Por Sara Más
SemMéxico/SEMlac. La Habana, Cuba. 09 de diciembre de 2021.- La formación de capacidades, la sensibilización de periodistas y los estudios de género han favorecido el tratamiento de las violencias machistas en algunos medios de prensa en Cuba, reconoce Liliana Gómez Ramos, periodista de Radio Victoria, en Las Tunas, provincia a 666 kilómetros de La Habana.
Sin embargo, “se notan transformaciones y resistencias desde las prácticas comunicativas”, agrega la colega, que refiere “la persistencia de visiones estereotipadas, tamizadas por la ideología patriarcal que prevalece en las personas”.
Los medios de comunicación pueden legitimar y reproducir la violencia machista, pero también pueden ayudar a desmontarla, ¿cómo lo has vivido desde Radio Chaparra y Radio Victoria, en Las Tunas?
El papel de los medios de comunicación depende de las capacidades de las personas que producen los contenidos y su sensibilidad sobre los temas de género. Mi primer acercamiento a la perspectiva de género desde los medios de comunicación tuvo lugar en Radio Chaparra, municipio de Jesús Menéndez, en Las Tunas, y fue determinante la formación generada desde el Proyecto Socioproductivo Concertado, acompañado por Oxfam, y la inclusión de dos personas en la maestría de Estudios de Género en Universidad de La Habana.
En esa emisora se generaron muchas capacitaciones y se desarrollaron investigaciones sobre estos temas. La producción de contenido desde el medio está dirigida a desmontar la violencia, porque su colectivo está sensibilizado.
Radio Victoria es una emisora provincial y en ella la incidencia ha sido limitada, si de formación de capacidades se trata. Desde la Unión de Periodistas en la provincia y en el medio se han promovido varios cursos, pero en este último la resistencia ha sido mayor. Las investigaciones demuestran que los mensajes no siempre desmontan la violencia y sí se reproducen micromachismos o microviolencias.
Otro hito importante de formación de capacidades fue el proyecto “Las Tunas: Mujer y desarrollo en el contenido de los medios locales”, acompañado por la Unesco. Se aplicaron los indicadores de género al quehacer de las cinco emisoras municipales de la provincia y se incluyó el personal periodístico de Radio Manatí, Radio Chaparra, Radio Libertad, Radio Cabaniguán y Radio Maboas. Radio Victoria no estuvo incluida en esa oportunidad y eso se nota en las rutinas productivas del medio de prensa.
Desde tu experiencia en una campaña local contra la violencia, ¿cuánto pueden aportar esas experiencias a visibilizar y prevenir las violencias machistas?
La campaña “También son golpes” estaba dirigida a que los públicos reconocieran e identificaran la violencia psicológica como primer paso para salir del ciclo de violencia.
Fue una experiencia muy enriquecedora e interesante. La idea y contenidos salieron de la construcción colectiva y de diagnósticos realizados en el territorio.
En su construcción participaron diversos actores locales de ambos sexos, desde productoras campesinas hasta líderes del gobierno y representantes de la universidad. Al concluir la propuesta comunicativa podías encontrar, en cualquier centro de trabajo, materiales de la campaña sobre la violencia, su ciclo, dónde buscar ayuda y representaciones cotidianas para que las personas pudieran identificarla.
Se desarrollaron matutinos y otras acciones de capacitación, se institucionalizó la celebración de la Jornada por la no Violencia hacia las mujeres y las niñas. Todavía se conserva la lona de la campaña y se emplea en actividades de la Universidad Chaparrera, aunque han pasado más de 10 años.
¿Qué avances y pendientes identificas en el tratamiento de las violencias machistas en los medios de comunicación?
Entre los avances está la formación de capacidades en los medios de comunicación y la sensibilización que se ha logrado gracias a la UPEC en Las Tunas y en el país, aunque no es suficiente; se notan transformaciones y resistencias desde las prácticas comunicativas.
En el periódico 26 se publican materiales sobre violencia, con denuncias, que en otro tiempo era impensable e incluyen estos temas en su agenda por el compromiso que tienen desde su formación en temas de género.
Otro avance es la inclusión de estudios de género en las investigaciones de la Maestría en Ciencias de la Comunicación, mención Periodismo, de la Universidad de Las Tunas, lo que nos permite contar con diagnósticos actualizados de lo que ocurre en los medios, los contenidos que se producen y herramientas comunicativas para transformar esa realidad.
Tenemos a la UPEC como aliada estratégica para la formación de profesionales y la inclusión de los temas de género en capacitaciones para periodistas y profesionales que trabajan en los medios en la construcción del mensaje.
Otro avance que atraviesa todo es el Plan de Adelanto a la Mujer, pues establece e institucionaliza la perspectiva de género en nuestra sociedad.
El análisis profundo de las dinámicas de los medios demuestra que quedan muchos pendientes. Aun cuando las carreras de Periodismo y Comunicación Social son feminizadas, hay más hombres que mujeres en los departamentos informativos, muchos con visiones machistas que se vuelcan a los productos comunicativos. Aunque ser mujer no garantiza una visión de género, lo vivencial es importante para la sensibilización. Si analizamos las estadísticas de hombres y mujeres que van a cursos de género, ellas representan el 52 por ciento de la totalidad.
Los temas de educación, salud, mujeres, familia y sociedad siguen tratados, mayoritariamente, por ellas; mientras deportes y política son prioritariamente vistos desde las perspectivas de los hombres.
Respecto a las prácticas docentes de Periodismo, la totalidad de profesionales graduados de la licenciatura que arriban a las emisoras municipales de Las Tunas proceden de la Universidad de Camagüey. El diagnóstico apunta a que menos del cinco por ciento del claustro que imparte docencia ha recibido capacitaciones en temas de género. Sin embargo, más del 54 por ciento del estudiantado se ha apropiado de estos aprendizajes de alguna forma. Estas estadísticas se reflejan en los productos comunicativos que se generan, incluido el tratamiento que se hace a la violencia.
¿Cuáles son las mayores resistencias y desafíos para acercarse a estos temas desde la comunicación?
Las mayores resistencias están en el uso del lenguaje incluyente y la persistencia de visiones estereotipadas, tamizadas por la ideología patriarcal que prevalece en las personas.
Aún los medios no contemplan en su política informativa una estrategia para incluir la agenda de género. Es insuficiente la capacitación de la gran mayoría de los y las periodistas sobre la perspectiva de género.
Son desafíos acortar las distancias entre la agenda política y la privada y generar acceso a experiencias positivas y buenos ejemplos de periodistas y medios de comunicación y resguardar investigaciones sobre las temáticas de género en los medios nacionales y locales.
Como organización gremial, la UPEC fomenta la capacitación y preparación en cuanto a temas de género. Desafíos hay muchos, pero creo que el principal sería que periodistas y comunicadores se identificaran y realizaran productos comunicativos con perspectiva de género. Si lográramos eso, los beneficios serían enormes.