Con los pueblos nunca se sabe dónde puede saltar la liebre.
Federico Campbell
Florencio Salazar
SemMéxico. 17 de febrero 2021.- Los dirigentes son responsables de registrar los acontecimientos para advertir el cambio; incluso, para aprovechar circunstancias favorables e impulsarlo.
¿Qué pasa, entonces, cuando se avizora el retroceso? Sin responsabilidad política de los partidos, la población actuará con la creencia de favorecer el cambio hacia adelante y no hacia atrás, pues nadie elige –conscientemente– contra su propio interés.
Cuando el ciudadano observa con desencanto decide por opciones impredecibles. ¿En dónde está la falla? Partidos políticos que actúan en el pasado, dirigentes desconectados de la sociedad e intelectuales acríticos. Sin conductores, sin voces de alerta, queda el desconcierto.
En Oaxaca las fiestas patronales son de antología. En Juchitán las listas de mayordomos alcanzan los próximos 20 años y muchas personas desean anotarse para cumplir esa dignidad. Los futuros mayordomos ahorran para cumplir con las fiestas patronales. Y cuando llega la fecha, llenan un camión de redilas de obsequios que van lanzado por las calles. La celebración dura tres días, en los cuales hay comida y bebida para todo aquel que se acerque. Así pasa en muchos pueblos.
Se pensará que los mayordomos son personas pudientes o con una posición económica desahogada. Pues no. Suelen ser personas sencillas, que se endeudan hasta el tuétano para cumplir con el compromiso. Es costumbre pedir prestados animales y botellas; se hace la lista de acreedores y cuando éstos los necesiten, el mayordomo deberá devolver lo recibido. Tres días de fiesta, deudas por muchos años, y se va al caño el dinero que pudo servir para mejorar la casa, ponerle piso, construir sanitarios o cambiar las vigas carcomidas.
Si en Guerrero no se elige a un gobernador con programa y visión de desarrollo el presupuesto se irá al caño, pero los guerrerenses se habrán dado el gustito de sus tres días de fiesta.
Para garantizar la vida democrática, México tiene instituciones de las más caras del mundo. Con ellas se ha querido disolver la desconfianza ciudadana por el fraude y fortalecer la cultura del respeto al sufragio. La credencial y el padrón con fotografía no los tiene ningún otro país. Sin responsabilidad política esa democracia puede ser endeble.
Los partidos son de la mayor importancia. Como entidades de interés público reciben recursos fiscales para participar en las elecciones y sostener actividades orientadas a la formación de militantes responsables.
Los partidos políticos deben ser escuelas de democracia y dotar a militantes y dirigentes de cualidades para ser candidatos/tas a gobernadores/ras, representantes populares y ediles, que ejecuten sus programas de acción, observen sus declaraciones de principios y sean consecuentes con sus programas de gobierno.
No es una simpleza que se exija de los candidatos/tas reconocida solvencia moral y capacidad. Así ocurrirá si el ciudadano decide con responsabilidad en las urnas y deja de lado el oportunismo en busca de migajas del supuesto pastel.
La incertidumbre de las eventualidades hace necesario a los mejores. Tres días de fiesta no justificarán seis años de atraso.