- Feministas abolicionistas respaldan la transmisión de un podcast
- Discurso y acción de odio es que los hombres afecten y vulneren los derechos de las mujeres
Lorena Vaniezcot
SemMéxico, Oaxaca, 30 de julio, 2025.- Acusar de odio y falsear los discursos feministas como peligrosos es una herramienta retórica que utilizan estos grupos, queriendo equipararnos con representantes de la extrema derecha, de fóbicas o de anti derechos, señalan organizaciones y feministas, luego de una publicación de otras organizaciones condenaron y calificaron como discurso de odio y expresiones trans excluyentes, que fueron expresados durante el podcast Voces Violeta.
En la conversación que sostuvieron la diputada local Cony Rueda Gómez, quien conduce el espacio, y la comunicóloga Amira Cruz Ramírez, la invitada explicó las categorías Sexo-Género y por qué la Perspectiva de Género (PEG) se creó para el Adelanto de las Mujeres, así como la amenaza a ese Adelanto: los estereotipos de las identidades de género.
Sin embargo, el grupo que solicitó sanciones a la diputada Rueda Gómez señaló que hubo expresiones discriminatorias (que) laceran profundamente la dignidad, vida y derechos de las personas LGBTTI.
Al respecto, las feministas señalan que esa es una estrategia discursiva para imponer cierta uniformidad ideológica: decir qué es lo “correcto” –forzarnos a aceptar que un hombre tiene derecho a ser mujer–, ridiculizar o censurar otra forma de pensar, dividir el mundo en bueno–malo para imponer un único pensamiento moralmente válido y deshumanizar a quienes se atreven a cuestionar el dogma de las identidades de género.
En una carta califican la protesta como una “embestida”, cuando no hay nada fóbico en analizar y enunciar la realidad material; tampoco nada de anti derechos en cuestionar las consecuencias nocivas y fraudulentas que ha ocasionado la adopción del discurso de la identidad de género, sobre todo para mujeres y niñas –véase España, Chile, Argentina, Reino Unido–.
“Discurso y acción de odio es que los hombres afecten y vulneren los derechos de las mujeres porque, en un momento de sus vidas, se sientan “mujeres”, a su subjetivo entender. Discurso de odio es que el 52 por ciento de la población deba renunciar a su poder enunciativo para acomodar los sentires de hombres”.
También sostienen que es discurso de odio es aceptar que las mujeres “son aquellos estereotipos con base en los que los hombres se visten o intervienen sus cuerpos; mismos que nos han violentado por siempre. Discurso de odio es invisibilizar las opresiones de lesbianas –y gays–, al negar la existencia de la orientación sexual y reemplazarla por sentimientos mutables, susceptibles de ser elegidos. Discurso de odio es negar las experiencias de las mujeres que se han sometido a cirugías para intentar ser hombres y, a la larga, han detransicionado con secuelas de salud graves”.
En su carta señalan que las feministas abolicionistas defenderán y exigirán “los derechos de todas nosotras” y sostienen que el feminismo es un movimiento político, además de teórico y filosófico, cuyo objetivo es –y siempre ha sido– la emancipación de las mujeres.
“Desde su argumentación teórica, científica y política, el Feminismo es abolicionista porque exige abolir todas las formas de esclavitud –antiguas y nuevas– que violentan a las mujeres, como son en la actualidad: la pornografía, la prostitución, los vientres de alquiler y las identidades de género, impulsada por la agenda transgenerista”.
Recapitulando los hallazgos de casi 400 años de teoría feminista, uno de los postulados elementales es que la desigualdad entre hombres y mujeres está basada en una realidad material, que es el sexo. De ahí que las categorías de sexo –biológico e irrefutable– y género –opresión construida socialmente–fueron establecidas para entender cómo los constructos sociales –y no la biología por sí misma– legitiman una jerarquía sexual y las consecuentes desigualdades estructurales que vivimos las mujeres.
Explicar que los hombres no son mujeres, no es ser transexcluyente ni es un discurso de odio. Ser mujer no es un sentimiento; es un hecho biológico que a todas nos ha puesto repetidamente en situaciones de violencia y discriminación por el simple hecho de haber nacido mujeres –situaciones que, además, un hombre nunca ha experimentado, independientemente de cómo se sienta–, puntualiza el documento que circula desde esta tarde.
SEM/lv/sj