Desde la Mano Izquierda|  La XVI Conferencia Regional sobre la Mujer: una farsa

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Claudia Espinosa Almaguer

SemMéxico, San Luis Potosí, 24 de julio, 2025.- El pasado 13 de junio, días antes de que México compareciera ante el Comité CEDAW para entregar su Décimo Informe Periódico, el Gobierno Federal firmó con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) un acuerdo para organizar en el país la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer del 12 al 15 de agosto en Ciudad de México. 

La CEPAL define esta Conferencia como el principal foro intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos de las mujeres organizado bajo su responsabilidad junto con ONU Mujeres, se convoca cada tres años y allí los países tendrían que exponer cuáles son los obstáculos que enfrentan las mujeres en sus territorios y construir estrategias específicas a fin de cumplir tanto con las obligaciones de su legislación interna, como en relación a instrumentos internacionales en la materia.

Un día antes, el lunes 11 de agosto, tendrá lugar un “Foro Feminista” promovido sin identificaciones (https://acortar.link/qpDuBy), que se describe como “un espacio autónomo e histórico de articulación crítica y plural previo a cada Conferencia” donde se discutirán propuestas para incidir en los acuerdos intergubernamentales y que se equivale a sí mismo, al foro de Huairou de 1995 generado en paralelo a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing. 

Sin embargo, el texto marca otros objetivos: “garantizar la autonomía de las mujeres en todos los aspectos de su vida, su libertad sexual y reproductiva y desmontar las estructuras del capitalismo neoliberal, patriarcal, racista, colonialista, cis-heteronormativo y capacitista”, definiéndose como un espacio “vibrante, diverso e intergeneracional, reúne a activistas, colectivas, juventudes, personas LBTIQ+, trabajadoras sexuales”. 

Estas prioridades también se trasladaron a la invitación, el formato de registro señalaba: “Las personas y organizaciones que son bienvenidas en el espacio para participar de las discusiones son aquellas que sean “feministas incluyentes”, que respeten las demandas del movimiento de trabajadoras sexuales y de las personas trans”. Si la conferencia va a recibir las conclusiones de este foro, pero no será acerca de las mujeres, ni van a poder entrar feministas, ¿entonces de qué se trata? Las denuncias de estas limitaciones se presentaron hace tres años cuando tuvo lugar en noviembre de 2022 en Argentina, donde activistas y sobrevivientes se vieron ante severas dificultades para entrar o hacer uso de la voz, de hecho, no se les dio.

Ahora la CEPAL indica el tema a debatir: “Las transformaciones en los ámbitos político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género”; pero como decimos en México, lo quieren planchado, y usarán el foro para filtrar la crítica ante la deformación de lo que históricamente había sido el punto de partida de estos trabajos destinados a proteger a las mujeres: el sexo como realidad biológica, el género como un cúmulo de creencias falsas que junto a la violencia, expresada en actos criminales y de explotación son los principales obstáculos hacia la igualdad.

¿Pero por qué las Naciones Unidas no quiere feministas?

Es simple, ninguna comulga con destruir la comprensión de los derechos humanos para situar a las mujeres como ciudadanas de segunda clase. De hecho, la propia Declaración de Beijing es coherente con nuestra posición, reconoce los derechos humanos de la mujer y la niña como inalienables, integrales, indivisibles y universales, además de su participación en el ámbito público y privado y la erradicación de toda forma de discriminación que está basada en el sexo, como sus objetivos prioritarios. 

A la CEPAL se le olvida que no llegaron solos a dimensionar que las mujeres somos seres humanos, sin ir más lejos estas conferencias, ante la desconfianza de lo que cada Estado fuese a declarar, efectivamente han tenido varios foros paralelos organizados por mujeres para exponer por sí mismas las realidades enfrentadas al interior de los países y la agenda que ha tenido el feminismo desde su origen como teoría política y activismo internacional: proteger derechos y libertades de la discriminación que padecen las mujeres por razón de sexo, en tanto esa realidad material determina en sociedades que detentan un poder misógino, irracional y desigual, una vida sometida a la violencia. 

