Elda Montiel
SemMéxico. Ciudad de México. 19 de junio 2024.- En la conferencia ““El archivo una herramienta para escribir y pensar la historia de las mujeres” la doctora Ana Lau Javen, investigadora de la UAM Xochimilco expuso la experiencia de la búsqueda de la historia del sufragio de las mujeres de América Latina.
También habló de las mujeres que estuvieron en el origen de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), como Amalia González Caballero de Castillo Ledón y otras, eso, contó, la obligaron a visitar bibliotecas de Estados Unidos y Cuba, afines de los años 90 y principios del nuevo milenio.
Al participar en el Tercer Seminario Interinstitucional Memorias y Archivos de Mujeres organizado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), el Colegio de Jalisco y la Universidad de Guadalajara, con el objetivo de conocer las experiencias de historiadoras, sus búsquedas en archivos de mujeres o sobre mujeres, tanto personales como institucionales.
Llegar a un archivo es un viaje fantástico y una aventura compleja de asimilar, definió Ana Lau Javen, la inmersión en documentos, fotografías, expedientes, que obligan a cuestionar cómo enfrentar la realidad de la información que llega a cambiar hipótesis.
También refirió como las ciencias sociales invisibilizaron a las mujeres y fue la explosión del movimiento feminista de los últimos 40 años, la que obligo a un cuestionamiento más profundo para escribir la historia de las mujeres.
Se sorprendió de tanta información que encontró, que hubiera bibliotecas específicas sobre las mujeres y también como historiadores omiten información o no la ven.
Narró la febril ansiedad de querer fotocopiar todo y como también no es posible porque se dañan los documentos. Por eso señaló que tiene documentos en su celular, en su computadora o en el iPAD.
“Comprobé que lo que yo buscaba no es cierto, muchas historiadoras del sufragio no lo habían leído desde América Latina, esto tiene que ver en el caso de nosotras. Viendo los expedientes fueron surgiendo más ideas, más problemáticas, más hipótesis, empezamos a ver los Congreso donde las mujeres empezaron a participar en Argentina, en Chile, en México.
Incluso como es falso en la misma CIM, que registra que en 1928 a la VI Conferencia Panamericana que se llevó a cabo en la Habana, Cuba qué participaron varias mujeres latinoamericanas cuando en realidad no fueron más de cinco mujeres muy persistentes, entre ellas las norteamericanas, que ya habían obtenido el sufragio pero buscaban la aprobación constitucional de la igualdad de derechos que se conoce como ELA, la cual se introdujo desde 1993 y ha sido aprobada en 1972 en casi todos los estados de la Unión americana pero nunca ha sido ratificada hasta el día de hoy.
Relató cómo se enfrentó a que hay que hacer al encuentro con los archivos, ¿copiarlos o solo mencionarlos, interpretarlos? La dificultad es saber en seleccionar de acuerdo a los objetivos e hipótesis y ahí está la metodología.
Se cuestiona: “Acercarse a los expedientes es enamorarse de ellos, se convierten en fuentes o las usurpamos, cómo lo hacemos o cómo enfrentamos las cartas, documentos, expedientes, tengo más preguntas que verdades”.
Primero hubo que ordenar gran cantidad de materiales que llenaba mi maleta, y comenta:
El 8 de enero de 1928 arribaron a la Habana, Cuba, las norteamericanas a la VI Conferencia Panamericana para buscar el tratado para la igualdad de las mujeres, no hablaban español eran representantes de un partido de mujeres y sin nombramiento oficial pero movieron cielo y tierra para estar presentes, y para ser escuchadas. Si bien es cierto que en la V Conferencia Panamericana en 1923 se habría resuelto que las mujeres deberían participar no había mucho interés por parte de los gobiernos.
La historiadora señala que las historiadoras no mencionan a las norteamericanas y centran solo la atención en la creación el 8 de febrero de 1928 cuya primera presidenta fue Doris Stevens. De hecho los periódico sólo se mencionan a las norteamericanas y a las cubanas.
