- Vulnerables a hechos violentos de abuso sexual y trata, las y los niños en albergues
Elda Montiel
SemMéxico, Ciudad de México, 5 de septiembre del 2022.- De acuerdo a la investigación de “El cuidado como derecho de niñas, niños y adolescentes. Algunos indicadores sobre los albergues y centros de asistencia social (2015-2020)”, elaborada por Concepción Torres Ramírez para la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez. Cerca de los 25 mil menores de edad en albergues y casas de asistencia social que se han quedado sin cuidados de padres y madres o en riesgo de perderlo, están lejos de gozar del máximo bienestar posible y privilegiar su interés superior como lo mandata la Constitución y la legislación en la materia desde el 2014.
Los indicadores señalan que, si bien ha disminuido la edad de menores de 14 años, ha aumentado la edad de los mayores de 15 años. Se estima que son 4 mil adolescentes registrados tanto en 2015 como en 2020, y los procesos de adopción no han mejorado a pesar de la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes de 2014.
Los menores de 9 a 12 años asisten menos a la escuela primaria comparado con la población en general, y el hecho de que personas adultas residan en albergues para niñas y niños, y la presencia de menores de edad en albergues para adultos son asuntos que deberían considerarse en la definición de las políticas y criterios en garantizar el derecho del cuidado a las niñas, niños y adolescentes.
De acuerdo al marco normativo de la Constitución y la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) los menores de 18 años tienen derecho además de la alimentación, salud y educación, esparcimiento y vivir en familia a la protección, y el cuidado especial, incluso legal debido a su falta de madurez física y mental. Este último solo puede ser restringido por el Estado cuando el objetivo es salvar su interés superior.
La regulación y supervisión de los centros de asistencia social y albergues públicos y privados, así como la definición y operación de los mecanismos para el acogimiento temporal y la adopción, constituyen las maneras en que el Estado asegura el derecho al cuidado y la protección de las niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales o en riesgo de perderlos.
De acuerdo con la ley, además de los NNA sin cuidado parental —por abandono, muerte o renuncia de las madres y padres a la patria potestad—, la tutela del Estado debe extenderse a quienes, pese a tenerlo, se encuentran en riesgo de perderlo al imponerse la necesidad de separarlos por situaciones como negligencia, violencia intrafamiliar, abuso, explotación o consumo de drogas.
Los riesgos
La investigación señala que las niñas, niños y adolescentes sin cuidados parentales o en riesgo de perderlos, incluso desde la etapa prenatal sufran rechazo y malos tratos, deficiencias en la alimentación, falta de estimulación y otras privaciones cuyos efectos a corto, mediano y largo plazo se refleja en su edad adulta. Más cuando han estado sujetos a condiciones extraordinarias en cuanto a salud de sus padres, madres o tutores o han sido víctimas de violencia.
Las más agraviadas son las niñas de 0 a 7 años en quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de autoridades federales y estatales, de acuerdo a datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Los niños y las niñas que residen en albergues es frecuente que se enfrenten a comisión de delitos de violencia que van de abusos hasta la explotación sexual y trata, que se visibilizan hasta que llegan a hechos graves, de acuerdo a la CNDH.
Las y los adolescentes son quienes tienen mayores posibilidades de solicitar por sí mismos el auxilio de las autoridades o el apoyo de alguna persona adulta ante situaciones que atentan contra su integridad o dignidad, en contraste con quienes tienen menor edad y dependen de familiares o terceros que pongan en conocimiento de la autoridad los hechos de violencia que ocurren en su contra.
A aquellos con discapacidad se les suele negar la posibilidad de vivir una vida comunitaria y son trasladados a instituciones para adultos en las que corren un riesgo mayor de sufrir violaciones continuas de sus derechos.
Los datos
De acuerdo a datos de la UNICEF en 2017 había en México cerca de 1.6 millones de niñas, niños y adolescentes en alguna situación de orfandad.
Para el 2020 de acuerdo al estudio, basado en datos del INEGI, del total de los 38 millones 247, 958 menores de 0 a 17 años en el país, se estimaban en situación de orfandad a 994 mil 447 (2.60 %), y la población residente es de 24 mil 754 (2.47 %) en casas hogar para menores.
Por la pandemia en nuestro país se estima que perdieron a la madre, el padre o a ambos hasta octubre del 2021, serían de 192 mil 500. Aunque no todos requieren de cuidados alternativos porque muchos de esas niñas, niños y adolescentes permanecen con la familiar ampliada.
Entre 2015 y 2020 el número de centros de asistencia social y albergues públicos y privados para menores de 18 años se incrementó 13.76%, al pasar de 879 a 1,000, mientras que el número de usuarios decreció 4.44%, al pasar de 25,667 a 24,574.
En cuanto a la población de NNA residente, las proporciones en la distribución por grupo de edad son similares en 2015 y 2020. La concentración mayor se registra en el grupo de 10 a 14 años, con 37.95% y 35.84%, respectivamente; en el grupo de 5 a 9 años los porcentajes son 30.78% en 2015, y 28.42% en 2020.
La información sobre los usuarios de las casas hogar para menores de edad da cuenta de que en ellas habitan personas mayores de 25 años y que, incluso, el número se habría incrementado entre 2015 y 2020.
De igual manera, hay registro de niñas, niños y adolescentes de todas las edades en prácticamente todos los tipos de centros de asistencia social, lo cual podría explicarse porque acompañan a sus padres (por ejemplo, en los albergues para víctimas de violencia o los centros para el tratamiento de adicciones).
Más de cuatro mil NNA permanecen en albergue seis o más años. Si bien entre 2015 y 2020 el porcentaje de niños y niñas que permanecieron en albergue por un periodo máximo de tres meses disminuyó 9.07 puntos porcentuales, el de quienes esperaron entre cuatro meses y un año se incrementó 8.63% en el mismo periodo.
En promedio las estancias de menores de edad en albergues, entre 2015 y 2020, son del 30 por ciento los que están menos de un año; 40 por ciento quienes están entre 1 a 3 años, y el 30 por ciento quienes residen 4 años o más.
SEM/MG