Elda Montiel
SemMéxico. Cd. de México. 20 de diciembre de 2019.- A un año que presentó denuncia penal en contra de su pareja por violencia familiar y que estuvo residiendo en un Refugio para Mujeres Víctimas de Violencia, a partir de que levantó la denuncia penal, por las amenazas de muerte a ella y a su familia, Daniela ha perdido su derecho a una vida libre de violencia, y lucha por no ser una cifra más en los casos de feminicidio en el país.
También levantó denuncia en la Fiscalía de Niños,Niñas y Adolescentes por violencia contra la hija de ambos, de un año tres meses, además de la demanda de guardia y custodia y alimentos. Como al papá y a la mamá de Daniela también los ha golpeado el imputado, la Carpeta de Investigación penal fue remitida a la Fiscalía de procesos familiares de adultos mayores.
Daniela tiene epilepsia desde los 21 años, médicamente controlada, afortunadamente continua con su empleo, por lo que tuvo que abandonar el Refugio, en el que estuvo por varios meses gracias a permisos y vacaciones acumuladas.
En la denuncia levantada por la violencia ejercida contra la bebé de escasos 8 meses, en ese momento, resultó que la pareja sentimental de Daniela tenía registrado 14 coincidencias, por robo, robo a casa habitación, amenazas, violencia intrafamiliar, violencia familiar y violación, este último caso coincide con la fecha en que se acercó a Daniela, por primera vez, hace cuatro años, como su vecino.
Daniela señala la falta de perspectiva de género en los servidores públicos de las áreas de procuración de justicia, ya que en proceso de investigación de la demanda penal, la pareja de Daniela ha presentado testigos falsos, a lo que el MP le pide que demuestre que son falsos, trámite en el que ella se encuentra.
Además, la pareja presentó una demanda en contra de Daniela por violencia familiar y por supuesto las notificaciones no se atendieron ya que ella estaba en el Refugio, situación que ya comprobó, y su madre y su padre viviendo en otro domicilio, por temor a sufrir agresiones. En dicha demanda él señala que incluso ella estuvo presa en Santa Martha por dichas agresiones, lo cual es falso. A él le practican un examen psicológico en el cual sale sin ninguna afectación por la supuesta violencia ejercida por Daniela.
El inicio de la historia
Daniela conoció a su pareja en el año 2015 en el transporte público, cuando le dice que es su vecino, empiezan a salir, pero él nunca tiene dinero y ella es la que paga siempre. Es alcohólico y cuando se emborracha la golpea, después le rompe hasta cuatro o cinco celulares, tres o cuatro pares de lentes, y los golpes son puñetazos en la cara.
Al parecer tiene nexos en casos legales, ya que desde el inicio de la relación, le pedía que lo acompañara a algún MP a ver asuntos, porque una abogada de oficio era su amiga. Le pedía que le hiciera la tarea, al parecer trabaja como abogado, pero ella a ciencia cierta no lo sabe.
Incluso hasta el día de hoy no sabe exactamente a qué se dedica, al inicio le decía que estudiaba, luego que entró al Reclusorio Oriente a trabajar, pero nunca le vio ninguna credencial o recibo de pago. A fines de agosto del 2018 le dijo que por el nuevo sistema penal lo cambiarían a Reclusorio Norte.
La pareja de Daniela acostumbraba tomar con otras personas en la entrada del edificio donde vivía Daniela y era muy escandaloso y violento, especialmente contra el papá de Daniela, cuando le pedía que no hicieran escándalo.
Hizo que lo llevara de viaje a Mazatlán, se subía a taxis y le decía que saliera corriendo para no pagar, lo mismo, entraban a restaurantes caros y ella tenía que pagar por lo que se endeudó con tarjetas de crédito. También le quitó su tarjeta de débito, se fueron a vivir juntos y el administraba su sueldo.
Ella conoció a parte de su familia, pero también a ellos los agredía, los violentaba y tiene la tarjeta de débito de uno de sus familiares.
En una ocasión en el que la golpeó y llamaron a la policía y los llevaron al Ministerio Público de Cuemanco, no la dejaron declarar a ella porque traía aliento alcohólico, y le dijeron que regresara al siguiente día. Solo lo tuvieron detenido dos días.
Después de cada hecho violento él se presentaba ante ella y le pedía perdón. Antes de irse a vivir juntos, varias veces entró a su casa donde vivía Daniela con sus padres destrozando objetos por alguna discusión.
Se fueron a vivir juntos a un departamento que él alquiló, él hacia los pagos, no dejaba que Daniela realizara ningún trámite. Le checaba el tiempo para llegar del trabajo a su casa, y no tenía que retrasarse por ningún motivo si no, la golpeaba. La llevó al médico para que le quitaran el dispositivo para que se pudiera embarazar, pero no le gustó que fuera niña. La llegó a golpear delante de los familiares de él y no intervinieron.
Durante el embarazo, Daniela refiere que su pareja daba por hecho que él bebé sería niño, y se expresaba como “va a ser como yo” “te voy a enseñar cómo se trata a las mujeres”.
Dada su epilepsia, Daniela tenía que tener control médico, a varias citas no fue por causa de la pareja.
Además, las expresiones hacia ella eran con insultos, y finalmente la amenazaba de muerte, y de que les iba a sembrar droga a su familia para que los encerrarán.
Finalmente nació la niña y al dirigirse a ella le decía que no la iba a llevar al futbol, ni al cine porque era niña. La sacudía en el aire.
Nunca fue amoroso con la niña.
Después de una discusión en la madrugada cuando regresaban de una reunión de la familia de él, en un choche propiedad de él, ella sale del coche y corre para pedir ayuda porque le iba a pegar, la jalonea, ella se cae al piso, pero la niña la trae en el pecho, con una cangurera, pide auxilio pero no le abren en una farmacia por “seguridad”, piden al 911, llega una patrulla y Daniela se sienta en la entrada de la farmacia, llorando, a esperar a la patrulla, y las autoridades no le quisieron creer porque «la alterada era ella y él estaba tranquilo”.
No le hicieron caso a Daniela y tuvo que hablarles a sus papás para que fueran por ella. Ya no regreso con él, pero este exigió ver a la niña todos los días sin un acuerdo oficial.
Daniela, su papá y su mamá tuvieron que soportar las visitas y pleitos con esta persona, hasta que finalmente Daniela y su mamá fueron a consulta un 31 de diciembre del 2018 y salen escondiéndose para finalmente llegar a INMUJERES donde la trasladaron a ella y a la bebé al Refugio para Mujeres Víctimas de Violencia y pudo levantar la denuncia penal.