Elvira Hernández Carballido
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 5 de febrero, 2025.- “Y bueno, irrumpiste en escena. Ya eras una leyenda, el tipo original que se perdió en mis brazos y ahí te quedaste. Sí, la chica media hueca te mantuvo a salvo.
Ahora te veo, hojas marrones caen a tu lado y hay nieve en tu pelo.
De nuestro aliento salen nubes blancas, se mezclan y se toman en el aire.
Hablando solamente por mí, ambos podríamos haber muerto ahí mismo.
Pero me dices que yo no soy nostálgica. Entonces dame otra palabra para describir esto. Tú que eres tan bueno con las palabras y en guardar cosas vagas.
Porque necesito algo de esa vaguedad. Ahora todo se ha vuelto muy claro.
Si, te amé entrañablemente. Y si lo que me estás ofreciendo es solo diamantes y óxido… Ya lo he pagado.”
Fui al cine a ver a Bob Dylan, pero ella me atrapaba en cada escena. Su rostro sin una gota de maquillaje, ese negro cabello que caía como catarata de ébano, sus pies descalzos pisando fuerte el escenario y una voz de ángel rebelde que de inmediato te invita a levantar el puño para retar al mismo cielo. Es Joan Báez.
Ella fue un símbolo de la música folk cuyas canciones de protesta reforzaban el ambiente de rebeldía de aquella década de los sesenta. Su relación con uno de los grandes compositores de todos los tiempos marcó la vida de los dos. Su canción “Diamantes y óxido” se dice que delata lo que vivió con Dylan, una joya musical que nos aproxima a explorar cómo reconocer el amor romántico y saber alejarse con dignidad, pero sin negar lo que se vivió con el hombre amado.
Joan Báez acaba de cumplir 84 años por eso su cabello es color nieve y aunque ya se despidió de los escenarios, su voz sigue llegando al corazón en cada grabación y en cada video que nos permiten recuperarla en todo su esplendor.
Nacida en Nueva York, su familia fue determinante para hacer surgir en ella ese espíritu pacifista y preocupado por defender los derechos humanos. Su padre, de origen mexicano, no quiso integrarse a proyectos sobre la bomba atómica y trabajó en la Unesco. Fue en la adolescencia que Joan descubrió su gusto por la música y poco a poco la guitarra acústica se convirtió en su cómplice leal. Cantó en varios lugares y festivales hasta que tuvo la oportunidad de grabar su primer disco. El éxito llegó cuando tenía 17 años, pero nunca abandonó su compromiso social. Estuvo cerca de Martin Luther King, participaba en marchas por los derechos civiles, protestó en contra de la guerra de Vietnam, fue arrestada, pero los días en prisión reforzaron su lucha. Fue y es una activista política incansable.
Su relación con Dylan inició cuando ya era muy famosa por su música y, seguramente, como la mayoría de nosotras, debió haber quedado embelesada con las letras de ese poeta misterioso. Ella grabó algunas canciones de él y cantaron juntos en un festival de folk una composicipon de Dylan: “With God on Our Side».
En la película que actualmente se proyecta, “Un perfecto desconocido”, se muestra esa relación como intermitente, unida por el amor a la música, apasionada porque desde la primera vez que se vieron sintieron una atracción especial, ella apoyándolo al grabar su canciones y al hacer dueto en varios festivales. Él tan extraño, ella tan segura de sí. Dylan tan complejo, ella totalmente sencilla. Para algunos su separación tuvo que ver con cuestiones ideológicas, para otros el cambio de Dylan a la guitarra eléctrica y el rock, mientras Báez no dejó su guitarra acústica y sus interpretaciones leales a la denuncia social. Se acabó el amor. Dylan inspirado en su propia imagen. Joan prefirió dejar huellas en el escenario de sus pies descalzos. Bien dijo sobre ella Riasa White:
Joan Báez es una leyenda del mundo. Puso al servicio de la justicia entre los seres humanos su esplendorosa voz de mezzo soprano. Inyectó a la música de su inteligencia, de su don para amar a todos, de su nobleza como persona. Y escogio su paso por la tierra como una misión, como un servicio. Dándose victoriosa como un humilde, pero espigado tallo de olivo.
“Un perfecto desconocido” aborda la vida de Bob Dylan, pero Joan entró y salió cada vez que lo consideró importante. Amándolo cuando fue necesario y alejándose de él porque era inevitable, cada quien brillaba en su propio escenario, cada uno apostó por lo que deseaba de sus respectivas vidas. No tengo duda que “Diamantes y Óxido” sigue siendo una canción poderosa y actual, su letra delata a una mujer segura de sí que se enamora, pero que reconoce cuando es mejor despedirse:
“Estoy condenada. Aquí viene tu fantasma otra vez.
Pero eso no es raro, es que la luna está llena y a ti se te ocurrió llamarme.
Sentada, con el teléfono en la mano, escucho esa voz que creí conocer hace un par de años luz y me dirige directo a reincidir otra vez.
Dijiste que mi poesía era pésima.
¿Desde dónde me llamas? ¿De una cabina en el medio oeste?
Ambos sabemos lo que los recuerdos solamente pueden traer, traen diamantes y óxido.”