Derechos, oportunidades y responsabilidades de la Ministra
Derechos, oportunidades y responsabilidades de la Ministra
Drina Ergueta
SemMéxico, 29 noviembre 2016.- Cuando Alexandra Moreira fue nombrada ministra de Medio Ambiente y Agua en Bolivia ejerció un derecho que aún pocas mujeres tienen porque les es socialmente negado, el de estar en la esfera pública y de poder. No, dirán algunos, pero sí.
Llegar a un puesto dirigente en un partido, en un sindicato, en cualquier organización donde además hay varones es mucho más difícil para una mujer. Las mujeres protestan, bloquean calles las primeras, organizan comedores populares y hacen recogidas de firmas… Subir en el liderazgo es duro y algunas veces pasa a costa de comportarse como un hombre más.
Dado que no es que sean tontas o incapacitadas y que representan a más de la mitad de la población, estar ahí es un derecho y hay que ejercerlo.
No es extraño, por todo lo dicho, que Moreira además sea una de las pocas que ocupa un cargo de ese nivel en el gobierno que, tras sucesivos gabinetes ministeriales de Evo Morales en los casi 11 años de gestión, nunca fueron paritarios.
Gabinetes ministeriales con hombres fuertes y ocupando carteras consideradas estratégicas (las de relaciones exteriores, las del manejo político, de los sectores más importantes de la economía y del control armado para la defensa interna y externa del país) y con mujeres generalmente silenciosas en carteras poco visibles, menos estratégicas, salvo la de Comunicación que fue ocupada por dos mujeres con obvia presencia mediática.
Moreira, junto a las otras pocas, ha tenido la oportunidad de estar en estos espacios públicos y de mando. Oportunidad lograda, vamos a entender, por su labor profesional previa y por su relación con el poder político. Pudo aprovechar esa oportunidad para hacer un buen trabajo, visibilizarlo y destacar, influir e incidir, para crecer y proyectarse, si es que hay esa ambición que es legítima, o sólo para dar un buen servicio al país, con honestidad y rigor, para ser un ejemplo a seguir.
Oportunidad que han tenido otras ministras sin que por ello se hayan librado de ser humilladas, con bromas y comentarios machistas ya conocidos, y haber decido tragarse esos sapos por el bien de la nación.
A Moreira se le ha dado y ha asumido una responsabilidad. La responsabilidad que también se reclama por todo lo que implica, es un compromiso con el propio empoderamiento, con la gente que espera resultados y con la igualdad. Es evidente que no ha cumplido.
Es Ministra de Medio Ambiente y Agua y cinco departamentos de Bolivia están en estado de emergencia por falta de previsión ante una sequía nunca vista. En La Paz, la ciudad sede de gobierno, hay 94 barrios con racionamientos de agua insoportables, hospitales que no atienden por falta del servicio, empresas que no producen, gente que deja sus trabajos porque espera el agua en casa y no llega… Esto comenzó el 8 de noviembre y puede durar inclusive meses, con seguras consecuencias en la salud de la población y en la economía. Una crisis, además, con posibles consecuencias políticas.
¿Es culpa de la Ministra que no llueva? Evidentemente no, pero sí de no haber tomado medidas preventivas. Se ha castigado, despedido, a cargos intermedios nombrados por razones políticas y no técnicas. Se ha anunciado procesos penales contra quien sea responsable, no se descarta a Moreira.
Curiosamente, ya hay dos ex ministras en la cárcel por delitos de corrupción. Porque en sus narices se repartieron dinero y se supone que ellas también cogieron. Una de ellas, Nemesia Achacollo, dijo que cuando pedía cuentas los dirigentes éstos no le hacían caso. En fin. Mujeres que entraron en un sistema que luego las desechó.
Como mujeres, se deben reclamar los derechos, se deben aprovechar las oportunidades y, una vez puestas, se deben asumir las responsabilidades. Dejar de ser las “notas de color”, las imágenes femeninas para que no se note tanto ese mundo de hombres, mostrar el poderío y ser ejemplo para otras. La lógica indica que a Moreira le queda esperar obediente la destitución o la dignidad de la dimisión.