Contaminantes por tráfico vehicular podrían ocasionar repercusiones neurológicas que afectan de manera diferenciada a hombres y mujeres

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Por Sara Lovera

SemMéxico, Cd. de México, 27 de agosto, 2024.-Las actuales regulaciones sobre partículas menores a 2.5 (PM2.5) pueden ser insuficientes para proteger al cerebro y evitar el desarrollo de problemas neuronales, como las enfermedades de Alzheimer, Parkinson; o bien, autismo, al menos en Estados Unidos, sugieren recientes estudios realizados en la Universidad de California, en Davis.
Según publica APL Bioengineering, el Alzheimer y el Parkinson afectan de manera diferente a hombres y mujeres, el género influye en su tratamiento, dice un texto publicado por Callie M. Weber y Alisa Morss Clyne.
Una nueva investigación ha revelado que los hombres y las mujeres se ven afectados de manera diferente por enfermedades cerebrales como el Alzheimer y el Parkinson, por lo que los investigadores instan a sus colegas a recordar esas diferencias al investigar tratamientos.
Los científicos de la Universidad de Maryland (EE.UU.) destacan que esa creciente línea de investigación sugiere que las diferencias sexuales juegan un papel en la forma en que los pacientes responden a las enfermedades cerebrales, así como a la esclerosis múltiple, la enfermedad de las neuronas motoras y otras dolencias cerebrales.
Anthony Wexler, director del Centro de Calidad del Aire en dicha institución, que habló en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) destacó, por ejemplo, que el Alzheimer es más frecuente en mujeres mayores que en hombres, mientras que el Parkinson afecta a los hombres con más frecuencia y tiende a hacerlo de manera más grave.
Los cambios están asociados con la ruptura de la barrera hematoencefálica. La investigación publicada ha mostrado diferencias en las barreras hematoencefálicas de hombres y mujeres. Eso podría influir en las diferencias conocidas en los sexos, coincidió.
Información oficial del gobierno indica que se estima que en México aproximadamente un millón 300.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer, cifra que representa entre 60 y 70 por ciento de los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años, y principalmente a las mujeres.
El trabajo elaborado por Anthony Wexler, director del Centro de Calidad del Aire en dicha institución, fue presentado durante la décimo segunda edición del ciclo de conferencias Panorama Actual de las Ciencias Atmosféricas y del Cambio Climático 2024, organizado por el Centro de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la Unam.
De acuerdo con el científico, es difícil indagar cuántas y cómo son transportadas al cerebro las partículas emitidas por los automotores; pero debido a los resultados obtenidos en ratones, que fueron expuestos a menores cantidades de PM2.5 que las registradas en el medio ambiente, se sugiere que las normas son insuficientes para cuidar dicho órgano.
Al ofrecer la charla «Efectos de la contaminación relacionada con el tráfico en la salud neurológica» (Neurological health effects of traffic related air pollution), ante investigadores y académicos del ICAyCC precisó:
Cuando se piensa en la calidad del aire lo primero que se asocia es la salud pulmonar, pero al revisar la incidencia de cáncer en este órgano los casos registrados no son tantos.
Sin embargo, nuevos estudios han comenzado a relacionar también los aerosoles químicos con problemas cardiovasculares, así como efectos neurológicos, aunque todavía se desconoce en qué nivel.
No obstante, se ha sugerido que puede tener relación con la aparición de las enfermedades de Alzheimer, Parkinson o Autismo, razón por la cual es importante investigar en varias ciudades del mundo para generar la información necesaria.
El también académico de Ingeniería Civil y Medioambiental y Recursos de Tierra, Aire y Agua recordó que en 2006 se presentaron los primeros reportes que sugerían la asociación entre trastornos neurodegenerativos y exposición a contaminantes. En 2012 se comenzó a hablar sobre estudios efectuados en niños sometidos a altas concentraciones de monóxido de carbono; y en 2014, en Corea del Sur, se reportó que la exposición de las madres al dióxido de nitrógeno les ocasionó problemas de desarrollo psicomotor.
Para dilucidar si estos problemas de salud se deben a contaminantes, o a la posición económica, la dieta, los niveles de estrés a los que está sometida la familia y otros factores socioeconómicos, el experto y su equipo diseñaron túneles por los que pasaron los animales de laboratorio (ratones), los cuales estuvieron expuestos por dos meses a gases contaminantes, a fin de descartar factores sociales y dejar sólo cuestiones medibles.
Wexler detalló que luego se revisó su comportamiento (interacciones sociales, movimientos repetitivos, capacidad de aprendizaje) y factores neuropatológicos (neuroinflamación y conectividad neuronal). Se obtuvieron algunos resultados, que serán publicados próximamente.
Adelantó que uno de los problemas de salud específicos a revisar es el efecto de los altos niveles de contaminación por tráfico (Trap, por sus siglas en inglés) en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, problema neurodegenerativo que en 70 por ciento de los casos lleva a la demencia, que tiene mayor prevalencia en hombres que en mujeres y los casos de incidencia son más altos en familias que viven cerca de caminos con altos niveles de tráfico.
Los primeros datos revelan que la exposición crónica a contaminantes ambientales con Trap promovió el desarrollo de fenotipos vistos en la naturaleza y genéticamente susceptibles a la evolución de dicho padecimiento.
Además de seguir con el análisis de los datos de las experimentaciones, actualmente Wexler trabaja en colaboración con investigadores del ICAyCC en un proyecto apoyado por la Unam sobre instrumentación para medir polución en el aire, especialmente de metales pesados.

