- Identificar necesidades y marcar rutas propias que les permitan defender sus derechos y autonomía económica
- Urgente apropiarse de los recursos que existen en su municipio y que no suelen beneficiar a las que más lo necesitan
Lirians Gordillo Piña y Dixie Edith
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 20 de enero, 2025.- Fortalecer habilidades para identificar y atender las violencias machistas, conocer las leyes que las amparan y construir rutas integradas de atención en las comunidades son necesidades identificadas en dos talleres realizados en La Habana, del 13 al 17 de enero, en busca de caminos para solucionar este problema social.
Otras demandas identificadas fueron un mayor apoyo de las autoridades decisoras a nivel local, ampliar sus habilidades para reconocer las violencias machistas y tener registros eficientes de su ocurrencia, crear grupos de mujeres para el acompañamiento y apoyo psicológico, además de llegar a las comunidades con mensajes atractivos y que pongan en lenguaje coloquial los contenidos de normas y programas que protegen los derechos de las cubanas.
Emprendedoras, lideresas comunitarias, funcionarias de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y jóvenes del municipio capitalino de Marianao se reunieron los días 16 y 17 de enero, en la sede del Centro Martin Luther King (CMLK), para identificar necesidades y marcar rutas propias que les permitan defender sus derechos y autonomía económica, así como para enfrentar las violencias machistas en sus ámbitos más cercanos.
La cita forma parte de la iniciativa “Puntos de encuentro: propuestas de juventudes y mujeres emprendedoras para la prevención de las violencias de género”, financiada por el Fondo de Iniciativas Locales de la Embajada de Canadá en La Habana.
En paralelo, equipos de las consejerías de la FMC de seis municipios de las provincias de Las Tunas, Granma, Guantánamo y La Habana trabajaron toda la semana, con sede en el municipio Plaza de la Revolución, en busca de integrar concepciones teóricas-metodológicas y experiencias prácticas para fortalecer sus capacidades y los servicios que ofrecen para la atención y el acompañamiento a las mujeres víctimas de violencia.
Ambos talleres tributan al proyecto «No más: prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres en Cuba», financiado por la Unión Europea en Cuba y que es liderado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Editorial de la Mujer y la asociación italiana COSPE, en alianza con el CMLK, el grupo GALFISA del Instituto de Filosofía de Cuba y la Asociación de Juristas de Cuba.
En general, contar con grupos de apoyo y espacios para el debate fueron reconocidos como esenciales en el camino de articular servicios, pero también grupos de mujeres a nivel local para prevenir de la violencia por motivos de género.
Las mujeres en el centro
«Marianao tiene experiencia de años en el trabajo con las mujeres; primero, vinculado al desarrollo local, pero luego se incorporaron temas como la violencia de género y la autonomía económica, a través de los emprendimientos», reconoce Sandra América Hidalgo, del Taller de Transformación Integral del Barrio (TTIB) Zamora Coco Solo y quien intervino en los debates en el CMLK.
Creados en 1988, los TTIB se subordinan a los gobiernos municipales en la capital cubana y promueven el desarrollo local, mediante la participación ciudadana. En Marianao, estas experiencias mantienen un trabajo comunitario de larga data.
Sin embargo, las participantes reconocieron que queda mucho por hacer hasta lograr la creación y permanencia de una consejería para la atención a víctimas de violencia machista en el municipio, hacer efectiva la formación del funcionariado municipal y compartir con las mujeres herramientas que les permitan defender sus derechos.
Para avanzar en esa ruta, consideran urgente apropiarse de los recursos que existen en su municipio y que no suelen beneficiar a las que más lo necesitan. Más de una decena de normas identificaron como herramientas para la protección de las mujeres y la defensa de sus derechos. No obstante, admiten que se conocen muy poco y no siempre se aplican en las bases.
«Ellas mismas piden formación sobre estos temas, porque las mujeres de aquí son diversas, muchas no conocen esas palabras rebuscadas y entonces les cuesta trabajo comprender y conocer sus derechos», reflexiona Caridad Martínez, del Movimiento Mujeres en Espiral, una red que reúne a emprendedoras barriales en diferentes municipios de La Habana, incluyendo Marianao.
La buena noticia es que existen instituciones, organizaciones, redes de mujeres, proyectos y personas comprometidas, con la cuales se pueden articular. Un mapeo local les permitió identificar más de una docena de actores clave.
