Sara Más
SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 18 de junio, 2024.- Especialistas de diversas profesiones propusieron crear grupos multidisciplinarios para brindar una atención integral a personas intersexuales en Cuba, que beneficie su bienestar físico y mental, respete su integridad corporal y propicie su participación informada en los tratamientos y decisiones sobre sus vidas y sus cuerpos.
La intersexualidad se define como un estado congénito en el cual el desarrollo del sexo cromosómico, gonadal (ovario o testículo) o anatómico (genitales internos o externos) es atípico y abarca gran cantidad de variaciones sexuales que no se ajustan al modelo cultural y social del sexo binario hombre-mujer.
El Primer Consenso cubano sobre intersexualidad / desarrollo sexual diferente, realizado en la capital cubana los días 13 y 14 de junio, promovió el diálogo entre diversos saberes científicos y especialistas en endocrinología, cirugía, urología, genética, psicología, psiquiatría, sexología, derecho y otras ciencias médicas y sociales.
Como resultado, se propuso crear una Comisión Nacional de Atención a Personas Intersexuales y sus Familias, con sus correspondientes a nivel provincial, integradas por especialistas en Neonatología, Endocrinología (pediatría y de adultos), Cirugía Pediátrica, Pediatría, Cirugía General, Urología, Ginecobstetricia, Genética Clínica, Medicina Interna, Salud Mental (psicología y psiquiatría), Trabajo Social, Derecho, Bioética y otros que se requieran.
Estas comisiones acompañarán a la persona a lo largo de su desarrollo e historia de vida y asegurarán la transición de atención médica y servicios de salud de la edad pediátrica a la adultez.
En la revisión de las buenas prácticas médicas, hubo acuerdo en la pertinencia de realizar los tratamientos, quirúrgicos o no, que son necesarios e imprescindibles a edades muy tempranas, solo en los casos en que peligra la vida o se necesita algún tipo de funcionalidad para estas personas, para lo cual existe un protocolo.
A la vez, se abogó por postergar las cirugías siempre que sea posible y no se comprometa la salud de las personas, de modo que estas puedan participar, desde el consentimiento informado y el ejercicio de su autonomía, en etapas más avanzadas de la vida, en las decisiones que les competen sobre sus vidas y sus cuerpos.
Frente al proceso de la asignación sexual, se habló de alcanzar una flexibilidad en la interpretación del género con relación a los cuerpos, para que el equipo de salud, en el momento del nacimiento, disponga de las herramientas y recursos para entender y explicar de forma asertiva que no es posible ubicar a esta persona en el binario mujer-varón.
A la par, se recomendó incorporar la mirada de la medicina de género en los equipos de salud y tener en cuenta el interés superior de las infancias, la autonomía progresiva y la responsabilidad parental respecto a las cirugías de adecuación genital.
Desde el punto de vista legal, se propuso incluir en la ley registral que se aprobará el próximo año una tercera categoría fuera del binarismo hombre- mujer, masculino- femenino al que puedan afiliarse. Además, se sugirió que las normas legales contemplen el derecho de esas personas a la reasignación corporal y legal.
Hubo consenso en que la atención a las intersexualidades debe ser un proceso individualizado y tener en cuenta la dignidad humana y los derechos humanos, la no maleficencia, la autonomía y responsabilidad individual, la igualdad y la no discriminación y el respecto a la integridad corporal, entre otros principios.
Se estableció la necesidad de que, de cara al proceder médico, se considere el consentimiento informado como un proceso y requisito obligatorio, con información veraz y sobre la base de la mejor evidencia científica actual.
Igualmente, se reconoció el papel clave que deben tener los medios de comunicación en la sensibilización, información y orientación sobre estos temas y se abogó por promover el desarrollo del activismo intersexual, las redes comunitarias y otros grupos de apoyo.
