Elvira Hernández Carballido
Yo, desmembrada.
Me bebí el dolor,
Me dormí en el llanto,
Me desperté en la locura.
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 30 de octubre, 2024.- La voz poética, aguerrida, rebelde e inspiradora de Karina Vergara Sánchez cada vez resuena más en nuestros corazones. Ya lo suponía cuando sus ojos me espiaban con dulzura desde su banca universitaria, alumna humilde, como todas las mujeres sabias, brilló a su manera durante ese semestre.
Ella ya tenía dentro su feminismo radical, su perspectiva crítica, su certeza de que la denuncia nos hace fuertes, por ello, me pidió asesorar su tesis de licenciatura en ciencias de la comunicación, fue así como surgió la investigación: “Cuando la visita al médico se convierte en una pesadilla: violencia sobre la mujer y su salud” (2008).
Al realizar ese reportaje para titularse, ella argumentó sobre la fuerza del periodismo feminista. Advirtió desde las primeras páginas que no trataba de juzgar o condenar al personal de salud, pero era ya urgente recuperar los testimonios de mujeres que habían vivido una experiencia violenta y que, “ante el poder intelectual, social, económica y patriarcal, que conlleva la profesión médica y de la salud, ellas no han podido oponer resistencia, ni acción posterior alguna a la agresión”.
Los testimonios que ella recuperó en este trabajo académico si bien respetan las expresiones propias de cada entrevistada, Karina transforma las conversaciones en relatos desgarradores, muy humanos y sensibles:
“Pues, como nos ponen a estudiantes para hacer sus prácticas, a mí me pusieron un DIU cuando nació mi niña. Pero, me lo pusieron con todo y tubo de plástico que cubre lo de abajo, con envoltura, pues. Dice Luisa de 30 años y cuenta la extraordinaria historia: Yo decía que me dolía, iba al doctor y me decía que yo era una exagerada y chillona, que me iba a acostumbrar, pero no me revisaba. Estuve con dolor, inflamación, hasta que me dio fiebre de que yo tenía una infección, y entonces ya me lo quitaron, pero me dolió mucho”.
Después de titularse la volví a encontrar en las páginas de revista FEM y con orgullo atisbé que ya dominaba un estilo, que su perspectiva crítica se fortalecía, por ello no me sorprendió saber que hizo su maestría en Estudios de la mujer y doctorado en Ciencias en Salud Colectiva, ambos en la Universidad Autónoma Metropolitana, donde participaba de manera reflexiva y cuestionadora, sacudiendo a sus compañeras y seguramente incomodando a toda figura masculina. Sin duda, su alma poética delataba totalmente quién es ella:
Soy india
Morena, chata de la cara.
En un país
Obsesivamente racista.
Soy lesbiana
En una nación
Que compulsivamente me
Persigue.
Insisto
En la libertad de decidir sobre mi cuerpo
En territorio
De quienes realizan leyes
Que buscan doblegarme
No creo en su dios
Aun cuando habito un estado opresivamente
Católico.
Invoca a las diosas
Dentro de un patriarcado
Que hace miles de años
Intenta ocultarlas.
Sin duda, al descubrirla en las redes sociales no puedo dejar de seguirla, provocadora escribe textos de argumentación impecable contra el sistema patriarcal; provocativa, vuelve la poesía un canto de sirena amorosamente rebelde; feminista, la denuncia y la certeza de un cambio laten en sus escritos.
Me dio mucho gusto recibirla en Hidalgo donde vino a presentar su libro “Siwapajti. Medicina de mujer. Memoria y teoría de mujeres”, editado por Eterno Femenino. Como nunca su madurez de escritora, feminista, lesbiana, mujer, amiga y cómplice pueden encontrarse fácilmente en sus páginas donde reflexionada filosóficamente sobre este destino patriarcal que nos negamos a seguir y ella da pautas para comprender cómo desarmarlo, cómo ir construyendo nuestras armas para enfrentarlo, creer más en nosotras mismas. Así lo expresó una de sus lectoras:
“Amigas es bien peligroso leer este libro, se te abre un mundo nuevo, muchas cosas empiezan a tener sentido y muchas otras lo pierden. Lo empecé a leer y el mundo empezó a incomodarme más y empecé a notar ciertos detalles cotidianos que construyen todo este sistema. Gracias Karina Vergara Sánchez por esta sacudida.”
No la veo muy seguido, pero sé que siempre está cerca, que si le escribo me responde amorosa. Si ella me busca, de inmediato le contesto. Nos gustan las muñecas de trapo y nos llegamos a presumir con cariño nuestra colección personal. Observo su fuerza en las redes sociales y me lleno de orgullo. Espío lo bien querida que es, y me conmuevo profundamente. Me gustan sus blogs como “Esta boca es mía”, “Cuentitos lesbianos” y “Testimonio Cotidiano”.
Y hoy esa chava universitaria que conocí hoy cumple 50 años, me uno a las felicitaciones y les sugiero que la sigan, siempre sacude nuestro ser.
Casi muero,
Pero me sostiene la rabia.
Casi muero,
Pero no estoy muerta.
Casi muero
Y estoy rota.
Sin embargo,
Voy a encontrar la forma de levantar el rostro.
Maestras, ambas.
Gracias por tu texto, Elvira, gracias a las dos por su rebeldía y su pluma.
Con admiración, Noemí.