estipula la propia Constitución al hacer explícito ese principio-  el interés de quien pretende adoptar. Entregar a un bebé al cuidado de una sola persona  es privarlo de la oportunidad -y de su  derecho- de ser formado en  un hogar integrado por padre y madre.

En México la familia se está desmoronando y las autoridades y la sociedad  son -somos- responsables de su rescate. Si los legisladores aprobaron una ley en el sentido de que cualquier persona -que cumpla requisitos mínimos- puede adoptar un menor de edad, está en las instituciones -como el DIF- en velar por que  las leyes constitucionales se cumplan y se decida para el menor su mejor opción… no  cualquiera de ellas.

Cientos de parejas buscan, a todo lo ancho y largo del país, adoptar un bebé. Parejas que por no poder procrear o por el simple hecho de elegir no hacerlo buscan la adopción de un bebé que fue abandonado; y las cuales, en consecuencia,  deben tener preferencia  en la lista de espera de la institución para lograrse una familia integrada.

La vida en familia es el máximo regalo que se puede dar a un niño,  y qué mejor que ésta se encuentre completa,  por más que lo quieran hacer ver de otra manera  los defensores de las familias monoparentales.

El equilibrio de género -la voz, la atención compartida  y la presencia  de mamá y  papá-  es lo que se debe privilegiar.

Efectivamente, como lo mencionó la directora del DIF Estatal de B.C. no existe  impedimento legal en cuanto a las adopciones de personas solteras -y la ley contempla incluso  a parejas lesboparentales-.  No. No hay impedimento legal en el Estado pero… sí debe de haber prioridades  y sentido común  para procurar efectivamente el bien mayor del menor que ya de por sí estará lastimado de por vida por su situación como para que no se le atienda como merece con la opción de colocarlo en el seno de un verdadero hogar, al menos preferentemente –toda ley está sujeta a la mejor de sus interpretaciones posibles a favor, en este caso, de lo más conveniente para los niños y que lo es, obviamente, el mejor concepto de familia a su alcance.  

Vivimos todavía en una sociedad conformada así…por más que haya voces en contrario. No se trata de menoscabarles ese derecho a grupos minoritarios, sino  anteponer  el del menor para darle lo mejor  y  lo más completo posible. Es obvio, además, que preferiría el niño si pudiera él decidirlo. 

Seamos en Baja California un ejemplo a seguir en cuanto al bienestar de los menores se trate.

*Periodista con más de 40 años de ejercicio profesional. Fundadora y directora de la revista Mujer y Poder. Comentarios: whats 6621441440. www.mujerypoder.com.mx

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