- · El domingo se cumplen 11 años de su feminicidio, ella no volvió a casa, su victimario pide llevar el juicio en prisión domiciliara
- · Adriana Reyes, mamá de Ivonne, un ejemplo de fortaleza
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Oaxaca, 19 de diciembre, 2025.- A la sensación agobiante de recordar que este domingo 21 de diciembre se cumplen 11 años desde que su hija Ivonne fuera asesinada, Adriana Reyes Díaz, enfrenta nuevamente, también en diciembre, la incertidumbre ante la solicitud del presunto victimario J.M.L.D. de revisar el caso para llevar el proceso judicial en prisión domiciliaria.
La justicia, por el sistema inquisitivo, parece ser un acto interminable, dice Adriana Reyes Díaz, madre de Ivonne Guevara Reyes, sentada en un sillón a poca distancia de la puerta de la habitación de su hija, que desde la madrugada del 21 de diciembre de 2014 permanece intacta.
Como intacta es la impunidad, dice Adriana Reyes quien recuerda que en dos ocasiones en años anteriores, han pretendido excarcelar al feminicida de su hija y ambas en diciembre, cuando todos parecen relajados y no hay nadie a quien acudir. Esta última petición del “presunto responsable” ocasionó que la audiencia de un largo juicio fuera suspendida, sin fecha para realizarse de nuevo.
Ivonne Guevara Reyes, de 19 años, salía de un antro en Xoxocotlán, había ido a celebrar con un grupo de amistades, sin embargo, en el lugar un grupo de hombres había provocado un pleito, por lo que fueron desalojados. Nadie imaginó que J.M.L.D. volvería de inmediato para disparar contra el grupo de jóvenes desde un vehículo en movimiento. Los amigos y amigas se estaban despidiendo cuando escucharon las detonaciones, unos corrieron, otros se tiraron al suelo, pero a Ivonne la alcanzaron dos de las detonaciones, ambas impactaron en la parte posterior de su cabeza.
Reyes Díaz tiene una historia personal que contar. Desde muy niña la vida la enfrentó a un mundo difícil. Dos meses antes del asesinato de su hija, la habían dado de alta en un hospital público, es una sobreviviente de cáncer en el riñón. Su vida, piensa, la preparó para lo que viviría después, cuando la violencia contra las mujeres la enfrentó a lo desconocido por el asesinato de su hija Ivonne, una chica inteligente, tanto que cuando es asesinada era estudiante brillante de dos carreras universitarias, psicología y pedagogía.
Sin estar preparada, Adriana Reyes emprendió con rabia la búsqueda de justicia para Ivonne, una que 11 años después aún no llega. La primera puerta que tocó fue preguntar quién se haría cargo de las investigaciones, así descubrió el desinterés de los Ministerios Públicos de la entonces Procuraduría General de
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Justicia del Estado de Oaxaca y que meses después cambió a Fiscalía General de Oaxaca.
En cada vuelta encontraba la misma respuesta: ¡Ay, señora!, ya viene otra vez, ya le hemos dicho que no tenemos nada, qué el asesino de su hija es un fantasma.
Ella se resistió a creer que un fantasma había matado a su hijo. Entonces tuvo que hacer el trabajo que los “agentes de investigación” se negaban a realizar. Lo primero que hizo fue obtener pruebas. Primero los videos del antro donde se suscitaron los hechos. Ello le permitió tener, al menos un perfil del asesino.
Después siguió preguntando. Supo de los apodos y las actividades delictivas, de los lugares que frecuentaba, de su fanatismo y veneración a la “santa muerte”, lo persiguió y efectivamente “parecía un fantasma”, porque cada vez que llegaba preguntar argumentando cualquier cosa, J.M.L.D. había salido.
Su historia es de valor, porque, aunque parecía no dar con él, seguía buscando. Se acercó tanto que tenía que disfrazar de vendedoras de tamales, de pan de vendedora de libros y todo lo que se le ocurriera, hasta que lo encontró un año y medio después de aquel diciembre de 2014.
Al mismo tiempo, ya con una identidad definida investigó sus redes sociales y ahí descubrió que dos tíos, uno jubilado y otro en activo, eran agentes ministeriales de la Fiscalía de Oaxaca, incluso una prima era secretaria en la institución, lugar desde dónde protegían a J.M.L.D.
Por eso cada vez que llegaba a pedir que la “ayudaran” a encontrar al feminicida de su hija se encontraba con la misma respuesta: ¡Ay, señora!, ya viene otra vez.
Un día su desesperación fue tanta que discutió a una supuesta comandante que se burlaba de ella, lo que originó que fuera detenida e internada por sufrir esquizofrenia al menos por dos meses en el hospital psiquiátrico. Estuvo incomunicada y muy sedada hasta que un nuevo médico valoró su condición y tras una semana fue dada de alta.
En 2016, J.M.L.D. fue informado por sus parientes que ya lo habían localizado, emprendió la huida dentro de una pipa que lo llevó hasta la ciudad de México, en algún momento la pipa se detuvo y salió corriendo para ocultarse dentro de un camión repartidor de “Bimbo”, que no tenía placas, y desde ahí fue trasladado a Guadalajara.
Cuando ella informó de lo sucedido, finalmente le hicieron caso. El “presunto responsable” fue detenido y llevado a proceso, uno que ha sido largo y lleno de obstáculos. Incluso, enfrentó una resolución que le dio la libertad, pero ella arremetió con las pruebas, fotografías, videos y testigos, hasta lograr que fuera reaprehendido.
Ahora la incertidumbre la invade, sabe que J.M.L.D. no debe llevar el proceso en libertad, porque es peligroso. En tres ocasiones le ha baleado su casa y de
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acuerdo con el historial delictivo tiene diversos delitos, entre ellos tráfico de drogas y armas, entro otros.
La justicia para Ivonne Guevara Reyes ha sido un tortuoso y largo camino. Este domingo se cumplen 11 años desde que salió de casa para no volver a ocupar su habitación, donde su madre resguarda sus trabajos escolares, sus muñecos, su ropa y su cama.
Por eso Adriana Reyes ha dormido poco y llorado mucho, desde que supo que J.M.L.D. solicitó llevar el proceso judicial en prisión domiciliaria, “si la justicia se lo concede, premiarán a un asesino”.
SEM/sj



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