Es innegable el esfuerzo con tal de sacarnos de en medio, cuando feministas de todo el continente denunciaron la condición de tener que comulgar con la prostitución, las organizadoras del foro, anónimas hasta el momento, quitaron el párrafo, ampliaron dos días el plazo, simularon, porque para entonces la CEPAL ya había cerrado el suyo desde el 30 de junio abriendo espacio sólo a legisladoras de los países y dejando sin respuesta al resto de mujeres solicitantes. 

Si no cejamos en cuestionar a esos órganos de la ONU (https://acortar.link/vud8ww) es porque queremos saber si el camino de esa “sociedad de cuidados” que plantearán junto con el Gobierno de México y otras funcionarias consistirá en adecuar las leyes para que la libertad que puedan imaginar las niñas de América sea elegir la forma bajo la cual serán explotadas. Me explico. 

El resultado de la suplantación del feminismo por parte de otras organizaciones en 2022 fueron textos como el “Compromiso de Buenos Aires”, una agenda regional adjetivada de “profunda y progresista”. 

En el mencionan varios instrumentos internacionales, hablan de garantizar derechos humanos, reconocen la persistencia de las brechas entre hombres y mujeres en el mercado laboral, los estereotipos que se asignan al rol de cuidados y la falta de políticas públicas eficaces, además de crisis concretas como la pandemia, especialmente grave para su autonomía. Pero luego hay un cambio de tono. 

En los siguientes puntos se describe “la presión de los Estados” ante el agravamiento de la economía en el plano de energía, alimentación y finanzas, la pérdida de recursos naturales y las implicaciones que según tiene para la igualdad de género entendida como: “la garantía de los derechos de las mujeres, las adolescentes y las niñas en toda su diversidad”. Manifiestan que los Estados y el propio organismo internacional acogen con beneplácito el llamado a transitar hacía un nuevo estilo de desarrollo que priorice la sostenibilidad de la vida y del planeta, reconozca que los cuidados son parte de los derechos humanos fundamentales para el bienestar de la población en su conjunto, garantice los derechos de las personas que necesitan cuidados, así como los derechos de las personas que proporcionan dichos cuidados, y visibilice los efectos multiplicadores de la economía del cuidado”. 

Al caso, el lenguaje diplomático pretende ocultar que ahora serán derechos fundamentales de los otros que las mujeres cuiden de todos, por más retórica, los Estados quieren seguirse beneficiando de la labor no remunerada de la mitad de la población, millones de dólares al año como resultado directo de la pérdida de nuestro proyecto de vida, si encima se les permitirá regular formas de explotación con las cuales han sido omisos, como la prostitución, apenas con cambiarle el nombre, además del ahorro tendrían ganancias propias, proxenetas sí, pero con licencia. Puede ahora mismo ir a la página de la OEA, donde Luis Almagro nombró a una “Comisionada para los Derechos de las Personas Trabajadoras Sexuales” o al gobierno de Colombia donde hay una “Dirección para la Mujer en actividades sexuales pagas”. 

Los organismos internacionales ya no exigirían a los gobiernos la búsqueda de cambios sociales, políticos o jurídicos, porque encima ser mujer deja de ser un hecho concreto para ser una presunción ficticia, lo será quien quiera llamarse así para acceder libremente a cualquiera de los espacios que ha conseguido la lucha feminista desde el baño a la política, menos en los cautiverios que serán nuestros por ley. 

Es de absoluta ignominia para quienes desde las organizaciones trabajan directamente con mujeres y niñas en cada país, especialmente con víctimas, que en la superficie política se busque suavizar la realidad en complicidad con los gobiernos como va a suceder ahora con México, en una región expoliada de todas las maneras, ha dicho Núria González López, lo único que falta es legitimar la explotación de las mujeres. 

Es decir, la ONU en toda su diversidad, ha decidido que antes de exigirle a los Estados el respeto a los derechos humanos, puede aceptar en nombre de la economía, nuestra cosificación, el siglo XXI la descubre en su lado más aberrante. 

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A partir de este domingo 2 de marzo ofrecemos: una retrospectiva, a 50 años de la primera conferencia mundial de la mujer que se celebró en México, de los 30 años de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, Beijing 1995 y todo lo que sucede y está sucediendo alrededor del 8M.


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