El todavía Presidente seguirá persiguiéndola ensañadamente.
No se pudo demostrar la culpabilidad, pero no que sea inocente.
SemMéxico. Sonora. 15 de agosto de 2018.- Al dar la noticia o comentar acerca de la exoneración de la maestra Elba Esther Gordillo todos los comunicadores, e incluso en las redes sociales, dan por sentado que tras haber estado presa sin culpa alguna, al recibir la notificación de su inocencia el gobierno le habría pedido el consabido ¨Usted disculpe¨, tras cinco años y medio privada de su libertad.
Pero no es así. Nadie le pide disculpas a quien es liberado por la judicatura…por la sencilla razón de que los magistrados no expiden sentencias de inocencia, sino de que las pruebas aportadas por las fiscalías no acreditaron o no fueron suficientes para acreditar la responsabilidad penal de la persona inculpada.
Lo anterior significa la libertad de la persona en prisión , pero no prejuzga acerca de su inocencia o de su culpabilidad y, en consecuencia, para la autoridad acusadora (quien en todo caso sería la encargada de emitir el ¨Usted perdone¨) solo se trató de la apreciación del juzgador respecto del alcance de las pruebas o, en todo caso, de la deficiencia de la labor ministerial, pero eso solo significa que no se pudo demostrar la culpabilidad, pero no que sea inocente.
Incluso cuando la acusación “se cae” apenas iniciado un proceso legal y la libertad se logra destruyendo los extremos de la orden de aprehensión o en el auto de inicio del proceso penal –lo que se conoce como la libertad “por falta de elementos para procesar”- las fiscalías están en la posibilidad de obtener con posterioridad mayores pruebas en contra de la persona recién liberada y enseguida solicitar de nueva cuenta su aprehensión y procesamiento judicial. Es decir, empeñarse en la acusación buscando nuevas evidencias en su contra (lo cual desde luego, no procede en los casos que, como en el de la Gordillo, ya fue juzgada y liberada en un fallo definitivo, de tal manera que ya no puede juzgársele otra vez por los mismos delitos).
Y es tal el celo ministerial –tan alejado de disculparse por nada- que, cuando una persona detenida logra su libertad en la sentencia definitiva, entonces se le investiga e intenta su aprehensión por otra causa. Como está ocurriendo ahora con la maestra, en que tras ser liberada por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, entonces se buscará encauzarla por defraudación fiscal. Y, así, en ningún caso se llega al momento de disculparse si se sigue expuestaa otra detención, en una especie de “para que no se salga con la suya”.
La maestra fue objeto de una acusación sin sustento por parte de Peña Nieto –pero aun así estuvo presa casi todo el sexenio, con lo cual puede decirse que se logró el objetivo de sacarla de la jugada– luego de que ella intentó someterlo al poder del SNTE como lo había logrado con Salinas, con Zedillo, con Fox y con Calderón. Así que el todavía Presidente seguirá persiguiéndola ensañadamente aunque no logre aprehenderla por la protección que ahora goza Elba Esther (salió el mismo día en que AMLO fue declarado presidente electo) del próximo gobierno. Pero por Peña Nieto no habrá, pues, quedado, así se trate de una pobre, enferma y ya anciana mujer.
La idea de la disculpa a los exonerados viene del cine y de la novelesca policiaca cuando aparece el verdadero asesino o ladrón y se libera al equivocadamente preso, donde sí cabe la disculpa. Pero nada más.