- Rinden un homenaje a la madre y la amiga
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Ciudad de México, 20 de agosto, 2025.- La escritora Isabel Custodio fue recordada desde lo íntimo, desde lo construido en la amistad cercana, desde la mujer de carácter fuerte y voz claridosa, feminista, libre e inteligente… durante un homenaje en el salón principal de la vieja casona que habitó hace más de un siglo la familia Rivas Mercado en la colonia Guerrero.
Organizado por Ximena, Álvaro y Alejandro, su hija e hijos, con sus amigas y un amigo con quienes tejió complicidades, secretos, alegrías, su música y claro sus sonoras carcajadas contadas por amistades distintas a lo largo de su vida, incluso por su propia familia, recuerdos que fueron compartidos con una audiencia que reía y afirmaba cada exacta palabra que describió a Isabel Custodio fallecida el pasado 24 de julio, cuando “lo último que ella vio de mí fueron mis manos, pidiendo con urgencia que regresara su mirada a este mundo…”, como contó Ximena Escalante, su hija menor.

Ana Lilia Cepeda, presidenta de la Fundación conmemoraciones, patronato para la restauración y conservación de la Casa Rivas Mercado, quien escribió con Custodio el libro Mujeres en Lucha, testimonio de esa generación que no aceptó callar ni dar un paso atrás, se refirió a su amiga a quien conoció en los noventa:
“La admiré desde el inicio: guapísima, erguida, de frente altiva y con esa fuerza que la distinguía. Caminaba por la vida por sus propios fueros y hacía siempre lo que —como ella misma decía— “le vino en gana””.
Recordar, dijo la también socióloga, significa en latín “volver a pasar por el corazón” en referencia al ejercicio hecho el pasado domingo en el que dijo que Custodio -nacida en Valencia, España, en la década de los treinta- perteneció a una generación de mujeres que no aceptó limitaciones impuestas por una sociedad a la que llamó “obtusa”. “Una generación que irrumpió con sus demandas en la vida pública y que hizo suyo el lema: lo personal es político”.
Ana Lilia Cepeda añadió que su amiga, la feminista formó en los setenta junto con Anilú Elías, Esperanza Brito de Martí, Francesca Gargallo y Martha de la Lama el Movimiento Nacional de Mujeres a través del cual visibilizaron la violencia de género, combatieron los estereotipos, las restricciones laborales y defendieron una maternidad libre y voluntaria.
Recordó a la Isabel Custodio autora de su columna Eva Disidente que escribió en el Excélsior y fue, una voz indispensable. La recordó cuando la conoció y decidieron organizarse en Mujeres en Lucha por la Democracia y buscaron a quienes habían abierto camino, “La admiré desde el inicio: guapísima, erguida, de frente altiva y con esa fuerza que la distinguía” y más tarde cuando se refirió a su familia la describió esa otra faceta “la mágica, la imprevisible y la profundamente vital”.
En su recuento citó a sus hijos e hija, además de Cayetana, la perra fifí de la familia; su pasión por la astrología y señaló que “Isabel entendía el lenguaje de las estrellas como pocas personas” y la vez que conoció la casa de los Rivas Mercado e hizo la carta astral de Antonieta. Y, como lo hicieron sus amigas presentes, también recordó la historia amorosa con Fidel Castro en sus años mozos.
Era un lujo ser su amiga
Otra amiga presente que la describió en cuerpo y alma fue la escritora Guadalupe Loaeza, sentida porque se enteró del fallecimiento de Isabel Custodio por el feis, “las bendita redes” y dijo que el sábado anterior a este homenaje había pasado el día viendo fotografías y los programas que había grabado a través del zoom a propósito de su libro La Tiznada y la Pasión Secreta o El Amor me Absolverá.

Loaeza señaló que en su casa de las brujas le contó cuando llegó de la España franquista huyendo. Fue, citó, una mujer que no se escandalizó con nada, inteligente que hablaba francés, “era un lujo ser su amiga”. También relató la pasión que Isabel Custodio inspiró en Fidel Castro, un rayo que la atravesó cuando era una joven de 19 años y estudiante de filosofía en la UNAM.
Sin tapujos la escritora mexicana contó cuando estaba escribiendo un libro sobre el “Caballero del Titanic” y le llevó las cartas escritas por ese señor de apellido Uruchurtu. Entonces Custodio que era una apasionada de la grafología las vios y le dijo:
¡Este hombre es un mediocre, no ha sido capaz de hacer lo que dice que hizo! ¡Es un bueno para nada este Uruchurtu!
