Periodistas, defensoras , legisladoras hablan del libro Revelaciones de un Crimen de Estado de Soledad Jarquín Edgar en 14 ciudades del país
Texto que convoca a que nuestras hijas sean recordadas con dignidad y camina a convertirse en un clásico del periodismo feminista
Sara Lovera
Luego de andar por muchos caminos de 14 ciudades y once estados de la República, Revelaciones de un Crimen de Estado: impunidad, corrupción y complicidad el libro de Soledad Jarquín Edgar sobre el asesinato de su hija, está por convertirse en un texto clásico que trasciende la denuncia del feminicidio, porque desentraña las capas de silencio, manipulación y encubrimiento que acompañan a los crímenes cometidos en el interior del poder, como dijo en Toluca, la periodista Gabriela Ramírez Hernández.
Se trata de una crónica/reportaje/poemario, que interpela a quienes lo leen, a la sociedad, es un texto encarnado por una madre herida que es periodista y relata con detalle lo sucedido. Muestra las capas de silencio expuestas como hilos conductores en las que el reclamo -callejero y en los medios- de las madres del feminicidio no se detienen en el reclamo, sino en la convicción de que sus hijas /nuestras hijas merecen ser recordadas con dignidad, como afirmó Rosalba Vázquez, feminista y especialista en violencia contra las mujeres..
En las presentaciones, 18 ya, han surgido lecturas múltiples, en reuniones cercanas y empáticas con presentaciones en librerías, aulas universitaria, patios, avenidas como la Reforma en la Ciudad de México, charlas con café y diálogo y hasta performance como sucedió en Saltillo, con harta gente del sur, el norte y el centro del país.

Entre sus colegas periodistas, muchas organizadoras de estas reuniones o asistentes a la lectura, ya se percibe como es éste un texto imprescindible y necesario para todo público. Su virtud es el contexto socio-político que revela cómo en el Istmo de Tehuantepec, en Juchitán, se descompuso la promesa de izquierda y hoy priva la complicidad que tejió la injusticia, como dijo en Guanajuato la periodista Carmen Pizzano del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública.
Para las y los periodistas, como lo han señalado quienes del gremio lo presentaron en Guanajuato, Ciudad de México, Saltillo, Monterrey Toluca o Cuernavaca, es también un clásico de cómo se hace una investigación periodística que concluye en el relato de la impunidad.
Este libro no es únicamente la memoria de un feminicidio, es la obra de una periodista que decidió enfrentar al aparato de la impunidad con las herramientas de su oficio: investigar, recopilar, contrastar, escribir y, sobre todo, no callar. Como dijo la periodista Sonia del Valle Lavín en Cuernavaca.

Ella destacó que desde el primer momento, Soledad asumió una promesa: “Vete tranquila, hija, que te haré justicia”. Y encontró el camino para cumplirla a través del periodismo. Lo que otros habrían archivado como un expediente más, ella lo convirtió en una obra que desnuda la colusión entre criminales y autoridades, el pacto del silencio, la manipulación de pruebas y la indolencia institucional.
Distinto a muchas crónicas periodísticas que apenas logran captar la superficie de los hechos, este libro se adentra en las entrañas de la impunidad. Soledad reconstruye cada reunión con autoridades, cada audiencia diferida, cada carpeta dilatada. Relata cómo las pruebas se pierden, cómo las promesas se rompen y cómo la maquinaria del Estado se activa no para impartir justicia, sino para proteger a los responsables.
Por eso el libro, ha tenido una recepción empática y solidaria, escrito con una prosa ligera ha generado una corriente de opinión en favor de no olvidar, y en las presentaciones, donde está la solidaridad de colegas, como dijo en Guanajuato, Iovana Rocha, columnista de Milenio, no hay nada mejor que los espacios seguros, donde se puede hablar con libertad y cercanía. Entre periodistas y feministas.
Las presentaciones recientes fueron en Toluca, Guanajuato, Cuernavaca y San Luis potosí. Antes en la Ciudad de México, Tuxtla Gutiérrez e Hidalgo, entre otras. Este 13 de octubre el libro ya fue conocido, leído y analizado. Los hechos relatados con el mejor periodismo que conocemos, cumple igualmente con la promesa que Soledad hizo a su hija la mañana de su asesinato el primero de junio de 2018.
Este libro , comentó en Toluca la periodista Gabriela Ramírez Hernández, es una obra imprescindible para comprender la profunda herida que deja la injusticia en México. Pero no es solo la historia de su hija María del Sol, sino que es también la historia de miles de mujeres en México.

