Cubanas: «Las mujeres tenemos que estar en los espacios de poder», Georgina Alfonso González

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Lisandra Fariñas*

SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 7 de enero, 2025.-  «Las mujeres tenemos que estar en los espacios de poder, sin miedo», opinó Georgina Alfonso González, «Gina», filósofa, investigadora del Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa), una mujer a la que primero le costó aceptar la dirección del Instituto de Filosofía de Cuba y luego, incluso, lloró mucho cuando, finalmente, accedió a ocupar esa responsabilidad.

«A nosotras las mujeres no nos enseñan a que pensemos en el poder; esa es una de las trampas de la dominación patriarcal. Las mujeres nunca queremos tener poder y hay que tener poder», apuntó en diálogo con SEMlac, en el cual se presentó también como feminista y educadora popular.

Explicó que las mujeres somos lideresas en las comunidades, en los espacios laborales y somos las primeras dispuestas a hacer cambios; pero, cuando nos dan el poder, tenemos tendencia a rechazarlo por esa asimilación de la cultura patriarcal que impone un poder egoísta, de ordeno y mando, verticalista y depredador.

«Si luchamos precisamente por construir lógicas de poder diferentes, entonces hay que entrar a dialogar», remarcó la Doctora en Filosofía y especialista en pensamiento latinoamericano, cubano y caribeño.

Remarcó la importancia de posicionarse desde el feminismo, que significa mirarse a sí misma y comprender que una tiene que entender, primero, el lugar donde la ponen en el mundo, y después en qué lugar una quiere estar. «Ese desmontaje y esa mirada solo se puede hacer desde un pensamiento feminista», subrayó.

Sin embargo, no se trata de un camino fácil, porque «la dominación siempre usurpa todo lo rebelde y lo transgresor», asegura, y el feminismo es muchas veces mal visto, incluso por las propias mujeres.

«El feminismo fue la hija no deseada de la modernidad capitalista, pero no todo el feminismo es anticapitalista ni es transgresor. Hay quien, desde el feminismo, se posiciona también con un pensamiento colonialista, tan patriarcal como cualquier macho, blanco, burgués», advirtió Alfonso González.

Partidaria de que no hay que declararse feminista para luchar por los derechos de las mujeres, cree que para denunciar las violencias machistas tampoco es necesario cuidar la naturaleza y los seres humanos; o denunciar la injusticia que significa que las mujeres trabajen muchas más horas y ese trabajo se invisibilice y no se reconozca económicamente.

No obstante, precisó, para hacer una crítica y avanzar en procesos de transformación; y para disputar los espacios públicos, que son de hombres blancos, exitosos, burgueses, egoístas y depredadores, sí hay que hacerlo desde una estrategia de acción, y las estrategias de acción necesitan ser pensadas.

«Hay que aprender sobre las lógicas de dominación y cómo se construyen, para que las personas puedan entrar realmente a las esencias y desmontarlas», enfatizó.
«Esas herramientas las da el feminismo, que es mucho más que una palabra, una moda o una acción esporádica», agregó.

Insistió en que, al hablar de liderazgo feminista, se refiere a un liderazgo para transformar, para construir programas de acción. Del mismo modo, remarcó que la democratización del poder hay que mirarla no solo en los espacios de políticas públicas, sino en los de producción de la vida.
«Hay que mirar el trabajo, cómo se hace el proceso de trabajo y qué lugar ocupan las mujeres en el proceso de trabajo; y, sobre todo, en el aporte social que hace la mujer a la vida colectiva. Por ahí empieza la democratización de la vida», dijo.

Galfisa, un espacio de constante aprendizaje

Esa es la lógica por la que apuesta Galfisa, un espacio de aprendizaje y crecimiento no solo para Alfonso González, sino para centenares de personas que a lo largo de casi 30 años han pasado por los talleres de paradigmas emancipatorios o han tenido que ver con la institución.
A la Doctora en Filosofía, los talleres le permitieron llegar al pensamiento feminista, que es algo que la ha hecho muy feliz en la vida, confesó a SEMlac.

También desde ese escenario ha contribuido a que otras personas abracen el feminismo de forma consciente y militante, lo cual permitió que en 2016 naciera la red feminista Berta Cáceres, agrupando a personas y organizaciones con las que trabajaban desde 2012.