Sin embargo, Loaeza confesó que no le hizo caso a su amiga, con el tiempo y ya publicado el libro se enteró que era verdad, Uruchurtu no había salvado a la mujer norteamericana. “Si la hubiera escuchado me habría ahorrado la vergüenza de haber escrito el Caballero del Titanic, que resultó el mentiroso del Titanic o el sinvergüenza del Titanic”.
Por muchas razones me sentía muy cerca de Isabel, a veces la exasperaba, me decía ¡ay, Guadalupe, dices muchas tonterías! agregó Loaeza.
La escritora mexicana volvió a contar la exclusión de sus amigas que no le llamaron para contarle que Isabel había muerto, “es horrible que te excluyan, yo nunca he podido manejar la exclusión, fui la séptima de nueve”, apuntó arrancando la risa de las personas presentes en el salón de los Rivas Mercado.
Con su estilo, Guadalupe Loaeza apuntó que Isabel le hará mucha falta, “ahorita ya le estuviera hablando por teléfono para decirle: ¿Qué crees? Beatriz Gutiérrez Müller ya se va a España, a una residencia impresionante, un chalet ¿qué opinas Isabel? Todo eso le hubiera contado, nos hubiéramos muerto de la risa, hubiéramos dicho que son iguales, la 4T, 8T, porque son iguales que los anteriores”.
Luego leyó unas líneas que le había escrito, en ellas destaca la vitalidad de su amiga, las reuniones, cuando se contaban sus cuitas y proyectos, pero también destacó a una Isabel Custodio llena de argumentos siempre certeros, diferente, no convencional, nada previsible y menos aburrida, divertida, sin pelos en la lengua.
Pedro Bosch, físico, investigador y poeta mexicano, amigo de Isabel Custodio narró sus días durante un taller de escritura y de cómo alguna vez acudieron a la ópera, porque ella amaga la buena música. “en el intermedio sacó de su bolso una petaca como las que los señores llevan licor, ella le dio un trago largo. Yo le dije alarmado: ¡pero Isabel! La gente nos mira. Solo respondió que era su jarabe y que no le importaba lo que los otros pensaran”. Así era Isabel, agregó.
Estela Ruiz Millán, amiga también entrañable de la homenajeada, narró que Isabel Custodio no se casó con Fidel Castro porque era mal amante, lo que arrancó nuevamente muchas carcajadas.
Su hija Ximena Escalante, dramaturga y guionista, la destacó como una “madre absoluta, para bien o para mal, a veces generosa, a veces implacable, por temporadas terrible, luego sensible y frágil”.
Una madre de risa adorable como su belleza y desde ella, “llegó para mí lo mejor, dos hermanos, el teatro, un linaje, un dedo índice que señaló la exigencia, la verdad, lo invisible, los sueños. La realidad y sus límites siempre nos emocionaron, buscamos juntas muchas aventuras” que prometió seguir buscando.
“A mi madre me unen mis hijos, a los dos los vio nacer. Rodrigo la vio morir; Cristóbal está vivo gracias a que ella lo salvó a las pocas horas de nacer”, dijo emocionada por dentro y agradeció a su familia extendida, la que estuvo aquel 24 de julio acompañándolos en el momento, que no es el adiós definitivo, sino todo lo que hay antes de ese momento.
“También con el dolor llegó su último regalo, nos enseñó que mas vale aceptar la crueldad de la vida con dulzura, un duelo sin dulzura seria insoportable, si aquí estamos los valientes”, señaló a quien todas las amigas se refirieron como una hija adorada por Isabel Custodio.
Durante el homenaje Camila Torres Cantú y Carmen Ramos leyeron párrafos de los textos escritos por la autora de La Tiznada, El baile de dos gallinas sobre su cascarón, Cuchillo con miel y El amor me absolverá, entre otros.
Además de una selección de música escogida por su hijo Álvaro Escalante, quien presentó la Cuarta sinfonía de Johannes Brahms, uno de los compositores preferidos de su madre.
Finalmente, se presentó un adelanto de una serie sobre la vida de Isabel Custodio, ahora en pausa pero que habrá de continuar en algún momento.
SEM/sj