“Yo sé que siempre dudas de mi amor/ y no te culpo/ y sé que no has logrado/ hacer de mi querer/ lo que tu amor soñó…” Bobby Capó
Moisés Sánchez Limón
SemMéxico, Cd. de México, 17 de diciembre, 2024.- Usted lo conoce y sabe que es un personaje que no ganaría un concurso de popularidad en la calle donde vive.
¡Vaya!, de no ser porque, en 2009, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa lo propuso, a elección del Senado, en la terna junto con Eduardo Ferrer MacGregor y Jorge Adame Goddard, para ocupar la vacante dejada por el ministro Genaro David Góngora Pimentel, no habría llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y sí, este personaje ya en el máximo tribunal del país, entronizado incluso en 2019 como su presidente, olvidó compromiso y convicciones y sirvió a la voluntad de Andrés Manuel López Obrador, se tornó servil a la causa de la 4T, tanto que renunció al cargo de ministro antes de concluir la encomienda y se sumó a la causa de la Princesa Caramelo.
¿No lo sabía usted?
O se enteró de rebote y comenzó a conocer las correrías de este doctor en derecho que gozó, en algún momento, de prístina fama. Pero, como refería el licenciado López Obrador: el poder a los inteligentes envanece y a los pendejos enloquece.
Mire usted, le cuento, pero por favor no se ría y sí, entérese de la metamorfosis que sufrió el susodicho nacido en la ciudad de Querétaro el 9 de agosto de 1959.
Cuando el miércoles 2 de enero de 2019 rindió protesta como presidente de la Corte, este individuo egresado de la Escuela Libre de Derecho se pronunció por defender la independencia del Poder Judicial porque, adujo, “defender la independencia judicial es defender los derechos humanos de todos, es defender el Estado de derecho, es defender la seguridad jurídica”.
Y sostuvo, en serio, que iniciaría un diálogo constructivo y fructífero con los otros Poderes, “pues independencia no es aislamiento, independencia no es intolerancia, independencia no es romper el diálogo. Dialogaremos siempre partiendo del supuesto de la defensa de nuestra independencia”.
Y lo dijo con tal enjundia que todo el mundo se lo creyó. Incluso cuando puntualizó que “la independencia judicial no es una entelequia, es un presupuesto indispensable para que haya un Estado constitucional de derecho”.
¡Recáspita Lenia, ministra del pueblo!
Y mire usted lo que es la vida, se echó a los brazos de Andrés Manuel, primero, y lueguito a los de la Princesa Caramelo, pero en aquel mensaje del miércoles 2 de enero de 2019, antes del amasiato con Su Alteza Serenísima, llamó a los integrantes del Poder Judicial de la Federación a seguir siendo dignos de la independencia que les otorga la Constitución, para que –refirió—“podamos recobrar la confianza en la ciudadanía en bien de nuestro país, en bien de todas las personas que habitan aquí, porque México está pasando un momento problemático, pero los momentos de crisis también son momentos de oportunidad”.
Sí, en efecto, dijo:
“Tenemos una gran oportunidad de transformar al Poder Judicial, de renovar al Poder Judicial, de hacer las cosas mejor para beneficio de todos”.
Y hasta se atrevió a subrayar que no se podría explicar la transición democrática sin el papel del Alto Tribunal que, afirmó, “ha sido un poder equilibrador, ha sido un Poder que ha sabido establecer y cuidar la división de Poderes, que ha venido desarrollando de manera creativa las diferentes atribuciones que la Constitución da a los distintos órganos de gobierno y de poder, pero ha sido también ante todo una defensora y desarrolladora de los derechos humanos de todas las personas”.
¡Caray! Ese era el elogiado ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea quien, apenas cambió toga y birrete por gorra y chaleco color guinda y el acrónimo SCJN por el de MORENA, se transformó en enemigo de quienes fueron sus pares en la Corte.
Y se exhibió misógino, declarado enemigo de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández.
Se alió a la causa del licenciado López Obrador para hacerse del control del Poder Judicial de la Federación mediante una reforma aprobada por una mayoría oficialista mañosamente sobrerrepresentada en el Congreso de la Unión.
Ya en el gabinete de la doctora Shein, como Coordinador General de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, es detractor que no crítico de la ministra Piña Hernández y de jueces, magistrados y ministros.
El pasado viernes 10 de diciembre acusó a Piña Hernández de ser la peor presidenta en la historia de la Corte.
“Entiendo que desde su irresponsabilidad Norma Piña quiere envolverse en un discurso emotivo. Pero me parece que hay que hacer un análisis de qué es lo que va a informar hoy la ministra Piña y qué es lo que ha hecho desde hace dos años que llegó a presidir la Corte y el Consejo de la Judicatura Federal”, dijo en el programa de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula.
Y, en declarada postura misógina, afirmó que la ministra presidenta “decidió que la relación con el presidente López Obrador tenía que ser una relación de confrontación, de desafío al presidente, y de descortesías para tratar teóricamente de posicionarse en una independencia judicial que no estaba en riesgo ni en peligro”.
¡Recáspita, Kalimán!
“(…) Norma Piña ha sido una pésima presidenta de la Corte, la peor titular del Poder Judicial que yo recuerde y aquí hay algo que la pinta de cuerpo entero: vean cuál es su publicidad de su informe, qué es lo que vez en la publicidad de Norma Piña para su informe”, acusó el demócrata y patriota Zárate Lelo de Larrea.
Y, por supuesto en abono a su favor porque presume que fue chinguetas presidente de la Corte, culpó a la ministra Piña:
“De tal suerte que un Poder Judicial que estaba blindado, que estaba en un proceso de autocrítica, en la soberbia, en la arrogancia, en la autocomplacencia llevó a un enfrentamiento sin entender que no tenían legitimidad social, que la gente, que el pueblo estaba harto de una justicia que no merece tal nombre y eso es lo que estamos viendo”.
¿Qué le parece?
¡Échese este trompo a la uña! Lo afirmó el honesto y congruente Lelo de Larrea:
“Creo que ha sido muy descarada la oposición a un gobierno, a un proyecto por parte de Norma Piña, de la mayoría de la corte y de un grupo importante del Poder Judicial”.
Falaz, insolente y los etcéteras que usted quiera sumarle, son aplicables al doctor Arturo que cobra una millonada como ministro en situación de retiro, sus haberes, pues, amén de la jugosa quincena como burócrata de pedigrí del segundo piso de la entelequia llamada 4T.
La ministra Norma Lucía Piña Hernández no ha respondido al patán que la insulta. Y, en su segundo informe de labores, rendido el viernes de la semana pasada, recordó:
“Cada vez que la Suprema Corte resolvió uno de esos casos, las y los Ministros que votamos en contra de lo que el gobierno percibió como contrario a su proyecto político, fuimos acusados de traidores, corruptos, aliados de minorías rapaces y de la delincuencia organizada y de cuello blanco, e incluso se realizaron alegorías en ataúdes de algunos de nosotros”.
Al pan, pan y al vino, vino, Drakko. Digo.
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