Se trata de situaciones complejas, que abarcan cuestiones médicas, pero también jurídicas, registrales, psicológicas y culturales, que aún necesitan de definición y respuestas en leyes y procedimientos, agregaron participantes en el consenso, donde también se escucharon las voces de personas intersexuales y sus familias.
De ideas y debates
Las historias y vidas de las personas intersexuales aún cargan mucho estigma social y discriminación, sostuvo durante los debates la psicóloga Adriana Agramonte, especialista del Instituto de Endocrinología (INEN) y presidenta de la sección de Diversidad Sexual de la Sociedad Cubana para el Estudio de la Sexualidad (Socumes).
En Cuba es prácticamente nulo el activismo intersexual, reflexionó, cuando en el mundo representa ya una enorme fuerza que se opone a los tratamientos que pueden ser postergados, no son consentidos e involucran un cambio en la corporalidad de las personas.
Con una trayectoria de años en la atención a personas intersexuales, en la nación caribeña hay igualmente resultados, evidencias de investigaciones y un saber científico que avala o invadida determinadas prácticas que en estos momentos todavía forman parte de la atención de salud, reflexionó.
Investigaciones realizadas en el INEN constatan la vulneración de derechos en la salud sexual y reproductiva de infantes, adolescentes y adultos con condiciones intersexuales, así como vacíos legales que no favorecen su protección.
Entre otros hallazgos, señalan que en población intersexual con cirugía genital en la temprana infancia son comunes las experiencias de sufrimiento humano, además de una alta vulnerabilidad física, sexual, psicológica y social respecto a otras poblaciones.
Un estudio en personas adultas que recibieron cirugía genital en la temprana infancia identificó que, para más de la mitad de la muestra, la sexualidad es vivida con limitaciones e inhibiciones y como área donde no es posible la realización personal
Aunque el grupo investigado tenía una edad promedio de 25,5 años, poco más de la mitad (todas personas con asignación femenina), no había tenido relación sexual (coito) en sus vidas. Sus vivencias apuntaban a una sexualidad discapacitada, incompleta o limitada, debido, en esencia, a la percepción de una genitalidad disonante, a veces innombrable por ellas.
Desde sus vivencias como persona intersexual, una de las invitadas al consenso se refirió al acompañamiento y la información que necesitan de los equipos de salud, pero que no siempre encuentran.
«Mis peores vivencias no están asociadas a la cirugía, sino a mi propio cuestionamiento de mi identidad y a cómo me percibía la sociedad», señaló una joven.
Luego de dos operaciones, ella decidió declinar una tercera y experimentar las relaciones sexuales con su pareja. «Todo transcurrió bien para mí, he podido comprobar y concluir que no necesito otra cirugía para disfrutar de relaciones placenteras», relató la joven universitaria, que se ha unido como activista a una red internacional.
Recibir información amplia sobre su situación, opciones y posibilidades a largo plazo, poder acceder a un consentimiento informado que provea de elementos para decidir sobre su tratamiento y contenga amplios argumentos e información de sus opciones son pasos que deben incluirse en los protocolos de actuación, señalaron participantes en los debates.
Para la jurista Ivón Calaña Pérez, estos «espacios de diálogo desde distintos saberes científicos y desde las narrativas de personas intersex y sus familias, permiten una mirada integral, identificar rutas y vías para mejorar prácticas», comentó a SEMlac.
También son un valioso proceso que permite hacer recomendaciones de disposiciones jurídicas, dar visibilidad a una problemática silenciada y generar consensos en pos del bienestar, la integridad, la salud y desarrollo integral de estas personas, sostuvo.
El Primer Consenso cubano sobre intersexualidad / desarrollo sexual diferente fue promovido por la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad, en alianza con el Centro Nacional de Educación Sexual, la Dirección Nacional del Programa Materno Infantil, del Ministerio de Salud Pública y las sociedades de Endocrinología y para el Desarrollo de la Familia, con el patrocinio del Fondo de Población de las Naciones Unidas.