Haidé Serrano
SemMéxico, Cancún, Quintana Roo, 7 de marzo, 2025.- Hoy más que nunca muchísimas mujeres estamos cansadas. Las dobles, triples, y más jornadas laborales que desempeñamos nos tienen exhaustas. El trabajo remunerado, más el no remunerado –de cuidados y tareas del hogar—nos ha enfermado de fatiga.
Por ello, es fundamental resignificar el descanso de las mujeres. Reclamar los espacios que nos pertenecen para retomar fuerzas. Y habitar los lugares que nos ha quitado el patriarcado en nombre de estereotipos que nos juegan en contra.
Uno de estos sitios sin duda es la cama: ese lugar de reparación por excelencia que ha estado atado a otra persona, cuando de amor romántico se trata. La cama “matrimonial” ha estado asociada al amor, la seguridad y la compañía. Pero pasados meses o años, el lecho nupcial se convierte en lugar de incomodidad e insomnio, una convivencia obligada donde el descanso desaparece.
Por eso me parece tan relevante la propuesta de Cynthia Zak, en su más reciente libro “El placer de dormir sola. 64 rituales para ser la soberana de tu cama y de tu vida”, en el que reivindica el acto de dormir solas, las mujeres, porque su investigación está dirigida a ellas; y esa parte de nuestras vidas la lleva a un nivel de profundidad que puede transformar la vigilia, radicalmente, en un sentido positivo.
Para las mujeres es esencial desmitificar el acto de dormir solas, en favor de nuestra propia salud mental, emocional y física. Es fundamental resignificar este acto esencial, porque ha estado asociado con numerosos prejuicios y estereotipos machistas, que van desde el fracaso como mujeres, incapacidad de retener a una pareja, falta de atractivo o pericia sexual.
Cynthia Zak afirma en su libro que al dormir solas: “el campo electromagnético de la inteligencia del corazón se expande, los centros de energía se balancean y las visiones son claras y hermosas, reforzando el poder de la intuición femenina”.
Es claro que para muchas mujeres dormir solas es imposible, si situación económica, familiar y hasta religiosa se los impide; sin embargo, hay formas para comenzarnos a replantear el descanso, según sea el caso y la situación de cada una.
Es crucial repensar este único modelo de descanso que se nos ha impuesto, el de pareja. Y transitar a otras formas de convivencias en pareja, que no sean obligadas y que no nos cobren alto las horas preciosas que tenemos para recuperarnos y encontrarnos con nosotras mismas.
Otra forma de decirlo es conquistar la soberanía de esa quietud, paz, sueño y silencio que sucede en la cama. Dejar de estar disponibles para todos, todas y todo.
Y a propósito de este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es precisa la reflexión para identificar cuántos espacios tenemos que recuperar, además de la cama. La toma de conciencia sobre nuestros derechos y la exigencia de recuperarlos a cabalidad está vigente. Nuestro descanso cabal también es una exigencia que tenemos que recuperar sin culpa y sin concesiones.
Haidé Serrano: Maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.