Margarita Robles de Mendoza
Asimismo, pudo constatar que son poco estudiada la presencia de las activistas mexicanas en las Conferencias de la Unión Panamericana. “Recuperar la historia del feminismo sufragista mexicano implica adentrarse en los procesos de cambio social que trajo consigo la lucha de esas mujeres que tomaron conciencia de lo que significaba ser mujer y lo que se necesitaba para empujar cambios en su estatus legal y por consiguiente en las relaciones de género”.
Refirió que hay personajes poco visitados como Margarita Robles de Mendoza -la más apasionada de esa generación- que es ejemplo de como algunas mujeres conformaron agrupaciones con el objetivo de participar en el escenario nacional y cuál fue su actuación e impacto en la esfera internacional. “Es escuchar la voz de la misma Margarita Robles de Mendoza de su puño y letra en sus escritos”.
Robles de Mendoza se declara feminista, escritora, periodista, oradora y subraya no tener conexión con ninguna secta religiosa; era conocida como una buena conferencista y aguerrida luchadora por los derechos de la mujer. Su vida transcurrió entre Washington y Nueva York donde tuvo contacto con sufragistas como Doris Stevens y Alice Paul. En México, como lo ha escrito Ana Lau Javen, publicó grandes temas en el diario El Nacional.
No cesó y escribió artículos para periódicos y revistas y fue autora de La evolución de la mujer en México, compilación de sus conferencias, editada en 1931, Ciudadanía de la mujer mexicana, en 1932 y el mismo año el Silabario de la ciudadanía de la mujer mexicana.
En la documentación revisada, dijo, “nos dimos cuenta que vivió en México más tiempo del que hasta ahora se pensaba: aparece manifestándose públicamente y trabajando por el sufragio”, señaló.
Ana Lau destaca como a pesar del interés de Margarita por regresar a trabajar en el país, fueron casi nulos sus esfuerzos por lograrlo, de ahí que se haya desempeñado en el país vecino. Esta lejanía provocó que las sufragistas mexicanas desconfiaran de ella y no la tomaran en cuenta dentro de las organizaciones que conformaron. No obstante, por sus relaciones con políticos y hombres cercanos al poder obtuvo prebendas y consiguió algunos cargos. Militó en el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y trató de incorporar a las mujeres a dicho organismo político con la promesa de que el partido incorporaría a las mexicanas a la vida cívica y política de México.
Señala que el trato distante y poco favorable a su persona tanto del gobierno como de las mujeres organizadas puede deberse al grado de competencia que había entre las mismas mujeres y la lucha por el poder que las enfrentaba. Robles de Mendoza desataba la envidia por los cargos que ocupó y por su habilidad política para moverse con y entre personajes con poder: escribía constantemente cartas al presidente, a sus ministros o incluso a los gobernadores.
Cabe hacer notar que, al igual que muchas mujeres antes que ella, a lo largo de la lucha por el sufragio, y como una estrategia, hicieron alianzas para conseguir sus objetivos. Habría que preguntarse ¿por qué a Margarita no se le aceptó este comportamiento? Hemos visto que al no ser aceptada dedicó sus esfuerzos a la organización de la Unión de Mujeres Americanas (UMA) como una forma de continuar trabajando por la liberación de las mujeres y obtener la igualdad civil, social y política.
Llevó a cabo una lucha individual y solitaria y se tuvo que enfrentar a múltiples obstáculos que le impidieron trabajar en su país y luchar por lo que creía era un derecho que las mujeres deberían de conquistar, ya que estaba convencida de que “sólo una ciudadana puede pedir con autoridad”.
Para ella la ciudadanía “era un derecho y una obligación que la mujer debe compartir con el hombre. No hay ningún principio social jurídico o moral que científicamente impida igualdad de hombres y mujeres ante la ley y consideraba el voto como parte de la ciudadanía.( en este portal está para consulta el libro Las Indispensables, se puede leer la vida y obra de Margarita)