- Dos versiones: uno mediático y otro basado en las carpetas de investigación
- Recibe Jara Cruz solicitud de mujeres para cancelar ordenes de aprehensión
Soledad Jarquín Edgar/Foto: @EberHuitzil
SemMéxico, Oaxaca, 2 de julio, 2025.- Argelia Betanzos Zepeda es una joven abogada convertida desde hace más de 10 años en defensora de los derechos humanos de buena parte de la población que la vio nacer: Eloxochitlán de Flores Magón, la zona donde alguna vez pasaron sus primeros años los emblemáticos revolucionarios hermanos Flores Magón, cuyos apellidos dan hoy nombre a la región que hasta hace poco tiempo se denominaba sierra mazateca.
La persecución caciquil es ancestral y hoy se ha convertido en un problema de orden judicial que ha afectado a varias decenas de personas, algunas han sido encarceladas y hoy gozan de libertad, sin embargo, en marzo pasado el Tribunal de Justicia del Estado de Oaxaca anunció otras 200 órdenes de aprehensión contra 56 personas, 48 hombres y ocho mujeres, por la presunta comisión de diversos delitos, todos y todas han luchado “como los salmones a contracorriente para conseguir su libertad”.
Hoy mujeres mazatecas en lucha por la libertad solicitaron de manera urgente una reunión con el gobernador Salomón Jara Cruz. En un documento entregado este día, en una gira de trabajo, las mujeres solicitaron cancelar las órdenes de aprehensión contra 56 personas defensoras y piden que el juez mixto de primera instancia de Huautla resuelva la situación de la profesora OMBF y sentar un precedente de que los delitos por los que se le acusan han prescrito.
También piden garantizar el retorno seguro y en libertad de los 14 perseguidos políticos, desplazados desde hace más de una década, acusados por delitos de alto impacto que ya fueron combatidos por lo menos 25 veces.
Cerrar definitivamente los procesos judiciales injustos en curso, con antigüedad de más de diez años en el juzgado de Huautla de Jiménez; absolver de inmediato a MP cuyo caso se encuentra en el Primer Tribunal Colegiado Penal de Oaxaca. (federal) y detener el saqueo y destrucción del río Xanga Ndá Ge.
14 de diciembre 2014, lo que no fue
El fuego de una barricada encendido el 14 de diciembre de 2014, se reavivó 10 años y tres meses después, aunque en las cenizas siempre hubo brazas vivas, de acuerdo con el relato periodístico de Argelia Betanzos Zepeda, quien rememora que el caciquismo ha sido un problema en la región y hay versiones orales contadas por sus abuelos y abuelas, en especial por su abuela Gregoria, sobre persecuciones, encarcelamientos, despojo de propiedades y otras atrocidades por parte de “señores con poder”.
La historia se repitió cuando Manuel Zepeda Cortés, quien se alió a Eleazar Hernández Ordaz, personaje que ha sido señalado como “un histórico cacique”, ambos estuvieron primero al servicio del Partido Revolucionario Institucional y hoy a Morena, una relación de amistad que perdura y se traduce como algo que Argelia Betanzos califica como “odio a la comunidad”.
La existencia de esas órdenes de aprehensión se remonta al 14 de diciembre de 2024, el día en que “ganó la versión mediática de Manuel Zepeda Cortés y de su hija, actual diputada local, y que desde hace tiempo Betanzos Zepeda a intentado demostrar que es falsa, para ello se apega a la carpeta de investigación.
Incluso cuestiona la muerte de Manuel Zepeda Lagunas hermano de la diputada local, imputado a varias personas de la comunidad, quien de acuerdo con documentos judiciales no murió en Eloxochitlán de Flores Magón, sino en otra población cercana, “era imposible que pudieran estar en dos lados los mismos imputados”.
Elisa Zepeda dijo a esta reportera en diciembre de 2014, cuya nota fue publicada en el suplemento Las Caracolas del periódico El Imparcial de Oaxaca, el 22 de diciembre de ese año que su hermano “Manuel Zepeda Lagunas, quien cuidaba a su esposa convaleciente de una operación, llegó a la casa tratando de sacar a su madre Magdalena Lagunas, a su abuela Gregoria Cortés y a Elisa que se encontraban en grave peligro, pues los agresores habían enfilado hacia sus casas. Ahí nos encontraron, narra Elisa Zepeda, nos empezaron a disparar, incluso a quema ropa, ahí cayó muerto mi hermano”.
“Esa acta es nuestra mejor defensa”, dice Argelia Betanzos Zepeda, quien revela su versión y explica que (en el acta) “se registra el traslado de Manuel Zepeda lagunas a Huautla de Jiménez, a quien ven en Puente de Fierro, lo entrevistan y se lo llevan detenido por portación de arma de fuego. (Los policías) No registran que estaba moribundo, no registran que estaba torturado y no le hacen la recomendación a los policías comunitarios que lo lleven a un hospital. Ese 14 de diciembre, me atrevo a decir, no tenemos evidencia científica-jurídica de que haya habido un muerto”.
Betanzos, quien reparte sus días entre la ciudad de México, la ciudad de Oaxaca y Eloxochitlán, también señala que pese a la existencia de un video en la que se ve a Elisa bañada en sangre, producto de un machetazo (de acuerdo con la versión de la legisladora), lo cierto es que no fue macheteada.
