Elecciones y democracia en riesgo en Bolivia

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  • La voz de la feminista María Galindo ha sido silenciada en el diario boliviano Página Siete 

Por Drina Ergueta 

SemMéxico. La Paz-Bolivia.  04 de febrero de 2020. Las últimas semanas de enero han sido particularmente reveladoras del caldo hediondo en que se cocina la política boliviana: se ha registrado transfugio y traición a conveniencia, compromisos al viento y cambios de postura de total sinvergüenzura, delaciones y acusaciones y contraacusaciones, todo dentro de varios partidos que tienen en común el único objetivo de hacer frente al aún poderoso Movimiento al Socialismo (MAS), partido del exiliado Evo Morales, el anti-ídolo que les aglutina en su contra.

Un MAS que asiste y resiste prácticamente al margen del zafarrancho mayoritariamente masculino y de rostros blancos con el que se le pretende vencer. Aquí se incluye la vergüenza nacional, con advertencia internacional al cuestionado gobierno actual por haber detenido y agredido a dos exautoridades cuando les había dado un salvoconducto para poder salir del país, luego de estar más de dos meses asiladas en la embajada mexicana.

Además, desde la salida forzada de Morales y la instauración del gobierno de Jeanine Áñez el “proceso de pacificación” ha pasado por la etapa de impunidad para que militares controlen las protestas afines al anterior gobierno, con resultado de una treintena de muertos; por un acuerdo tenso en el Parlamento para que se aprueben medidas que permitan unas nuevas elecciones; por una persecución implacable, en las que participan grupos considerados paramilitares, a cualquiera que tenga alguna relación con autoridades de la anterior gestión, incluidas parientes, niñeras, representantes legales… personas hoy acusadas por sedición o apoyo al terrorismo o asuntos similares.

En ese marco la voz de la feminista y activista boliviana María Galindo, miembro de Mujeres Creando, ha sido silenciada en el diario Página Siete, donde tenía una columna desde hace 10 años.

Todo lo descrito lleva el justificativo de que lo que hace el gobierno actual es lo mismo que hacía el anterior, así que nadie se queje. Si se reclamaba por la carencia de libertades durante el anterior gobierno, ¿cómo es que se tolera según qué cosas hoy? ¿Qué lleva a gente decente a aceptar atropellos hacia otras personas, por más masistas que sean? Finalmente, ¿cómo se aguanta el espectáculo obsceno que hacen las candidaturas a las elecciones del 2 de mayo?

Morales se ha convertido para una parte de la población en el anti-ídolo que provoca que ésta acepte, al parecer, lo que sea con tal de que no vuelva. Con esa certeza, el bloque de candidatos, que son todos, no presentan siquiera propuestas ni programas, salvo tímidamente en el caso de Carlos Mesa. Hacen y deshacen, saltando de una sigla a otra, uniéndose y traicionándose, acusándose y contra acusándose en nombre de una unidad que se les pide y no llega.

Por otra parte, está esa gente ignorada por los medios importantes y estos políticos. Gente que se sabe al margen y, aunque reclama por sus muertos, heridos y detenidos, realiza sus propias acciones sociales de autoapoyo y espera, espera a las elecciones.

Además, están quienes no tienen un partido claro, que valoran algunas acciones del anterior gobierno y rechazan otras, que buscan alguna propuesta alternativa a Morales; gente que, hastiada, asiste atónita, sino furiosa o entristecida, a lo que está pasando en Bolivia y que también calla porque espera, espera a que lleguen las elecciones y esto se resuelva finalmente, que acabe.

Lo que pasa en Bolivia es una crisis que tiene una apariencia de desarrollarse de manera pacificada, no es así. La tensión es muy alta y si no se controlan los desmanes, si no se dice esta boca es mía, si se callan las voces que lo denuncian hay un riesgo alto no de que se encienda una chispa y todo reviente, sino de que la democracia termine totalmente eliminada. Una de esas voces es la de la feminista María Galindo, profundamente crítica, y acallarla en Página Siete es como mínimo un error, si no es una decisión política del medio.

Galindo ha mantenido una posición crítica a Morales y crítica a Añez, crítica a la sociedad y al machismo en todas sus formas. Las maneras en que lo hace no son convencionales; pero éstas no son razones válidas para silenciarla en este diario.

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