«Pensar hoy tiene una beligerancia política como nunca. No por gusto, cuando se habla de los grandes fantasmas del mundo, están el fantasma del comunismo y el fantasma del feminismo», afirmó la especialista, quien está convencida de la necesidad de aprender para desmontar las lógicas de dominación y crear programas de acción que permitan transformar.

Igualmente, resalta la importancia de conocer las luchas históricas de las mujeres, en particular en Latinoamérica y Cuba; y, a partir de esas luchas y de esas reivindicaciones, identificar posicionamientos teóricos o lideresas que se conviertan en referentes.

Cuba, mujeres, comunidad

Para Alfonso González, «no se puede explicar la historia de Cuba sin la historia de las luchas de las mujeres por su emancipación, posicionadas desde lo más novedoso del pensamiento feminista; porque Cuba, en el plano del pensamiento, siempre ha tenido vínculo con lo más novedoso del pensamiento universal», consideró.

En su opinión, en la isla, donde se ha avanzado mucho en cuestión de políticas públicas, se necesita también avanzar en términos de espacio de reivindicaciones construido.

Es tan importante haber alcanzado políticas públicas como la Constitución de 2019, el Programa para el Adelanto de las Mujeres, el Código de las Familias, la Estrategia de prevención y atención a la violencia, y la política integral de los cuidados; como implementar todas esas políticas, valoró.
«Es responsabilidad de las propias cubanas, tenemos que tomar esas políticas, hacerlas nuestras y exigir su cumplimiento; eso es parte del activismo y la militancia», añadió.

Para la experta, las comunidades son un factor clave en ese camino, pues es el tejido social donde se produce y se reproduce la vida.

Al respecto, mencionó la importancia medular de atender el sentido comunitario, donde los bienes son comunes porque se comparten en comunidad, y que sería «la alternativa contra la individualización de la vida, contra el egoísmo», dijo.

«Si abandonamos nuestras comunidades, le estamos dando prioridades a ese egoísmo, a ese individualismo. Mirar críticamente lo que está pasando en las comunidades en Cuba es un compromiso político, es una responsabilidad con las generaciones futuras. No se puede permitir que nuestras comunidades se empobrezcan cada día más. Por ahí va pasando el futuro de la sociedad, el futuro de los proyectos revolucionarios que se hicieron en Cuba», subrayó.

Las comunidades son también un escenario fundamental en la lucha contra las violencias pues, según su criterio, cuando se vulneran derechos, lo que prolifera son formas de violencia.

«La cuestión es cómo construir espacios de convivencia», apuntó y agregó que a veces se va con discursos de no violencia, pero no se dan alternativas.

«Hay que buscar que las relaciones de violencia se fracturen. Hay violencias que son estructurales y las hay psicológicas o físicas, pero en el fondo son maneras de reproducir lógicas de vida. Cambiar esas formas de violencia tiene que ver con cambiar esas lógicas de vida», precisó.

Señaló que, si bien en una comunidad donde hay violencia esta no está vinculada esencialmente a la pobreza, en las comunidades pobres se reproducen muchas formas de violencia, porque la principal es la estructural que divide entre pobres y ricos.

«La lucha contra la violencia va unida a la lucha contra las desigualdades», opinó Alfonso González y llamó la atención sobre los riesgos de naturalizar las desigualdades, porque las perpetúan. «Hay que naturalizar la diversidad de riquezas que hay en una sociedad y el reconocimiento a esa diversidad», agregó.

Reflexionó sobre el impacto que tiene en la sociedad cubana actual un fenómeno como la migración y cómo la sostenibilidad de la vida y los cuidados se convierten en un nudo para las mujeres y están entre los mayores desafíos.

En medio de ello, Alfonso González sueña y trabaja por un país con derechos para todas las personas, de ahí su apuesta por el trabajo en las comunidades. «Pienso en una Cuba donde las personas puedan vivir y sus vidas sean de disfrute, de bienestar», aseveró.
Estas y otras ideas comparte la filósofa en otro episodio de Cubanas, que puedes ver completo en nuestro canal de YouTube o directamente desde nuestra web.

*(lisycolor5@gmail.com)

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