Hay que analizar los datos “con ojos violeta”
- Especialista coincidieron en que de nada sirven los datos fríos si no se abordan con enfoque interseccional y de género
SAÚL HERNÁNDEZ
SemMéxico/El Sol de México, Cd. de México, 1º. de noviembre, 2021.- Recolectar, analizar e interpretar datos con enfoque de género requiere de las y los periodistas trabajo multidisciplinario y capacitación continua, pero más importante aún es contar con una base teórica de género y una perspectiva interseccional. Si esto no se tiene, no podrán reflejarlo en sus investigaciones periodísticas, aunque tengan una cifra dura y contundente.
Durante la décimo tercera sesión del Consejo de Género de la OEM, presidida por su directora general editorial, Martha Ramos Sosa, se abordó el manejo de datos con perspectiva de género en investigaciones periodísticas. Las ponentes coincidieron que se debe escudriñar los fenómenos actuales “con ojos violeta”, lo que también incluye el análisis de bases de datos.
Ivette Yáñez Soria, manager de proyectos de datos de género del laboratorio colaborativo Data-Pop Alliance, consideró que la alfabetización de datos es clave para comprenderlos, interpretarlos y utilizarlos con un objetivo social.
Si bien, se necesitan las ciencias exactas, la base para hablar de datos de género es la comprensión de las teorías de género y feminismo. “Es necesario tener esa base para poder hablar de datos de género”, aseguró.
Los datos de género pueden tener muchas formas o enfocarse en muchos temas (migración, salud, educación), pero los caracteriza la perspectiva con la que se abordan.
Para contar con una base de género, Yáñez considera que hay tres puntos fundamentales. El primero es entender que el constructo social, que tradicionalmente ha sido binario (hombre-mujer), se ha movido para hablar de identidades de género a lo largo de un espectro.
Luego está el enfoque interseccional, es decir, no sólo considerar la identidad de género de la persona, sino otras que la pueden hacer más vulnerable a determinadas problemáticas (edad, estrato socioeconómico, raza, orientación sexual, entre otras).
“Generalmente se habla de datos o estadísticas desagregadas por sexo, pero los datos de género deben ir más allá adoptando una perspectiva interseccional a lo largo de todo el proceso de recolección de los datos hasta la visualización”, añadió.
Y en tercer lugar está la adopción de las teorías del feminismo.
Concluyó su participación explicando que en la era de la desinformación, donde mucha gente desconfía del trabajo periodístico que se lleva a cabo, el periodismo de datos se convierte una posible estrategia para desarrollar narrativas más fuertes y objetivas, sin dejar de ser humanas.
Daniela Villegas, periodista feminista, coincidió en que es muy importante conocer las conceptualizaciones de género e interseccionalidad. “Es muy importante conocer la lectura de datos, pero también cómo se alimenta a partir de teorizaciones de carácter feminista”.
Añadió que se requiere que la academia, el periodismo y las personas especializadas en la lectura de datos aprendan unos de otros, “que todos trabajemos de forma interdisciplinaria y conozcamos la historización de este movimiento feminista”.
En el mismo tenor, la periodista feminista y consejera permanente de la OEM, Sara Lovera, consideró que hay que explicar las veces que sea necesario a los periodistas qué es la mirada de género.
“Si no logramos entender qué significa haber encontrado esta categoría de género feminista, como diría mi maestra Marcela Lagarde, con los ojos violeta, donde no sólo distingamos hombres y mujeres, sino pongamos en contexto la vida de las mujeres, si no logramos entenderlo entonces tampoco vamos hacer periodismo feminista porque solamente sacamos el dato frío”.
Recordó que antes era muy complejo conseguir datos de género y que el Inegi comenzó a publicar estadísticas por sexo a partir de 1970. Instó a quienes hacen periodismo a pelear por la autonomía y supervivencia de ese organismo y también de las organizaciones civiles que reinterpretan los datos que generan las agencias gubernamentales.
EL EJEMPLO DE LA JUSTICIA
Una de estas asociaciones civiles es México Evalúa. Durante la sesión, Chrístel Rosales, investigadora senior del Programa de Justicia de la organización, habló de la importancia de entender los datos a través del lente de género y del contexto en que ocurre un fenómeno. Puso como ejemplo el caso de la procuración e impartición de justicia en México.
Explicó que la justicia para las víctimas no está siendo neutral ya que “los feminicidios, la violencia familiar, los intentos de feminicidio, las desapariciones quedan en el archivo temporal”, es decir, archivados provisionalmente.
Y cuando las mujeres son imputadas por algún delito, la justicia tiende a ser más severa. Mientras sólo seis por ciento de los delitos son cometidos por mujeres, las sentencias hacia ellas superan los 21 años, cuando para la mayoría de los hombres van de uno a diez años.
El hecho de que las mujeres terminen perdiendo como víctimas y como imputadas de un delito tiene que ver con la forma en que ellas también están representadas en el sistema de justicia: hay pocas mujeres en espacios de decisión y en los niveles con mayores salarios.
“Hay que analizar cómo el brazo punitivo del Estado, la propia investigación de los delitos, puede estar replicando estereotipos o prejuicios contra las mujeres…Es analizar el fenómeno en su conjunto: hay poca representación en espacios de decisión, hay una división sexual del trabajo y una clara discriminación en términos de rangos salariales”.
Gabriela Ramírez, integrante del Centro de Información de la ONU en México, opinó que “México ha sido un país muy importante en estadísticas de género”. Recordó que existe desde hace 16 años una alianza entre ONU Mujeres, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Inegi para trabajar estadísticas de género, a la cual se sumó la Cepal en 2006.
Martha Ramos concluyó el evento recordando que los números han sido fundamentales para cualquier diagnóstico, de ahí la importancia que los periodistas los incluyan en su trabajo cotidiano.
“Creo que hoy que la mayor fuente de información tiene que ser bases de datos. Debería ser nuestro primer paso y de ahí sabremos con quién hablar, a quién buscar y qué historia construir… Y hacer de esto un sistema de trabajo cada vez más regular y contundente”.