Ahí, en la Biblioteca del Congreso de Edomex con un auditorio poblado de periodistas, Gabriela, dijo que la gente que se ha acostumbrado al dato a la estadística, pero el libro es mucho más que un relato: es una investigación empeñada en desentrañar las capas de silencio, manipulación y encubrimiento que suelen acompañar a los crímenes cometidos en el interior del poder. No estamos ante un simple delito aislado, sino ante un crimen de Estado, una acción que apunta hacia el corazón de nuestras instituciones y que revela la fragilidad —o la traición— de quienes debieron protegernos.
No es un caso de injusticia local ni un testimonio como lo recogen terceras personas, sino que viene directamente de una madre con pluma profesional que hace una investigación rigurosa, que lleva a quien lee paso por paso, día con día, relata cómo es que las puertas institucionales no se abren, cómo se manipula, por eso interpela a las instituciones de justicia, por eso no es inocuo, como dijo Gabriela Ramírez Hernández en Toluca. Es el día a día la búsqueda de justicia, hasta en 20 instancias, y cómo esa no se consigue.
Puso sobre la mesa preguntas básicas sobre la impunidad. ¿Quiénes se benefician del silencio?¿Qué ocurre cuando los poderes del Estado se vuelven cómplices?¿Cómo articular memoria colectiva con exigencia institucional? Propuso mirarlo también como la esperanza por la resistencia de las víctimas, el activismo feminista, la presión social y mediática que funcionan como fuerzas que pueden torcer la balanza de la injusticia y la impunidad. Pidió transparencia para dar seguimiento a cada asunto, transparencia en las instituciones de justicia.
Para la feminista Rosalba Vázquez, una bordadora de haceres de mujeres, en Guanajuato, leerlo en un contexto donde se ha normalizado conocer, vivir y sentir las violencias, el trabajo exhaustivo de memoria con detalle duela, pero, “nos muestra que escribimos para no olvidar y poner en la mesa el derecho a la verdad y la justicia, que puede llegar, a pesar de las instituciones.
Y se explicó, ahí en la Librería de las Rojas, un espacio cálido este libro que cuenta cómo fue, en una crónica/reportaje/poemario que acompaña a la autora en sus pasos, que dialoga convertida en una caminante por la geografía del país. “si no se alcanza la justicia las madres, como dice Yésica Sánchez Maya en el prólogo, se han encaminado para hacer posibles otras justicias frente a la grave crisis que en México atraviesan los sistemas de procuración e impartición de justicia”
Amor y sentimiento
Imposible capturar las emociones de las periodistas Juana Ma. Nava y Jacqueline Campbell, en Monterrey y Saltillo. Relatar los dichos de todas, pero sí Saber que este 13 de octubre se cumplen 2 mil 690 días con sus noches desde que fue asesinada Ma. del Sol Cruz Jarquín.
También lo presentó la senadora por Guanajuato Virginia Magaña, del partido Verde Ecologista que es psicóloga, y desde ahí con esa mirada consideró que es tiempo de dejar de estar atravesadas por la impunidad, la injusticia y la corrupción. Propuso difundir el libro casa por casa, y hacer patente que miles de familias y la sociedad mexicana están en duelo permanente. Se comprometió a revisar la legislación, los protocolos, las acciones, que “evidentemente no nos están sirviendo”
Soledad Jarquín Edgar, confiesa en muchos espacios que ha escrito, como acto de amor y de justicia, ella convertida en una caminante, tal como lo reflexionó el poeta Antonio Machado sobre el camino de la vida, utilizando la metáfora del caminante como símbolo del ser humano en constante movimiento. El poema habla de la importancia de seguir adelante, a pesar de las dificultades y la incertidumbre del futuro.
Por ello hay que promover el conocimiento del libro en todo México, dijo consternada por la crónica, Mariana Serna, de la asociación DEACERO quien estuvo en la presentación que se hizo en el 4º. Congreso de la Colectiva 50+1 en San Luis Potosí .
El Contenido
De Gabriela Ramírez algunas llamadas de atención. Este libro es una obra imprescindible para comprender la profunda herida que deja la injusticia en México. Pero no es solo la historia de su hija María del Sol, sino que es también la historia de miles de mujeres en México.
Según cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero de 2015 y marzo de 2025 se han registrado 8,571 feminicidios en México.
Y lo más doloroso: menos de tres de cada diez casos terminan en sentencia condenatoria. Es decir, en más del 70 % de los feminicidios no hay justicia. Prevalece la impunidad, silencio, olvido.
Pero no basta con aplicar la ley de manera neutra. Los jueces, los fiscales y los peritos están obligados a reconocer que las mujeres viven contextos de desigualdad, amenazas, violencias específicas. Si no lo hacen, los casos se diluyen, se minimizan, se convierten en números fríos en las estadísticas.
