* Las cubanas han desplegado un repertorio de estrategias para la sobrevivencia
* Las limitaciones a los derechos económicos llegan de manera diferenciada
Lirians Gordillo Piña
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 9 septiembre 2019.- Cubanas diversas cuentan ante la pantalla sus vivencias y estrategias para sortear las limitaciones que impone el bloqueo económico de Estados Unidos a la nación del Caribe.
«Las limitaciones a los derechos económicos, a partir del bloqueo, nos llegan de manera diferenciada a los territorios, a las personas que vivimos allí y en particular a la diversidad de mujeres», opina la socióloga Geydis Elena Fundora Nevot.
Para la investigadora, el
bloqueo afecta de manera desigual a las cubanas que no reciben
remesas y quieren emprender un negocio privado, o a las que aspiran contratarse
en ese sector y sufren discriminación por su color de la piel, su edad,
orientación sexual o identidad de género; incluso afecta a mujeres que
protagonizan proyectos de desarrollo local y están frente a gobiernos locales.
Una muestra de esa diversidad se corporiza en las protagonistas del documental Mujeres
resiliencia,
derechos a la vida, la más reciente producción del Proyecto
Palomas. Casa productora de audiovisuales para el activismo social.
Dirigido por las realizadoras Lizette Vila e Ingrid León, la cinta de 51
minutos de duración cuenta con textos de la periodista Sara Más y la profesora
Teresa Díaz Canals, en voz de las actrices Obelia Blanco e Irela Bravo.
Fundora Nevot participó en un panel sobre los derechos económicos de las
cubanas, con motivo de la presentación del filme a la prensa, el 5 de
septiembre en La Habana.
Desde los avatares de la vida cotidiana, el documental aborda las restricciones
que impone el cuerpo de sanciones económicas unilaterales que desde los años
sesenta aplican las administraciones de Estados Unidos a Cuba.
Sin justificar fallas propias, maestras, campesinas, artistas, jubiladas,
científicas, trabajadoras por cuenta propia y activistas comparten vivencias,
sacrificios y dolores que se arrecian con la política de hostilidad económica
estadounidense.
Al intervenir en el panel, la economista Blanca Munster Infante resaltó que
«a pesar de lo dramático de las historias, hay un mensaje importante de
esperanza sobre cuál es la vida que merece ser vivida y rescatada, y es aquella
que permita condiciones más dignas, como la que construyen estas y otras muchas
mujeres en Cuba».
Las cubanas han desplegado un repertorio de estrategias para la sobrevivencia
personal, familiar y también colectiva y nacional. No en vano el documental
expone en sus textos: «sostenemos la pequeña y gran economía» y habla
de la doble y triple jornada, las capacidades y aprendizajes que, al decir de
Munster Infante, muchas veces son «invisibilizadas y subvaloradas».
Esa resistencia, que el filme rescata como creativa y optimista, no ha estado
libre de profundos costos para la salud y el bienestar de las cubanas, sujetas
además a una cultura patriarcal que pervive en la nación del Caribe.
«Todas hablan con mucha fuerza y también tristeza. Y eso es importante
porque, independientemente de que hay mujeres que ponen mucha voluntad en
organizar su vida y sobrevivir, también están sufriendo por ellas, por su
familia, por las personas que integran su mundo», expuso Teresa de Jesús
Fernández, editora y coordinadora nacional de la Red de mujeres lesbianas y
bisexuales.
Durante el encuentro, las participantes coincidieron en la importancia de
reconocer las capacidades de las mujeres, según sus particularidades y
experiencias.
«Hay que estudiar más estos procesos desde la economía. Hay que poner la
mirada en cada rincón del país y sacar de cada experiencia los
aprendizajes», dijo durante su intervención la economista e investigadora
Tania García Lorenzo.
Por su parte, Geydis Elena Fundora Nevot insistió en el análisis diferenciado,
las potencialidades del ámbito local y las apuestas colectivas a problemas que
pueden considerarse individuales.
«Yo creo que el enfrentamiento al bloqueo de Estados Unidos y las
limitaciones económicas que genera no depende solo de recursos individuales y
familiares; tiene que existir un acompañamiento de políticas públicas, que no
pueden ser solamente nacionales sino también territoriales, pues en cada lugar
del territorio nacional se vive de forma diferenciada el bloqueo», apuntó
Fundora Nevot.
SEM-SEMlac/lgp