La muestra conmemora el centenario del accidente que marcó la vida y la trayectoria artística de Frida Kahlo / Foto: Cortesía/Museo Frida Kahlo Casa Azul
Kevin Aragón
SemMéxico/ El Sol de México, Cd. de México, 21 de noviembre, 2025.- “Tan pronto vi a mi madre le dije: No me he muerto y, además, tengo algo por qué vivir; ese algo es la pintura”, así relató la misma Frida Kahlo el primer encuentro que tuvo con su madre tras el accidente de tránsito que cambio su vida, en el autobús en el que viajaba, en la calzada de San Antonio Abad, frente al mercado de San Lucas, el 17 de septiembre de 1925.
En conmemoración de los 100 años de aquel acontecimiento, Casa Azul abre la exposición temporal “Frida Kahlo. Pintar por accidente”, la cual propone una lectura íntima del modo en que la pintora más famosa del país vivió y afrontó el dolor.
“La Frida que recuperamos en esta exposición es una Frida joven. Ella apenas tenía 18 años cuando todo esto sucedió, pero también hablamos de todos los procesos y toda la trayectoria que se desencadenó a partir de este accidente que la llevó a pintar”, dice Perla Labarthe, directora de Casa Azul, en entrevista con El Sol de México.
A partir de documentación y una exhaustiva investigación del archivo de Frida Kahlo, en el que se encontraron escritos de su propia autoría, se montó esta muestra. “Ha sido muy interesante regresarle la voz a Frida, pues ella habló de su propio accidente y más tarde de su arte y cómo fue que la pintura fue el medio que ella encontró para sanar”, dice la directora.
Dividida en tres núcleos, inicia con “El tranvía”, que pone en contexto la realidad de los medios de transporte y de comunicación en la que sucedió el accidente, en palabras de Frida, pero también de investigación hemerográfica.
“Aún se estaban desarrollando medios de transporte como el autobús, que convivían con otros que eran muy tradicionales, por lo que parece es que este tipo de accidentes eran muy frecuentes, aunque el que vivió Frida definitivamente fue muy crítico y documentado en periódicos del momento”, apunta la museóloga.
“El Accidente”, muestra testimonios de Frida sobre el suceso, así como fotografías y algunos otros documentos de interés, como varias hojas del historial clínico de la pintora. “En este documento se mencionan a detalle las heridas que tuvo en el accidente, que además le dejó secuelas por las que tuvo que ser operada en varios momentos de su vida”.
El tercer y último foco se dedica a la forma en que la pintura se volvió parte sustancial de la vida de la pintora, quien se refiere a su madre. “Fue ella a quien se le ocurrió techar mi cama estilo Renacimiento. Le puso un baldaquín y colocó a todo lo largo del techo un espejo en el que pudiera verme y utilizar mi imagen como modelo”, dice en una de las citas que se puede leer en la muestra.
Sobre esto, Perla Labarthe comenta: “Todos esos procesos de recuperación sucedieron en esta casa. Gracias a ellos es que tuvo tiempo de pintar y vivir momentos de profunda reflexión e introspección que le permitieron plasmar su vida en sus obras que lo gran una capacidad de síntesis muy alta”.
Para ejemplificar esta evolución, se exhiben reproducciones de varias obras de la pintora, entre ellas su primer autorretrato, algunas vistas de Coyoacán, retratos de familiares y amigos, así como el dibujo que ella hizo de aquel accidente.
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Si bien se encuentra dentro de las instalaciones de Casa Azul, la exposición no afecta el recorrido original del sitio, pues se encuentra instalada en el ala lateral del Jardín principal.
Todas las piezas, fotografías y documentos son reproducciones digitales, lo cual responde al trabajo de digitalización del acervo personal de Diego Rivera y Frida Kahlo, bajo resguardo de Casa Azul, proyecto que sigue en avance.
Kevin Aragón: Soy reportero especializado en temas culturales con 7 años de experiencia. Estudie letras en la FF y L de la UNAM.
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