Cubanas altamente calificadas, pero menos representadas en el empleo

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  • Del total de personas ocupadas en 2024, 36.8 % son mujeres
  • Por territorios, la ocupación femenina no supera el 50 por ciento en ninguna provincia


Dixie Edith
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 4 de agosto, 2025.-Pese a su alta calificación profesional y técnica, las mujeres en Cuba tienen menos participación laboral que los hombres, confirman resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación de 2024 (ENO) publicados en julio.


Del total de personas ocupadas en 2024, solo 36,8 por ciento corresponde a mujeres, frente a 61,8 por ciento de los hombres, reveló el estudio realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), en busca de datos sobre el empleo, la desocupación y las características de la fuerza laboral en el país.


Hay más personas en el empleo estatal, tanto en el caso de las mujeres como de los hombres. Sin embargo, ellas están mucho menos representadas en el sector no estatal de la economía: solo suman el 17,8 por ciento frente a 45,9 por ciento de presencia en el estatal.


Por territorios, la ocupación femenina no supera el 50 por ciento en ninguna provincia. Sin embargo, Santiago de Cuba (42,1%), La Habana (41,3%), Guantánamo (40,9%) y Matanzas (40,2%) resultan los territorios con más cubanas formalmente empleadas. En contraste, en zonas rurales la participación laboral de las mujeres es considerablemente inferior.


Ellas, además, tienen una tasa de desocupación del dos por ciento, por encima de la media nacional de 1,7 por ciento y de la masculina, que fue de 1,5 por ciento.
En cuanto a la llamada población fuera de la fuerza de trabajo (o inactiva), referida a aquellas personas en edad laboral que no están empleadas ni buscan empleo activamente, constituyen el 63,5 por ciento.


Por categorías dentro de esta población inactiva, las de mayor incidencia son las personas jubiladas o pensionadas por edad, con 33,5 por ciento; las que se dedican a quehaceres del hogar, 30 por ciento; y quienes estudian, con 13,1 por ciento. Las tres tienen una alta representación femenina.


En general, las cifras de la ENO confirman la existencia de una brecha de género en el empleo, algo sobre lo cual han alertado especialistas de diversos perfiles en los últimos años.


Un estudio sobre el desarrollo humano en la isla caribeña, publicado en 2019, señaló que, pese a los grandes esfuerzos para incrementar la participación laboral de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres, existía una brecha de género creciente.


Bajo el título «Ascenso a la raíz. La perspectiva local del Desarrollo Humano en Cuba 2019», el informe identificó un fuerte componente cultural que asigna a las mujeres no solo ocupaciones consideradas «típicamente femeninas» o en sectores menos productivos, sino también una carga desproporcionada de labores de cuidado y administración del hogar. Esta dinámica refleja una división sexual del trabajo aún persistente en la sociedad cubana.

Mayor calificación no implica mejor aprovechamiento


En contraste, los resultados de la ENO 2024 también evidencian la alta calificación profesional y técnica de las mujeres y su mayor presencia en algunos sectores clave.


En cuanto a la participación de hombres y mujeres en el total de la ocupación por sectores de actividad económica, las mujeres tienen un mayor peso en educación (67,9%); actividades financieras y de seguros (67,1%) y las de atención de la salud humana y asistencia social (66,8%), precisa la investigación de la Onei.


En el resto de los sectores, el mayor peso lo tienen los hombres, con alta representación, fundamentalmente, en la agricultura, la construcción y los oficios industriales.


La feminización es clara en las categorías de alto nivel de competencia: las mujeres representan 63,4 por ciento de quienes ejercen profesiones científicas e intelectuales y 64,8 por ciento del personal administrativo.


Aun cuando tienen una baja tasa de actividad económica, ello indica que las mujeres constituyen una reserva potencial de la economía que no se está aprovechando suficientemente, algo sobre lo que ya han alertado especialistas de perfiles diversos.


«Tanto las tasas de desempleo como las de actividad económica expresan desigualdades entre hombres y mujeres; muestran, a primera vista, la existencia de un bono de género en la fuerza laboral del país, pero también la posible existencia de barreras -que resultan en formas de violencia estructural- para dicha participación», reflexionó la socióloga Iliana Benítez en un artículo exclusivo para SEMlac.


Llamado también dividendo de género, el bono al que alude Benítez se refiere a los beneficios económicos y sociales que obtendría un país al cerrar brechas de género en el mercado laboral, especialmente cuando las mujeres -más educadas que los hombres en contextos como el de Cuba- se incorporan plenamente a la fuerza de trabajo en condiciones de igualdad.


En ese sentido, aprovechar el talento ya formado permitiría ganar en productividad, diversificar la economía y reducir gastos sociales, indica el informe «El mercado laboral femenino en América Latina: análisis de sus características por estrato social y desafíos en materia de política pública«, elaborado en 2019, de manera conjunta, por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).


En el caso particular de Cuba, expertas como Dayma Echevarría y la propia Benítez han identificado la carga desproporcionada de labores de cuidado sobre hombros femeninos, su alta representación en puestos de baja remuneración y la falta de políticas de conciliación, entre los principales obstáculos para el aprovechamiento del dividendo de género.


La ENO es la mayor encuesta de hogares en el país y se realiza anualmente entre los meses de febrero y abril, con una muestra de alrededor de 63.000 viviendas en todas las provincias y municipios, tanto en zonas urbanas como rurales, explicó a la prensa local Juan Carlos Alfonso Fraga, vice jefe de la Onei, durante la presentación de los resultados el 22 de julio.


Se trata, además, de un estudio armonizado internacionalmente con conceptos, definiciones e indicadores reconocidos y valorados positivamente por la OIT, declaró el directivo.


En opinión de Alfonso Fraga, las tendencias mostradas por la ENO se inscriben en un contexto de disminución de la población en todos los territorios, tanto por menor fecundidad como por la migración creciente, lo cual ha incidido en un descenso de más de un millón de habitantes de la población en edad laboral.


El envejecimiento demográfico, que ya supera el 25 por ciento, se conjuga con la tendencia al decrecimiento de la población: a la par que disminuye de manera absoluta el número de personas en edad de trabajar, también se dificulta el remplazo de aquellas que salen de la población económicamente activa.

SEM-SEMlac/de

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