- La igualdad de género no podrá lograrse sin la erradicación de la violencia
- Cuba tiene un papel importante en la región al promover el empoderamiento de las mujeres y sus derechos
Redacción
SemMéxico-SEMlac, La Habana, Cuba, 9 de diciembre, 2024.- La igualdad de género no podrá lograrse si no se erradica la violencia contra las mujeres, expresó Isabel Brilhante Pedrosa, embajadora de la Unión Europea (UE) en La Habana, durante la presentación oficial el 5 de diciembre, en la capital cubana, del proyecto «No más: prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres en Cuba».
Con fondos de la UE y en alianza con la Asociación de Cooperación Internacional Cospe, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y su Editorial de la Mujer, «No más» involucra a organizaciones líderes en el trabajo por el empoderamiento de las mujeres y la lucha contra todos los tipos de discriminación, como el Centro Memorial Martin Luther King, la Unión de Juristas de Cuba (UNJC) y el Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa) del Instituto de Filosofía.
Brilhante Pedrosa dijo que erradicar la violencia contra las mujeres es un desafío que cruza fronteras y requiere de una respuesta global.
Destacó, asimismo, el papel de Cuba en la región al promover el empoderamiento de las mujeres y sus derechos, junto a la adopción de políticas clave en los últimos tres años, como el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, el Código de las Familias y la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar.
Ello permite plasmar la igualdad de género como una prioridad compartida entre Cuba y la Unión Europea, cuya estrategia en la nación caribeña centra prioridades en contribuir a la erradicación de todas las formas de violencia de género, promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos, reforzar los derechos económicos y sociales y contribuir al empoderamiento de niñas y mujeres, precisó la embajadora.
Somos plenamente conscientes de que no lograremos erradicar esta problemática social con un solo proyecto, pero la colaboración con las instituciones y organizaciones involucradas puede ser clave para poner en práctica experiencias innovadoras, apoyar a las víctimas y ayudar a crear una conciencia social de rechazo y denuncia de esta forma de violencia, agregó.
Por su parte, Osmayda Hernández, del Secretariado Nacional de la FMC, recordó que Cuba fue el primer país en firmar y el segundo en ratificar la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación y violencia contra la mujer y que además ha ratificado importantes tratados internacionales que brindan un marco jurídico internacional para proteger, respetar y garantizar los derechos humanos de las mujeres y las niñas en toda su diversidad.
Dijo que las alianzas con diversas instituciones han permitido una mayor visibilización de las diferentes formas de violencia de género que existen en la sociedad cubana y se refirió al trabajo desarrollado durante años por las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia.
Precisó que actualmente existen más de 170 consejerías para la atención a las mujeres víctimas y más de mil 600 casas talleres para acompañar a personas que acuden en busca de orientación, ayuda psicológica, asesoramiento jurídico y solución a problemas sociales y materiales.
Consideró que «No más» contribuirá a reforzar el papel estratégico de la sociedad civil, fortalecer y optimizar las herramientas existentes, promover nuevos servicios y también conocimientos de prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres, así como implementar las estrategias y políticas existentes.
Añadió que, igualmente, se enfoca en el espacio local comunitario, donde mayores debilidades existen hoy para la prevención y atención a las violencias.
Para Fabio Laurenzi, director de Cospe en Cuba, esta es una gran oportunidad para fortalecer la articulación, coordinación e integración de esfuerzos y voluntades de diversas organizaciones, de cara a desafíos como la transformación cultural, la primera atención a la víctima de violencia y su acompañamiento integral e integrado.
Destacó, además, su enfoque territorial, como ventaja para la implementación de la estrategia contra las violencias de género, pero también para aportar y enriquecer la agenda de trabajo desde buenas prácticas y experiencias construidas de conjunto, a nivel local.
De cara a los desafíos
Llegar a las víctimas es el primer gran desafío hoy para la socióloga y profesora de la Universidad de La Habana Clotilde Proveyer Cervantes, también coordinadora del grupo asesor de la Federación de Mujeres Cubanas para el acompañamiento a la implementación de la estrategia contra la violencia de género.
En su opinión, el enfoque territorial del proyecto es muy favorable para avanzar en la implementación de la voluntad política del Estado en programas, estrategias y en el perfeccionamiento legislativo.
Pero también se necesita implementar la perspectiva de género no solo en los proyectos, sino en las políticas y prácticas institucionales, para poder empezar a vencer esas resistencias patriarcales que tenemos ancladas en la cultura y, realmente, llegar a las víctimas, puntualizó al intervenir en un panel de especialistas durante la presentación de «No más».
Perfeccionar los servicios que existen y no funcionan adecuadamente, garantizar que sean integrales, que no revictimicen y estimular así el desarrollo de una cultura de la denuncia son también pasos necesarios en ese camino, agregó la experta.