En su versión de 2014, la actual diputada señala que ella fue agredida “por un grupo de 40 hombres que la patearon, le abrían las piernas y le pegaban en su vulva, la golpearon en la cabeza con un palo, recibió machetazos y otro le enterró en la frente la punta de la escopeta. Además de ser insultada repetidamente con exclamaciones sexistas e intimidantes” (Las Caracolas, 22 de diciembre 2014).
No, dice Argelia Betanzos, quien sostiene que las versiones de Elisa Zepeda cambiaron diametralmente, “una cosa es lo que le dijo a la prensa y otra lo que declaró ante las autoridades”.
De acuerdo con su declaración Elisa Zepeda resume en cinco renglones que fue golpeada, que a su hermano lo mataron y que murió en la plaza, a su madre le sacaron un ojo, a mi compañero Gustavo lo machetearon y le dieron un tiro de gracia, pero Betanzos Zepeda afirma que esta versión ha sido desmentida con la evidencia histórica, jurídica y científica, “que derriban las afirmaciones mediáticas”.
“Si lees las primeras ocho páginas de la declaración de Elisa, son como de contexto político donde trata de encuadrar que ella iba a organizar una asamblea”, recuerda Betanzos. Cierto, Elisa Zepeda declara a Las Caracolas: “el pasado 14 de diciembre se llevaría a cabo la asamblea para elegir al alcalde municipal, pero en lugar de eso, mujeres y hombres que acudían a la asamblea se toparon con un grupo numeroso de hombres armados con machetes, escopetas, bombas molotov y lo que encontraron a su alcance, ante el eminente peligro la gente corrió a esconderse”.
En su acusación, parecida a lo dicho a esta reportera en 2014, describe a sus victimarios como hombres armados “hasta los dientes”, explica Betanzos quien agrega que la diputada local de Morena también dice que estaban alcoholizados, entonces uno de ellos la golpea con la culata de un arma.
Sin embargo, sostiene Argelia Betanzos, “estas personas están acusadas de tentativa de feminicidio, cuando te acusan de eso la ley exige que ibas preparado para eso y la única razón de no lograrlo es porque sucede una causa de fuerza mayor que te lo impidió”.
Añade que si la persona que agrede a Elisa Zepeda hubiera querido matarla no hubiera volteado el arma para golpearle en la cabeza. Además de acuerdo con la versión no mediática, pese al golpe “ella no se perturba”, otras dos personas la trasladan al parque, acción por la que también están acusados de tentativa de feminicidio.
La activista, quien es integrante de la diversas colectivas de mujeres, se refiere a la versión de los jueces, quienes establecen que “no mataron a Elisa, porque una mujer la jala del cabello y la aleja de los 40 o 35 hombres unos tres o cuatro metros. ¿Eso es posible? ¿Qué no dice que iban armados hasta los dientes?
Otro dato que le parece extraño a la abogada Betanzos Zepeda es que tampoco señala que fue herida por un machete, “como sea podemos demostrar jurídica y científicamente que la versión de los hechos no es la versión que da Elisa Zepeda”.
Argelia Betanzos Zepeda y Elisa Zepeda Lagunas son parientas y contemporáneas, ambas comparte una abuela, Gregoria. Ambas ven a la distancia una situación que les pasó por encima, pero Argelia sostiene que el poder político es el que ha castigado a la comunidad por la ambición del padre de Elisa, quien sin permiso minero alguno, ha explotado desde 2011 la piedra y arena del río, se ha impuesto por la fuerza, como los caciques de finales del siglo XIX, mediados del XX y que volvieron a aparecer con Manuel Zepeda Lagunas y Eleazar Hernández Ordaz, ambos aparecen hoy en una fotografía con el gobernador Salomón Jara Cruz.
Así, entre las víctimas de la tragedia están ocho mujeres, refiere Argelia Betanzos Zepeda cuya madre y padre han sido perseguidos por acusaciones de hechos que distan mucho de la realidad.
200 órdenes reactivadas
“Mi madre está entre las 56 personas a las que se reactivaron ordenes de aprehensión”, dice refiriéndose a la maestra jubilada. “Ella dedicó su vida a enseñar el mazateco y que ha sido señalada por Elisa Zepeda como una de las personas que estaban el 14 de diciembre de 2014, armada hasta los dientes”.
Tenemos 11 años viviendo el acoso judicial y la violencia de Estado que ha sostenido esta mentira, han invisibilizado la verdad histórica, lastimando a un pueblo pacífico. Pero estamos en un terreno desigual. Elisa (Zepeda Lagunas) ha sido presidenta y dos veces diputada, además de secretaria de las Mujeres, es decir, está del lado del poder que ha maquinado la persecución judicial y crímenes que no se cometieron aquel día, hemos intentado todos los caminos, pero ellos siguen criminalizando a gente inocente.
Las ocho mujeres a quienes en marzo pasado les giraron orden de aprehensión son mujeres de la comunidad, sembradoras de café y maíz, mujeres que limpian la milpa para tener buenos frutos…una es enfermera de profesión, carrera que estudió por correspondencia y se tituló; otra es una madre activa defensora del río y esposa de un detenido y torturado por el Estado; la otra fue profesora por 30 años que dedicó a la financia de la mazateca; hay dos líderesas cafeticultoras y otra maestra de telesecundaria que pertenece a las Sección 22. Sus edades oscilan entre los 68 y 45 años.
Para todas, la justicia tarda. La impericia de las autoridades deja profundas dudas sobre un hecho, dos versiones y daños colaterales profundos.

