· La iniciativa se realiza en colaboración con la Embajada del Reino de los Países Bajos y la Fábrica de Arte Cubano
· Olga Rodríguez Marrero lidera ensayos clínicos; Mailié Sánchez Jiménez transforma textiles en prótesis mamarias
Lisandra Fariñas SemMéxico/SEMlac, La Habana, 30 de junio, 2025.- Mientras la doctora Olga Rodríguez Marrero lidera ensayos clínicos con moléculas innovadoras en el Instituto Nacional de Oncología, Mailié Sánchez Jiménez transforma textiles reciclados en prótesis mamarias en la provincia de Ciego de Ávila.
Separadas por 460 km, ambas libran la misma batalla contra el cáncer en Cuba, desde trincheras complementarias: una desde la medicina, la ciencia y la investigación; la otra, desde el emprendimiento social.
Sus historias de vida convergieron el pasado 28 de junio en Ellas Hablan, un espacio para conocerse y hacer alianzas que desde 2022 impulsa la revista Negolution, plataforma que fomenta el emprendimiento en Cuba.
La iniciativa, en colaboración con la Embajada del Reino de los Países Bajos y la Fábrica de Arte Cubano, se centra en mujeres que buscan realización personal y profesional, para lo cual priorizan la creatividad y el espíritu empresarial, más allá del éxito financiero. De la guitarra al quirófano
Médica especializada en Oncología y con más de 20 años de experiencia, actualmente jefa del Departamento de Ensayos Clínicos del Instituto Nacional de Oncología, Rodríguez Marrero conjuga en su trayectoria profesional rigor científico y calidez humana.
Formada en cirugía oncológica de mama, esta profesional acumula una vasta participación en estudios clínicos y protocolos de investigación, tanto hospitalarios como ambulatorios.
Como Máster en Diseño de Ensayos Clínicos, lidera hoy la evaluación de terapias innovadoras, pero su camino comenzó con una contradicción: «Yo quería dedicarme a la música desde los 7 años, cuando comencé a sacar acordes a una guitarra; pero en mi familia decían: ‘Aquí hay que hacer algo de verdad'», relató.
La oceanografía y la biología marina también fueron descartadas después. «Mi padre -médico frustrado que terminó dedicándose a la economía- siempre tuvo ese sueño pendiente. Al final, elegí continuarlo», contó la especialista.
Tras graduarse en el Hospital Calixto García y servir como médica rural en Santa
Cruz del Norte -municipio norteño a 50 kilómetros de La Habana–, encontró su destino en la especialidad de oncología.
Pero ese tiempo de servicio social, cuando fue asignada a una escuela de enseñanza especial, reafirmó en ella el necesario humanismo que requiere esa profesión, afirmó.
Esos niños con problemas de retardo en el aprendizaje, y familias, a veces desarticuladas, me enseñaron que la medicina sin amor es incompleta, dijo. «La oncología es mi opción de vida. Nunca digo ‘cáncer’ sin tener la certeza respaldada en una histología o biopsia, la solución y el qué vamos a hacer en la otra mano», remarcó la especialista, quien desmontó la asociación automática entre cáncer y muerte.
«Hoy el cáncer se trata con esperanza. Muchas personas trabajan en investigación para dar soluciones, cada vez sabemos más. Hay que hacer conciencia de esto», consideró.
«Si volviese a nacer, elegiría de nuevo la oncología, una especialidad en la que nadie pensaba, pero que supe sería el futuro», afirmó la doctora, quien recordó con admiración a la doctora Inés Pérez, pionera de la mastología en Cuba y de quien aprendió disciplina, rigor y constancia.
Como integrante activa de la Sociedad Cubana de Cáncer de Mama y del Grupo Nacional de Oncología, Rodríguez Marrero colabora en la actualización continua de protocolos de tratamiento desde una visión integral, pero también en el liderazgo de negociaciones internacionales para el acceso a recursos necesarios en la investigación y la atención médica, explicó.
En medio del bloqueo económico y la escasez de recursos, «tenemos que autogestionar. Es un cambio de mentalidad: aprender a negociar con ética, buscar entidades y hacer equipo2, señaló. Lecciones de esperanza
Mailié Sánchez Jiménez es la fundadora de Estilos Mailié y del proyecto «Maryfé, amor y vida», una iniciativa textil que destina una de sus líneas de producción a la confección de prótesis de mama de tela.
Su proyecto nació de las enseñanzas de su madre, sobreviviente a un cáncer de mama diagnosticado a los 28 años de edad. «No quería dejarme sola y comenzó a enseñarme el arte de la costura. Crecí aprendiendo a modificar ropa y soñando con tener un taller donde pudiera hacer mi negocio», explicó.
En 2022 arrendó un pequeño atelier en el pueblo, con tres máquinas industriales, rememoró Sánchez Jiménez. «Decidimos crear una prótesis manual para ayudar a las mujeres de nuestra comunidad, ya que mi mamá fue una de las primeras
operadas de cáncer de mama. Frecuentemente venían a pedirle consejos, tras recibir un diagnóstico», apuntó.
«Queríamos hacer una prótesis más cómoda que la de silicona, que le causaba quemazón, pesaba, e incluso se le caía. Así, comenzamos a adaptar materiales reciclados como ajustadores en desuso y creamos la prótesis», dijo.
«Muchas mujeres llegaron al taller, algunas con historias desgarradoras. Una de ellas era una joven enfermera que, tras su diagnóstico, se sentía perdida. Le enseñé a coser y hoy es una de nuestras diseñadoras», rememoró.
El taller se convirtió en un espacio donde no solo aprendían a confeccionar prótesis, sino que también encontraban apoyo y solidaridad en su lucha contra el cáncer. «No contraté costureras experimentadas; las mujeres que llegaban se unían al equipo», agregó.
Sánchez Jiménez refirió que, tras un evento de empresarias en 2023, la embajada de los Países Bajos en La Habana conoció del proyecto, las apoyó y esa posibilidad les permitió adquirir nuevos equipos y dar oportunidades a más mujeres», refirió.
El proyecto ha logrado llevar prótesis textiles a hospitales en varias provincias de Cuba, incluidas Santa Clara, Sancti Spíritus y La Habana, donde han trabajado, además, en municipios como Guanabacoa y Centro Habana.
No se trata solo de prótesis, sino de apoyo emocional y un sentido de comunidad entre las pacientes, aseguró la también especialista en nutrición y dietética. «Cuando una paciente recibe la prótesis de manos de otra sobreviviente, ve un espejo de posibilidades, ve esperanza», afirmó.
Para ella, su emprendimiento le ha demostrado que «cuando se quiere, se puede, y que la creatividad es la mejor aliada». Una premisa que también comparte la doctora Olga Rodríguez Marrero, bajo otra definición: la «capacidad de soñar».