El gobierno entrante acapara la atención.
Al gobierno federal actual todavía le quedan cuatro meses de vida.
SemMéxico. Sonora. 8 de agosto de 2018.- Estamos padeciendo el problema de que haya tanto tiempo entre el triunfo del nuevo Presidente de la República y su toma de posesión. Y no se trata de darle de comer ansias a los millones de nuevos funcionarios, sino de que mientras el gobierno entrante acapara la atención, pero todavía no puede realizar la transformación prometida, el saliente luce paralizado…y México al garete.
Se trata de seis meses (del primero de julio al primero de diciembre), demasiados desde cualquier punto de vista tanto para realizar la transición de un gobierno a otro, como para resolver las controversias poselectorales que se presenten.
Encuentro Social (paradójicamente aliado a MORENA, el partido del Presidente electo) fue el único partido que impugnó las pasadas elecciones federales. No, desde luego, para destronar a AMLO sino simplemente para intentar salvar su registro, luego de la baja votación que, como partido, obtuvo en las urnas.
Esa voluminosa y engorrosa impugnación, que pudo haberse desechado de un plumazo, provocó que se aplazara la calificación final de AMLO como Presidente electo (que finalmente ocurrió hoy), pero como hay tiempo “de sobra” (según lo declaró el propio Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) para todo, no se le ve problema alguno. E igual sucede con la transición que no amerita adelantar tan larga víspera.
Lo anterior fuera lo de menos si el gobierno federal actual, al que todavía le quedan cuatro meses de vida, diera muestra de ella, pero todo indica que simplemente tiraron la toalla ante una derrota tan grande del PRI que los dejó paralizados…mientras el crimen y otros actores siempre ocupan y explotan ese vacío de poder.
Y cuando en un Estado, como aquí en Sonora, el gobierno continúa cumpliendo sus tareas, resulta que intentan impedírselo con violencia los próximos nuevos funcionarios, en éste caso de MORENA al intentar reventar las sesiones de la actual Legislatura, con el argumento de que algunas reformas a las leyes les atarán las manos a los nuevos diputados para realizar sus propias transformaciones, y lo cual significa el absurdo de exigir que se les entregue el poder anticipadamente. Algo a lo que, ni AMLO se ha atrevido hacer a nivel nacional.
Entre más tiempo pase luego de las elecciones y la toma de poder, más ansias del mismo despierta entre quienes esperan –impacientes– su momento, sobre todo en aquellos a quienes inesperadamente y por primera vez les cayó el triunfo del cielo y cada día se les hace todavía más largo para empezar a sacrificarse por los ciudadanos.
Alguien debe apaciguarlos. Y ese alguien puede ser, por ejemplo, Alfonso Durazo, quien por su experiencia y capacidad, dista mucho de impacientarse y de que le gane el deseo de levantarse en la madrugada esperando que tal vez así… amanezca más temprano. O la senadora electa Lilly Téllez, ambos educados, preparados y con experiencia política –aunque en distintos espacios.
No hay duda de que nadie quiere aquí que los morenistas locales contraigan el virus de la violencia de otras latitudes.