Drina Ergueta
SemMéxico. La Paz-Bolivia, 23 de mayo, 2024.- Hace unos días varios medios informaron que la hija de uno de los integrantes de un famoso grupo musical boliviano había anunciado que abría una cuenta en la plataforma OnlyFans en su sección de venta de imágenes eróticas, lo que provocó una gran cantidad de comentarios en las redes sociales ya que es un tema que tiene un efecto de alta polémica por su relación con la prostitución y la pornografía.
Onlyfans es una plataforma nacida en Inglaterra que principalmente permite a personas, fundamentalmente mujeres (97% según un estudio español de la Federación de Mujeres Jóvenes) ofrecer imágenes suyas, en fotografías o vídeos, eróticas o sexuales a un público (casi un 100% hombres) que paga por verlas. La plataforma cobra un porcentaje por ello y la otra parte es para quien se expone públicamente, aunque desde esa especie de protección que aparentemente da lo online.
El estudio denominado “Onlyfans, un espacio blanqueado del negocio del sexo”, al que hace referencia el diario 20 minutos, afirma que allí se mueven verdaderos proxenetas que captan mujeres jóvenes para hacerlas “modelos”, “creadoras de contenidos” o “camgirls”, glamurizando la pornografía y la prostitución que resulta de venderse, aunque no de la manera clásica en la calle y sin que exista contacto físico.
¿Dónde está el límite en la venta del cuerpo? En un mundo cada vez más virtualizado en las relaciones humanas ¿debe necesariamente haber acceso carnal para llamársele prostitución? ¿Si hay amistades y noviazgos online, acaso no corresponde también que haya prostitución en ese marco? Por otra parte, ¿cuál es la línea que marca y define la prostitución? Si se ha vendido una sola vez ¿es prostituta? Si se casó por necesidad o ambición económica ¿acaso no se vendió también? En ese sentido, del altar a la esquina de una calle es cuestión de grado, ¿y en lo virtual también?
Por los comentarios de gente de a pie, en las redes, parecería que lo relevante de participar en Onlyfans es la exposición, el hacerlo público. “¡Qué vergüenza para sus padres!”, dicen. Si bien las concepciones culturales, que incluyen lo que se considera moral o no, en una sociedad son relevantes, porque la constituyen, aquí desechamos la moralidad por varias razones que sería largo de explicar y nos centramos en aspectos que ponen en cuestión a la prostitución: su carácter de explotación, de coerción y violencia y de subordinación siendo, en la inmensa mayoría, las mujeres las que tienen la posición de desventaja.
Esta plataforma y quien allí ofrece sus imágenes se vende también con un discurso de empoderamiento de las mujeres, en sentido de que son dueñas de su cuerpo, hacen con él lo que creen conveniente y logran ingresos económicos que posiblemente no obtendrían con un trabajo común y corriente. Si bien las mujeres pueden obtener ingresos con su cuerpo, con ese mismo cuerpo obtienen cuantiosas sumas el propietario de la plataforma, las empresas de marketing Onlyfans, fotógrafos y camarógrafos y otros que muchas veces gestionan las cuentas y captan mujeres jóvenes para que participen. A título de empoderamiento se monta un aparato en el que muchos logran beneficios ¿hay explotación?
También se habla de libertad de hacer lo que se desea. En la prostitución se cuestiona que las mujeres se vean obligadas por necesidad, por coerción o por violencia a ejercer la prostitución, en el caso de Onlyfans se supone que las mujeres se muestran por decisión propia ¿Que acaso no hay un discurso hegemónico que marca estándares de belleza femenina y motiva a quienes no lo cumplen a tenerlo en base a cirugías y, luego, a exhibirlo como forma incluso de un tipo de ascenso social basado en la cosificación de las mujeres? Quienes están en Onlyfans ¿acaso no reciben constantes propuestas de pasar de lo online a lo físico? ¿Qué no reciben mensajes violentos, de negarse, que hacen que sientan ansiedad y miedo? ¿Y de acceder, realmente ellas eligen? ¿Qué edad tenían para hacerlo? Cuando pasen los años y las imágenes queden ¿seguirán pensando lo mismo?
Era una chica “magnífica”, era la hija de la niñera boliviana de una artista colombiana, era la hija de un artista de Bolivia… todas entraron en esta plataforma y los medios difundieron la noticia de manera “objetiva”, pero sin añadir todos los bemoles y notas disonantes al discurso de “empoderamiento” de las mujeres por esta vía.