Palenquerita
Pablo Hernández
SemMéxico/Quadratín Oaxaca, Oaxaca, Oax. 30 de junio. 2025.- Adela del Carmen Cruz Antonio, joven originaria de San Dionisio Ocotepec, denunció públicamente que fue despojada de su patrimonio y excluida de los bienes familiares por decisión de su padre, Hilario Cruz Pérez, quien la desalojó del palenque que ella misma ayudó a levantar desde su infancia.
Según su testimonio, la familia la obligó a abandonar el terreno donde construyó su vivienda y trabajó por años en la producción de mezcal, argumentando que, por ser mujer, no tiene derecho a heredar.
“Me dijeron que las mujeres no reciben herencia”, explicó, señalando que fue su propio padre, con respaldo de su madre, quien organizó su desalojo para beneficiar a su hermano varón «porque las mujeres no heredan».
Adela comenzó su trayectoria a los 11 años, cuando representó a su comunidad en un concurso estatal sobre costumbres y tradiciones, obteniendo el primer lugar con el tema de elaboración del mezcal.
Este reconocimiento la llevó a presentar su proyecto ante el entonces gobernador Gabino Cué, quien le otorgó apoyo para instalar su primer palenque.
El 70% de la inversión provino del gobierno y el 30% restante fue aportado por su padre, con recursos provenientes de la venta de animales que ella misma había cuidado durante años.
A los 14 años, cuando aún era menor de edad, la marca fue registrada a nombre de su padre como representante legal.
Al alcanzar la mayoría de edad, él se negó a modificar los documentos, renovando posteriormente la marca a su nombre sin su consentimiento.
“Confié en él porque era mi papá, pero ahora dice que todo es suyo, que yo no tengo derecho a nada”, expresó.

Adela relató que fue sacada del lugar sin que se le permitiera llevarse herramientas o bienes que había adquirido por su cuenta. Actualmente se encuentra desplazada, sin un lugar fijo para vivir, mientras prepara acciones legales y busca acompañamiento institucional.
Pidió que se reconozca su trabajo y exigió una parte justa del palenque, como medida de reparación.
“Yo no solo puse el esfuerzo físico; puse años de vida, cuidando animales, trabajando cuando él no podía por el alcohol, y ahora me echan como si no valiera nada”, declaró.
Pidió que su caso no sea visto como una disputa familiar, sino una práctica sistemática de exclusión hacia las mujeres en contextos rurales, donde aún se niegan sus derechos de propiedad y participación en proyectos productivos, pese a su esfuerzo y contribución comprobada.