A juicio de la jurista Arlín Pérez Duharte, especialista en Derecho penal, actualmente existe un mejor panorama normativo y legislativo, con espacios y momentos para dar a conocer los hechos e iniciar el curso legal correspondiente.
Sin embargo, para desarrollar una cultura de la denuncia es vital, primero, que la persona se reconozca como víctima de violencia, comprenda y sienta que tiene el derecho de denunciar y que, además, recibirá un asesoramiento, una representación y un acompañamiento legal durante todo el proceso, valoró.
Por ello una apuesta fundamental de «No más» se encamina al fomento de una cultura jurídica y, más allá, de una transformación cultural de cara a las violencias de género, acotó la psicóloga Yohanka Valdés, coordinadora del proyecto por Cospe y moderadora del panel.
Los medios de información y las industrias culturales tienen una responsabilidad muy grande en la comunicación de las violencias machistas, señaló la periodista Sara Más, corresponsal en La Habana del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac).
Los medios pueden ayudar a deconstruir estereotipos y también pueden naturalizar y promover creencias, prácticas y comportamientos patriarcales anclados en el origen de las violencias y en los imaginarios que las sostienen y reproducen, sostuvo.
Igualmente, la transformación cultural supone procesos que no son inmediatos ni automáticos, sino que transitan entre avances y retrocesos, agregó. Estamos en una situación relativamente mejor, porque ya se habla de violencia en los medios, solo que no lo suficiente, ni siempre de la mejor forma, por lo que conviven mensajes a veces contradictorios, valoró.
De ahí la necesidad de promover las buenas prácticas, continuar los procesos formativos con experiencias innovadoras para transformar las ideologías patriarcales de periodistas y profesionales de la comunicación; pero sobre todo para poder llegar a las agendas de los medios y a las personas que toman decisiones, para realmente abrir espacios a narrativas comprometidas con la situación, condición, necesidades y derechos de las mujeres.
Partiendo de la gran variedad de mujeres que habitan los espacios de la sociedad, sus demandas y problemáticas diferentes, la realizadora audiovisual Lizette Vila abogó por llevar a los medios y productos comunicativos la cultura del sentir de esas mujeres, en toda su diversidad.
¿Dónde están las mujeres negras, las lesbianas, bisexuales, trans, las personas no binarias, las mujeres rurales, las que viven en situaciones de discapacidad? ¿Dónde están las viudas, las solteras? ¿Dónde están todas esas mujeres que todavía no reconocen sus propios cuerpos?, preguntó la fundadora y directora del Proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social.
«Aún no están en los medios, no llegan allí», se respondió. En esa cultura del sentir hay que incluir también a los hombres, agregó Vila y dijo que los espacios estructurales de la cultura y de los medios todavía son muy machistas, patriarcales y elitistas, por lo que hay mucha resistencia a entrar con estos temas.
A juicio de Grisell Rodríguez Gómez, Oficial Nacional de Programa de la Oficina del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Cuba, estos son espacios estratégicos que deben ser aprovechados para incrementar las sinergias y la articulación entre los diferentes actores y esfuerzos en función de atender y dar respuesta a la violencia basada en género.
Para ello es necesario seguir promoviendo una mirada intersectorial, como estamos haciendo desde un proyecto que impulsa el Unfpa junto a la embajada de Canadá, en apoyo a la Federación de Mujeres Cubanas, para fortalecer e implementar servicios integrales e integrados para atender la violencia en 40 municipios del país, detalló.
A la par, explicó que el Unfpa también ha empezado a trabajar con entidades cubanas en la atención a la problemática de las violencias y la protección a las víctimas en escenarios de desastres, donde estos hechos suelen incrementarse en la medida en que se hacen más frágiles las redes de familiares y aumenta la vulnerabilidad.
El proyecto «No más» toma en consideración muchos de los desafíos identificados, como el de llegar a las víctimas, promover una cultura de paz y de derechos, así como articular actores diversos, sostuvo Lirians Gordillo Piña, subdirectora de la Editorial de la Mujer.
Entre sus líneas de acción incluye la formación y capacitación de periodistas y comunicadores populares, juristas y otros actores locales que tienen que ver con la respuesta a las violencias; el fortalecimiento de los servicios de acompañamiento que brinda la FMC, el trabajo con las adolescencias, la sistematización de información mediante un observatorio y la interacción con las mujeres en las comunidades, detalló.
Durante el intercambio se insistió en llegar a los espacios y personas que toman las decisiones, involucrar a los hombres en el cambio cultural y en las acciones para erradicar las violencias machistas y alcanzar a los públicos ajenos y no convencidos, porque no se trata de un problema de las mujeres, sino de toda la sociedad.
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