Textura Violeta
* Basta de fotografías de señores en traje representando a la población y sus liderazgos, faltan en el escenario las señoras, indígenas o birlochas.
SemMéxico. Bolivia. 18 de abril de 2017.- Hace unos años, antes de que aparecieran las cámaras digitales, salir en una fotografía era algo inusual, solían ser momentos especiales. Hoy, las fotografías, de ser instantes extraordinarios en la vida se han convertido en rutina; sin embargo, si se mira bien, se observa que todavía capturan realidades, las muestran y, en algunas, se hacen evidentes las ausencias, es el caso de la imagen que ha circulado en los medios bolivianos donde seis ex presidentes y líderes políticos de este país andino emiten un comunicado en el que, dicen, defienden la democracia.
¿Hay de verdad una democracia cuando no hay ninguna mujer que lidere al menos una parte de los grupos o partidos? ¿Dónde están las mujeres? ¿No hay mujeres políticas? Más del 50% de la población es femenina, lo recuerdo por si acaso.
¿Se imaginan que fueran igual seis personas en la foto y todas mujeres? ¿No sería ese el principal elemento que llamaría la atención, dejando de lado su declaración? ¿No sería motivo de debate sobre su real representación de la población siendo sólo un género? ¿Se publicaría por igual en todos los diarios y con el mismo protagonismo informativo?
Está tan normalizado que estos personajes sean varones que eso no llama la atención, ni se cuestionan las ausencias. ¿Estos líderes se dan cuenta de que sólo se rodean de hombres cuando se trata de liderazgos? ¿Aceptarían ellos aplicarse a sí mismos, a sus partidos, la democracia desde el género? ¿Si se lo hace desde el mismo comunicado?
Entre los puntos que mencionan está la denuncia y rechazo a la judicialización de la política de oposición y la pérdida de libertades ciudadanas para ejercer el derecho de hacer política. O sea no se les deja hacer política porque se les enjuicia, lo que se podría comparar con que no se les deja hacer política porque son mujeres. No es una comparación banal, no, por ejemplo son muchas las denuncias de acoso y violencia que sufren las concejalas, alguna ha sido asesinada.
Una persona de oposición no debe ser enjuiciada y/o encarcelada por sus lineamientos políticos; así como, al contrario, hace falta que la justicia actúe diligentemente ante los acosos, amenazas y distintas violencias que de manera normalizada, socialmente organizada e institucionalizada, en la familia, organizaciones sociales, partidos y entidades estatales se realiza contra las mujeres. Eso, y no falta de capacidades, es lo que a ellas les impide subir a cargos que no sean más allá de mandos medios. Y este punto, es evidente y la foto lo muestra, se da en todos los partidos y tendencias.
Y cuando las mujeres suben a esos mandos medios, lo hacen, por lo visto, a costa de tener la boca cerrada, de no ser rebeldes ni hacer ninguna crítica, menos hacer sombra, deben ser sombra. También ocurre en el oficialismo.
Revisando el escenario político boliviano, pocas mujeres aparecen. Está fundamentalmente Soledad Chapetón, la alcaldesa de El Alto (tercera ciudad del país), que no aparece en la foto cuando sí lo hace el Alcalde de La Paz (sede de gobierno). Él sí lidera un partido. Ah, ¿ella no? ¿Que el partido donde ella milita tiene dueño?
Es extraño que un llamado proceso de cambio quiera perpetuar un liderazgo, como el del presidente Evo Morales, cuando este tipo de procesos para ser efectivos no deben depender de una persona, de un único líder. El proceso de cambio debe pesar por sí mismo y sus representantes ser servidores de éste y por ello secundarios. Todas las formaciones políticas requieren renovaciones, en la foto hay más de uno que ya están muy vistos desde hace años. La renovación es vital y ésta pasa por la presencia femenina en sus filas.
Basta de fotografías de señores en traje representando a la población y sus liderazgos, faltan en el escenario las señoras, indígenas o birlochas, así como nuevas generaciones compartiendo espacio con personas con experiencia. Diversidad real, representación política real para una democracia real.