Alma Delia Murillo da voz a los familiares de desaparecidos en México / Foto: Laura Lovera/ El Sol de México
La escritora escuchó testimonios y acompañó a colectivos de buscadores para escribir su más reciente novela, “Raíz que no desaparece”
Kevin Aragón
SemMéxico/El Sol de México, Cd. de México, 22 de agosto, 2025.- Cuando en 2022 la palmera de Reforma fue suplantada por un ahuehuete que pronto murió en el punto que luego fue renombrado por activistas como La Glorieta de los Desaparecidos, la escritora Alma Delia Murillo supo que la realidad le estaba entregando “la metáfora perfecta”, para hablar de las desapariciones, un tema del que había querido abordar porque “con 130 mil desaparecidos, es imposible que no te atraviese”.
Ese momento es el inicio de su más reciente novela, “Raíz que no desparece”, en la que relata los esfuerzos de “Ada”, una madre buscadora que asegura que su hijo desaparecido, de nombre “Marco”, le ha dicho en sueños que se encuentra bajo un árbol enfermo.
La historia ficticia parte de elementos reales, narrada por una escritora que se decide por documentar “el delirio” de México, en torno a las desapariciones. El resultado es un texto que estrecha los terrenos de la ficción con la realidad que la misma Delia Murillo descubrió en sus investigaciones.
“Lo de los sueños salió de ellas, a mí me sorprendió porque a estas alturas su lenguaje se judicializó, y dicen cosas como ‘cuando sucedieron los hechos’. Pero cuando se van dando cuenta de que tú estás buscando otra conversación con ellas y les preguntas ‘¿sueñas?’ se les ilumina la cara.
“Prácticamente me contaron que sueñan lugares donde pueden estar sus hijos, en muchos casos la vuelta al tiempo les da la razón. Sueñan calles, colonias, lugares, cómo iban vestidos. Es algo que está fuera de lo racional y que sin embargo es real”, cuenta Alma Delia Murillo en entrevista con El Sol de México.
Lenguaje vegetal
Durante el proceso de documentación, la autora del bestseller “La cabeza de mi padre”, acompañó a grupos de buscadores en sus pesquisas de campo: “cavar, meter la varilla (para determinar por el olor si hay cuerpos enterrados), entrar en fosas”. Todo ello le hizo entender que hay otras formas de nombrar la crisis de desapariciones y fosas comunes en México, las cuales, se considera ya están en 75% del territorio nacional.
“(Lo de los sueños) pensé que iba a venir muy bien a este relato porque en efecto sucede, pero también porque da otras dimensiones y posibilidades del lenguaje que no tenemos. Hay mucha gente que cuando se dice ‘exterminio’, por ejemplo en Teuchitlán, se ofende, y sin embargo eso es lo que es, un exterminio.
“Pero hay otros lenguajes que están sucediendo en las madres buscadoras, es el lenguaje de sus emociones, intuiciones y sueños. Y hay otro, el lenguaje vegetal, que yo aprendí de ellas, porque ellas leen de forma distinta los bosques y los árboles: Si el tronco está negro, quiere decir que allí hubo una ejecución. Si en ciertas zonas hay menos vegetación, es posible que ese terreno ya fue violentado”.
Para ella, “escribir es buscar”, por lo que el proceso de una novela, dice, “sigue más o menos el mismo sistema, siempre se escribe a partir de una pregunta, de seguir su pulsión, que se puede ir contestando en diferentes estilos”.
Sin embargo, asegura que su objetivo con este libro ha sido “humanizar, salir del dato duro y la pedagogía de la violencia, que nos ha educado a vivir la violencia”.
En los próximos días Delia Murillo tendrá una charla a puerta cerrada con representantes de colectivos buscadores para hacer una presentación de la novela, la cual escribió con la mayor ética y corazón para con las familias y sus desaparecidos, cuyos nombres aparecen al final de la obra.
“Yo les pedí permiso a las personas con las que hablé para incluir aquí los nombres de sus familiares desaparecidos y me lo dieron. Una en particular, Jaqueline Palmeros, que buscaba a su hija, Montserrat, a quien encontró este año, me dijo: ‘los desaparecidos son de todos. Mientras no entendamos que los desaparecidos son de todos porque esta violencia estructural es en la que estamos viviendo todos, pues nos van a seguir dejando solas”, finaliza.
El libro “Raíz que no desaparece” se presentará el 30 de agosto en la Librería Lido; acompañarán a la autora Nayeli García, Marcela Turati y Jacobo Dayán.