Elvira Hernández Carballido
SemMéxico. Hidalgo. 08 de septiembre 2021.- ¿Sabían que los adjetivos pueden empanizarse sin mucho aceite, las comas hacerse amigas tanto del comal como de la olla, una composición endulzarse con miel y un poema rimarse con uvas o nubes? Pues, todo esto ocurre el curso que imparte Anilú Zavala que con atinada creatividad ella bautizó “Hasta la cocina”.
Cada una de las sesiones que ella imparte provoca que descubras tu cocina o ya no huyas de ella. Se puede evocar a nuestras abuelas meneando el cucharón mientras reían o compartían un buen chisme. Reconocer que mientras se lava los platos es posible recitar a Simone de Beauvoir y en lo que hierve la leche, subrayar un libro de teoría feminista. Quizá fue en ese espacio donde vimos muchas veces llorar a nuestra madre, tal vez representaba el refugio para defenderse de algún acto violento, donde se tomó la decisión para alejarse de un hogar que nos atormentaba más que apapacharnos.
Cuántas historias guarda una taza despostillada o una olla mil veces soldada. Mil mitos giran en torno a la cocina y a nuestra vocación de guisar. Cuántos simbolismos creemos traducir en cualquier recetario. Cerrar los ojos y sentir rechazo porque llega esa imagen de nuestra madre cocinando hasta el 10 de mayo. Maldecir esa burla de los hombres cuando tu pareja decide hacer de comer a tu lado. Ufanarse ante las amigas cuando presumes que no sabes cocinar, cuánto reproches silenciosos si te pasas un día completo preguntándote qué harás de comer.
Valorar y revalorar este espacio, a veces relacionado con nuestro encierro, a veces descubierto como un paraíso de creación, la cocina como aliada y como victimaria, cuándo pactar con ella y cuándo poner distancia. Reconocer sus aromas, pero también los miedos que se esconden detrás de la estufa. Advertir sus posibles cadenas, aunque también sus ventanas abiertas. Buscar metáforas mientras observas que el pastel se esponja detrás del cristal del horno, preguntarte por qué algunos hombres parecen invadir y no acompañar si entran a la cocina o comprender a Eva mientras picas una manzana.
Cada uno de estos cuestionamientos e incertidumbres, cada palabra y traste, cada especia y frase, cada composición y receta, demuestran su complicidad en cada sesión que Anilú te explica por qué se le ocurrió impartir un curso con estas características, qué vamos a aprender y a qué nos vamos a atrever.
Sin duda, el primer ingrediente es la fuerza de la palabra, a veces acentuada con aceitunas, a veces subrayada con tono violeta. Nuestra profesora nos convence que la escritura tiene sabor, que hay recetas de vida que podemos compartir, que hay historias que desean salir del congelador. Que la sonrisa de tu abuela está enredada en un molinillo, que las risas de cada tía y vecina danzan en la flama de la estufa, que la alegría surge mientras quitas una y otra capa de cebolla, que las lágrimas sazonan mágicamente unas fresas con crema.
Anilú provoca que desde el fondo de nuestra alma surge uno o mil recuerdos maravillosos ya sea por amor o dolor, fuerza o fragilidad, negación o rebeldía, abnegación y radicalismo. La cocina es y no es nuestro escenario, siempre le reservamos un rincón de la casa, la eludimos algunos días, no acoge cuando escapamos de algo. Cuántos pensamientos, ideas y sueños daban vueltas por nuestro cabeza al ritmo de un cucharón o de la batidora. Seres amados oscilando entre la sal y la pimienta. Odios molidos en el metate, cariños convertidos en la cereza del pastel.
Gracias a ella muchas de sus alumnas delatamos tantas sensaciones y evocaciones. Gracias a su orientación no niegas tu cercanía o distanciamiento con la cocina, con cada cocina que has habitado a lo largo de tu vida. Algunas de nosotras reconocimos que fue el escenario ideal para reconocer en tu suegra a una buena alquimista, otras más confesamos nuestro miedo a la olla exprés como una analogía de explotar por dentro sin control alguno. Otras más compararon tardes festivas con el aroma de una sopa de fideo y unas más reconocieron que la melancolía se endulza mejor con tres gotitas de miel. En cada sesión surge una manera de inspirar y de provocar, de sazonar el alma y de refrigerar temores. Fue así como pude escribir esta receta:
RECETA DE CORAZÓN PARA ESCRIBIR:
Ingredientes:
2 lunas en almíbar/
Ternura en polvo/
5 buenos recuerdos/
2 lágrimas/
9 de gotas apasionadas/
Orgasmos naturales al gusto/
Un puñito de pimienta feminista/
Un corazón grande, con 3 grietas y muy desordenado.
Manera de prepararse:
Espolvorear cada ingrediente encima del corazón y presionarlo suavemente para resistir la tentación de callar y motivar la inspiración de delatarse.
Agregar todo a un cazo color violeta y revolver con plumas estilo Sor Juana.
Pasar a un refractario con tono de poemas feministas y odas de Neruda.
Dejar mil grados de pasiones en un horno en forma de alma vagabunda.
Es absolutamente necesario, al momento de la preparación, tener de fondo tu canción preferida o el verso que más te ha conmovido.
Poco a poco el corazón empezará a latir, en cuanto los latidos sean tan fuertes como el mayor milagro de amor que te has imaginado, sean tan nobles como la sonrisa de tu hijo, tan emotivos como una tarde lluviosa, tan amorosos como el momento más inolvidable compartido con todo buen ser humano, tan fuertes que te hacen amar a tus verdaderas amistades, pero incluso a quienes te desean el mal, entonces está listo.
Forma de servirse
Nada mejor que servirlo en un cuarto propio lleno de bullicio, de ideas, de todos los climas y todas las estaciones del año. Dos hojas bond rosas para prevenir manchas traicioneras. Llevar un plato que debe pertenecer a la vajilla de la honestidad más absoluta y los cubiertos deben estar bañados de auténtica buena fe. Se recomienda compartirlo junto a la foto del hombre que amarás por siempre, de la amiga leal, del amigo que te reconcilia con la vida y de cada persona que siempre creerá en ti. Porque un día serás esa escritora que deseas ser.
Así, en “Hasta la cocina”, se consolida una pedagogía con sabor, didáctica en punto de turrón, feminismo en su punto, mujeres que se no se cuecen al primer hervor, rebeldías como agua para chocolate, todo esto y más caracterizan las sesiones de Anilú Zavala que justo abrió nuevamente este Taller/Laboratorio de Escritura Creativa y Círculo de Reflexión e inicia este 24 de septiembre a través de 16 sesiones, martes y viernes, de 7:00 a 8:30 de la noche. Las clases son vía zoom y el costo total es de 600 pesos.
El Correo de contacto es: escribe@somosdisruptivas.org