La investigadora de la UNAM afirmó que el resultado del castigo ha mostrado que se hace muy poco y aumenta la violencia feminicida
Ejemplificó: entre 2016 y 2022 solo 19 sentencias condenatorias por hostigamiento sexual en todo el país, frente a más de 9 mil investigaciones iniciadas.
Dalia Villegas Moreno
SemMéxico/Quadratín, Michoacán, 30 de julio, 2025.- Lucía Núñez Rebolledo, investigadora de la UNAM, advirtió que el castigo penal ha resultado ineficaz como única vía para erradicar la violencia de género, por lo que urgió a repensar otras rutas jurídicas desde una “imaginación feminista no punitiva”.
Al impartir una conferencia en el Congreso de Michoacán, Núñez expuso los límites del Derecho penal al analizar el caso de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, exlíder del PRI en la Ciudad de México, detenido desde 2021 por trata de personas con fines de explotación sexual.
Dijo que este caso “paradigmático” ilustra el dilema que enfrenta el feminismo entre visibilizar la violencia y reproducir estructuras punitivas que no transforman el fondo del problema. Respaldada por cifras del Censo Nacional de Impartición de Justicia, la doctora mostró que entre 2016 y 2022 solo hubo 19 sentencias condenatorias por hostigamiento sexual en todo el país, frente a más de 9 mil investigaciones iniciadas. #VIDEO | ¿De qué sirve castigar, si no cambia nada?⚖️
En el Congreso de Michoacán se cuestionó el modelo de justicia actual frente a la violencia de género. Las cifras de impunidad son brutales y las estructuras que permiten los abusos siguen intactas. Subrayó que los delitos sexuales presentan las tasas más altas de impunidad y subregistro, debido a la dificultad para denunciarlos y probarlos.
“No siempre justicia es cárcel”, planteó Núñez Rebolledo al referirse al caso Gutiérrez, donde las víctimas no han recibido reparación integral y el contexto que permitió esas prácticas permanece intacto.
Recordó que en 2003 el mismo político fue denunciado por despido injustificado por otras mujeres, quienes ganaron en tribunales laborales, y cuestionó que en ambos casos los recursos salieran del erario sin consecuencias estructurales.
A partir de ese ejemplo, propuso tipificar la “corrupción basada en género”, entendida como el uso del poder público o recursos institucionales para obtener favores sexuales, como una forma de abuso no contemplada por el marco legal actual.
“Lo que Cuauhtémoc hizo también es corrupción, aunque no sea económica”, sentenció.
Llamó a las legisladoras presentes a reflexionar sobre qué tipo de leyes realmente transforman las estructuras de desigualdad y no sólo castigan casos individuales.
“Hacer leyes penales no va a prevenir la violencia, ni va a modificar las condiciones que la hacen posible”, insistió.
Núñez distinguió entre el uso legítimo de la coerción estatal y el ejercicio del poder punitivo, al que calificó como reproductor de violencia institucional con estereotipos de género y clasismo. “El poder punitivo no previene ni repara, sólo llega después del daño”, señaló.
Al concluir, abogó por políticas públicas que incluyan reparación colectiva, contratación transparente en espacios de poder y sanciones desde lo laboral, civil o administrativo. «Las mujeres no nacimos víctimas, pero las estructuras nos victiman; si no transformamos eso, la cárcel no basta”, advirtió.
Originalmente se publicó en la Agencia Quadratín