ESCARAMUZAS POLÍTICAS
Estados Unidos dispuesto a abrir frentes de guerra en cualquier lugar
SemMéxico. 19 de junio de 2017.- Ahora es otra clase de capitalismo el que enarbola EE.UU. y al que la isla va a tener que hacer frente, uno más feroz, rampante y menos consecuente, que está dispuesto a abrir frentes de guerra en cualquier lugar donde halle fuerte resistencia a sus afanes delirantes de predominio.
El abrupto cambio de lenguaje acerca de la guerra de Donald Trump, una vez ya investido presidente de los Estados Unidos de América, quien ahora ha dejado en claro que el objetivo de tener un ejército “es para usarlo”, abre el espacio para no desdeñar la idea de que sea utilizado contra Cuba y Venezuela, lo cual además son los deseos de las fuerzas que realmente dominan la política exterior de Estados Unidos, las neoconservadoras.
Son las mismas fuerzas que impulsaron las guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria con el fin de impedir que se reabra la llamada “Ruta de la Seda” y estrangular así la economía de China. Esa vía se extiende desde la Antigüedad entre China y el Mediterráneo.
Si Cuba o Venezuela obstaculizan su estrategia para asegurarse que América Latina vuelva a ser su “traspatio” o “patio trasero”, dudar de una invasión militar estadounidense sería bastante iluso si el mundo no deja de ser sólo un espectador.
Rusia ha servido de contención en Medio Oriente de la ofensiva global que Estados Unidos lleva adelante desde los tiempos de George W. Bush. “Sin la implicación rusa en Siria, del lado del gobierno legítimo, el mundo ya no tendría ninguna posibilidad”, es la visión que sobre ese conflicto tiene Willy Wimmer, ex secretario de Estado del ministerio de Defensa de Alemania.
Wimmer ha advertido que Estados Unidos “es responsable de sangrientos crímenes en nuestro entorno y es igualmente responsable de buena parte de los flujos migratorios que actualmente enfrentamos”. En cambio, dijo, “Rusia se compromete a favor de un regreso a la negociación y a la razón, y a una cooperación pacífica entre los pueblos”.
En la región ya no tenemos a UNASUR con gobiernos progresistas en su mayoría que alcen su voz para denunciar violaciones del derecho internacional.
Wimmer dice que como consumidor de los medios de comunicación occidentales, “lo que me parece indignante es la falsificación de los hechos que venimos viviendo. Hubo una época en la que el pluralismo era parte integrante de nuestra cobertura mediática, pero eso ya no existe”.
Es lo que pasa con Corea del Norte: los medios difunden que la amenaza de una guerra nuclear proviene de Pyongyang en lugar que desde el Pentágono, y todos los actos de provocación estadounidenses son ocultados celosamente y magnificadas las respuestas norcoreanas.
A Cuba la tildan de ser gobernada por una “dictadura brutal”, cosa que no es así, y en Venezuela otro tanto, lo cual tampoco ocurre de esa manera. Así, Estados Unidos tiene la espada desenvainada que usa cada día sin que casi nadie le salga al frente en nuestra atribulada región, porque en apariencia no hay mucho que censurarle a los estadounidenses “porque esos gobiernos se han ganado a pulso que se les ponga fin”.
Esa idea la han inculcado los Estados Unidos como parte del triunfo de la propaganda por encima de la información en los medios de comunicación, con prácticas habituales de censura y distorsión conforme conviene a sus intereses, y con lo cual crean una “realidad” a pedido y a su gusto a base de mentiras y falsedades.
El mundo le cree a la dirigencia cubana, que ha ganado autoridad moral, cuando ha respondido a las amenazas de Trump, que cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, “estará condenada al fracaso”.
Pero, ¿qué pasaría si ese país es invadido militarmente? Posiblemente el mundo entonces sí respondería y se rebelaría, porque, a querer o no, la Revolución Cubana es un faro para toda la región, y quizás también para el mundo entero.
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