Las asistentes al encuentro consideran fundamental poner en el centro a las mujeres, sus necesidades y condiciones de vida, a la hora de organizar iniciativas y acciones que las involucren; además de tener en cuenta espacios y eventos de amplia convocatoria en el municipio, como ferias comunitarias y de empleo que se organizan con sistematicidad.
La creatividad en las convocatorias, la utilidad de los contenidos a compartir, la sistematicidad para ganar la confianza de las mujeres son principios esenciales para tener éxito, coincidieron.
«No podemos organizar un encuentro en días y horarios que las mujeres dedican a la reproducción de la vida, poque ellas no van a poder asistir; no se trata de que estos sean espacios que las sobrecarguen. Por ejemplo, no convoquemos para el día en el que cuentan con agua para lavar o en los horarios de descanso de ellas», alertó Ania Mirabal Patterson, socióloga y facilitadora del encuentro.
Consejerías de la FMC: la coordinación es esencial
¿Qué estamos haciendo y cómo articularlo mejor? ¿Que necesitamos para buscar puntos comunes y facilitar herramientas para la acogida a las víctimas de violencias machistas y su acompañamiento?
Preguntas como estas guiaron los intercambios entre personas provenientes de la fiscalía, la policía, la atención de salud, los equipos de trabajadores sociales y otros espacios clave que integran las consejerías de la FMC en los municipios de El Salvador, Guantánamo, Bayamo y Las Tunas, en el oriente del país, además de Marianao y Plaza de la Revolución, en la capital cubana.
Un diagnóstico de las capacidades de las consejerías de estos seis municipios, realizado previamente, valoró que todas han logrado adaptaciones a sus contextos, empleando procedimientos y formas organizativas específicas, explicó la sicóloga Yohanka Valdés, del equipo de COSPE, al inicio del taller.
En general, todas cuentan con alrededor de dos años de funcionamiento y suelen operar en las sedes municipales de la FMC, en la mayoría de los casos compartiendo con otras funciones que desarrolla esa organización.
Entre los problemas más reiterados que atienden estas consejerías se encuentran el maltrato psicológico, la violencia verbal, la agresión sexual y la física a mujeres, el maltrato infantil, la violencia de género en específico y situaciones relacionadas con drogas, entre otras, detalló Valdés.
Experiencias prácticas de cómo atender mujeres que viven o han vivido situaciones de maltrato, violencia o abuso fueron compartidas por Giovanna Zitiello, especialista de la Casa de la Mujer de Pisa, Italia, una asociación feminista que trabaja desde los años 90 del pasado siglo atendiendo a víctimas de violencias, entre otras muchas actividades comunitarias.
Adriel Ruíz Martínez, trabajador social de la consejería de Guantánamo, una de las de mayor experiencia según el diagnóstico, llamó a activar redes de apoyo diversas cuando una mujer llega buscando ayuda, ya sea por violencia física o sicológica. También a escuchar sin juzgar ni interrumpir, para luego poder determinar las herramientas con las cuales se puede ayudar.
El respeto de la vida privada, ofrecer garantía de anonimato y confidencialidad, además de iniciar acciones con otras instituciones, solo tras el consentimiento de las víctimas, fueron recomendaciones de Zitiello, a partir de las experiencias del espacio donde trabaja en Pisa.
En ese sentido, una coincidencia general fue la necesidad de tener claras las rutas de derivación a otros servicios y de mayor capacitación para identificar las múltiples formas de violencias y poder tomar decisiones para su atención.
Si bien existe un consenso de qué hacer para la denuncia y seguimiento de la violencia física, el contenido en legislaciones como el Código Penal y el de los Procesos, hay también muchos vacíos, sobre todo de conocimiento, en relación con la violencia psicológica, valoró Yadira Martín Hernández, de la fiscalía de Guantánamo.
Otra conclusión compartida fue la necesidad urgente de articular los servicios, bajo pautas claras y comunes de actuación, aun cuando «ningún municipio se parece a otro», como valoró la socióloga Clotilde Proveyer Cervantes, quien presentó la propuesta de guía para los servicios integrados e integrales elaborada por el Grupo asesor FMC para la atención y prevención de la violencia de género, que ella coordina.
«Dentro de un mismo municipio hay muchas diferencias; por tanto, hay que adecuar según las características territoriales. Pero la subordinación de los servicios debe ser nacional; por eso hemos propuesto y fundamentado, con mucha fuerza, que tiene que haber una entidad con identidad propia para dirigirlos», precisó la experta.
SEM-SEMlac/lgp