Alzheimer, más mujeres
Se estima que en México aproximadamente un millón 300.000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer, cifra que representa entre 60 y 70 por ciento de los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años.
La enfermedad de Alzheimer se debe a cambios en el cerebro por la presencia de la proteína llamada beta amiloide que se acumula frecuentemente en el lóbulo temporal. Dicha toxina provoca inflamación y muerte progresiva de neuronas.
Las características más comunes en la persona con Alzheimer son olvidos de eventos recientes, problemas de lenguaje, alteraciones del pensamiento abstracto, desorientación, cambios en el estado de ánimo, pérdida de habilidades previamente adquiridas como manejar y llevar sus cuentas; olvido de lugares habituales, nombres de personas cercanas y vestirse por sí mismas, entre otras. En fases terminales es posible que presente dificultades al tragar, caminar, hablar e incontinencia fecal y urinaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula una cifra aproximada de 60 millones de personas a nivel global que viven con Alzheimer, de las cuales 8,1 por ciento son mujeres y 5,4 por ciento, hombres mayores de 65 años.
Para una atención adecuada de la persona con enfermedad de Alzheimer, es necesario el diagnóstico temprano y tratamiento integral de alta especialidad que se basa en medicamentos que estimulan y ayudan a prolongar la vida de las neuronas de la memoria para mejorar su calidad de vida.
La atención adecuada de las personas con este padecimiento también requiere la participación activa de quienes las cuidan y sus familias porque no hay forma de que un paciente con Alzheimer avance sin el apoyo de otra persona.
En ese contexto, en la Clínica de Envejecimiento Cognitivo y Demencias del INNN, una de las prioridades de la atención es enfocarse en escuchar los problemas particulares que enfrentan las personas cuidadoras y ayudarles con estrategias que faciliten el cuidado de quien vive con la enfermedad de Alzheimer.
La persona cuidadora debe recibir psicoeducación sobre las implicaciones de esta enfermedad, síntomas, tratamiento y la importancia de la continuidad en la terapia no farmacológica, ya que desarrollada en óptimas condiciones contribuye a que el o la paciente requiera menos medicamentos.