Habló de lo indispensable, esa transparencia judicial para romper con la cadena de impunidad. Los juicios deben abrirse al escrutinio público: qué pruebas se admitieron o rechazaron, cuáles fueron los argumentos legales, cómo se motivan las decisiones. Sin ese escrutinio, los procesos pueden transformarse en vehículos de manipulación, silencio y encubrimiento institucional.
Eso fue exactamente lo que ocurrió con María del Sol: un caso mal investigado, tardíamente tipificado, atravesado por intereses políticos y por la incapacidad —o la negativa— de las autoridades de aplicar una perspectiva de género.
En este libro Soledad Jarquín Edgar nos invita a recorrer un itinerario de revelaciones dolorosas:
- Cómo se construye el relato oficial y el contra relato que exculpa.
- Qué personajes y estructuras operan tras bambalinas.
- Qué papel juegan los medios, los poderes locales y nacionales, los fiscales y los jueces.
- Qué resistencias emergen desde las víctimas, sus familias y los movimientos sociales.
Tres fiscales han pasado por este caso en Oaxaca: Rubén Vasconcelos, Arturo Peimbert y Bernardo Rodríguez Alamilla. Ninguno de ellos logró encaminar una investigación sólida. Las pruebas se perdieron, los tiempos se dilataron, los expedientes se manipularon. Y mientras tanto, la familia de María del Sol, su madre Soledad, tuvo que convertirse en investigadora, vocera, defensora.
La CONAVIM, a nivel federal, ofreció acompañamiento, pero no pudo —o no quiso— obligar a la Fiscalía a rendir cuentas. Y el Poder Judicial local, en lugar de corregir, decretó el sobreseimiento, cerrando las puertas a la justicia.
Estos no son errores aislados: son expresiones de lo que significa un crimen de Estado. Porque cuando el Estado no investiga, no sanciona y no protege, se vuelve cómplice.
A Soledad Jarquín Edgar, se le impuso un duelo interminable: el de perder a su hija y, al mismo tiempo, el de pelear cada día contra un sistema que insiste en olvidar.
Desde 2018, Soledad Jarquín Edgar, transformó su vida en vigilia constante.
Describió como emprendió un camino de lucha que es también un camino de amor. Ha exigido justicia en Oaxaca, en la Ciudad de México, en foros internacionales. Ha denunciado la complicidad de las autoridades locales, la corrupción que atraviesa los ministerios públicos, la negligencia de los jueces.
Ha llevado el caso ante organismos internacionales como la ONU y el Comité de la CEDAW. Ha hablado en medios nacionales e internacionales. Ha enfrentado riesgos como defensora de derechos humanos, porque denunciar a los poderosos nunca es seguro.
Y aun así, sigue de pie. Su libro no es solo denuncia: es un acto de justicia alternativa. Porque si el Estado no quiere dar justicia en los tribunales, Soledad la da en las páginas, dejando un registro histórico que no podrá ser borrado.
El libro nos obliga a mirar de frente que la mayoría de los casos quedan sin castigo. Nos exige reconocer que sin transparencia judicial, sin perspectiva de género, sin rendición de cuentas, la justicia es solo una palabra vacía. Y, sobre todo, nos enseña la fuerza de una madre que se niega a callar.
Hoy no solo hablamos de un crimen. Hablamos de un país herido por la violencia y la impunidad. Hablamos de la urgencia de una justicia transparente, accesible, capaz de proteger a las mujeres y sancionar a los culpables.
Este libro como testimonio y como denuncia, es también un teto como esperanza: la esperanza de que contar la verdad puede ser el primer paso para transformarla. Convocamos voces para que las instituciones sepan que estamos observando, exigiendo, vigilando.
El propósito es claro: no solo denunciar, sino abrir una ventana hacia la exigencia de justicia, memoria y transformación institucional. Por tanto exige una lectura activa. No es un pasatiempo: es un ejercicio de conciencia. Al leerlo, te encontrarás frente a preguntas incómodas:
- ¿Quiénes se benefician del silencio?
- ¿Qué ocurre cuando los poderes del Estado se vuelven cómplices?
- ¿Cómo articular memoria colectiva con exigencia institucional?
También abre espacios para la esperanza: la resistencia de las víctimas, el activismo feminista, la presión social y mediática funcionan como fuerzas que pueden torcer la balanza.
No estamos solo lanzando un libro al mundo: estamos convocando un diálogo urgente. Un diálogo que exige memoria, justicia y reconstrucción institucional profunda.
De quienes leyeron, lo leerán, Ramírez Hernández agradeció su disposición a asumir que estas historias importan —no como espectáculos, sino como compromisos morales y políticos con el país que habitamos.
Adentrarse en las páginas de Revelaciones de un Crimen de Estado el libro de Soledad Jarquín Edgar sobre el asesinato de su hija, es “ no ser los mismos al salir de ellas”.