Parkinson, segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en personas mayores de 50 años
En cuanto al Parkinson el gobierno de México informó en abril pasado que la persona que presenta esta enfermedad ve alterada, sobre todo, su funcionalidad: las actividades cotidianas las realiza con mayor dificultad, esto hace que el individuo se aísle y se haga dependiente, asimismo su estado de ánimo se ve muy disminuido.
No existen cifras exactas de pacientes de Parkinson en México. Sin embargo, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía estima una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100.000 habitantes al año. A nivel mundial, se calcula que cuatro o cinco millones de personas mayores de 50 años puedan padecer esta enfermedad.
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento. Suele comenzar entre los 50 y 65 años de edad. Aunque es un padecimiento crónico, puede ser tratada y controlada eficazmente. Puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, no obstante, se reporta una mayor prevalencia en hombres que en mujeres. No es hereditaria ni contagiosa. Si bien esta enfermedad dificulta el movimiento, no causa parálisis.
Ocurre cuando las neuronas no producen suficiente dopamina, una sustancia muy importante para el funcionamiento del cerebro que interviene entre otras funciones a los mecanismos del movimiento.
Los síntomas comienzan gradualmente. A veces, comienza con un temblor apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque la enfermedad también suele causar rigidez o disminución del movimiento. Los síntomas típicos de los pacientes son:
Temblor de reposo: frecuentemente es el síntoma inicial, comienza en una extremidad y después se generaliza en todo el cuerpo.
Rigidez de músculos: es otra de las primeras manifestaciones que se presentan. Los músculos están rígidos y poco flexibles.
Lentitud de movimientos: los movimientos se hacen muy lentos, ocasionando que la persona se tarde el doble de tiempo o más en realizar actividades de la vida diaria, por sencillas que estas sean.
Otros síntomas que se pueden presentar son: trastornos de la marcha, trastornos del equilibrio, sialorrea (exceso de saliva), inexpresividad facial, habla lenta y depresión.
La persona que presenta esta enfermedad ve alterada, sobre todo, su funcionalidad: las actividades cotidianas las realiza con mayor dificultad y el vestirse, bañarse, abotonarse, rasurarse, peinarse, darse vuelta en la cama, utilizar los cubiertos, cocinar, manejar, etcétera, le toman más tiempo y puede llegar a resultarle imposible; esto hace que el individuo se aísle y se haga dependiente, asimismo su estado de ánimo se ve muy disminuido.
Por lo general, vivir con alguien que tiene enfermedad de Parkinson afecta también a muchas otras personas. El familiar sano, ahora designado como el «cuidador», podría tener que desempeñar muchos papeles, como proveedor, la función de acompañamiento y atender sus propias necesidades. Sin embargo, el apoyo familiar es un pilar fundamental, siendo necesario que los familiares reciban información y formación sobre las características de la enfermedad, sus síntomas y los tratamientos disponibles.
Todo ello encaminado a adquirir una serie de herramientas y estrategias que permitan abordar las necesidades, consecuencias y cambios que la enfermedad va a provocar y mejorar la calidad de vida en la persona con enfermedad de Parkinson.

¿Cómo prevenirlo?
Debido a que se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, las maneras probadas para prevenirla también son un misterio. En algunas investigaciones se ha demostrado que el ejercicio aeróbico regular podría reducir el riesgo de tener la enfermedad de Parkinson.
Otras investigaciones han demostrado que las personas que beben cafeína, presentan enfermedad de Parkinson con menos frecuencia que las personas que no la consumen.
Las personas deben consultar al médico si tienen algunos de los síntomas asociados con la enfermedad de Parkinson, no solamente para diagnosticar la enfermedad sino también para descartar otras causas para los síntomas.
El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), como órgano rector de las políticas públicas a favor de este grupo poblacional, se interesa en la prevención, diagnóstico oportuno y tratamiento de este padecimiento por lo que busca informar acerca de esta enfermedad y dejar al alcance de la población los síntomas y acciones que se deben de seguir en caso de enfrentarse a este padecimiento, así como concientizar sobre su existencia.

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